Japón recuerda hoy uno de los capítulos más dolorosos de su historia, el ocurrido el 11 de marzo de 2011 cuando un terremoto y un subsecuente tsunami dejaron más 20 mil muertos o desaparecidos y provocaron la peor crisis nuclear del país.
Cinco años después del desastre, los japoneses aún lamentan la pérdida de sus seres queridos, mientras que 100 mil de los 160 mil residentes que huyeron de la radiación emanada desde la dañada planta nuclear de Fukushima, siguen sin poder regresar a casa.
Sin embargo, al acercarse el quinto aniversario de la crisis nuclear se hizo pública nueva información relacionada con la catástrofe en Fukushima, operada por la compañía Tokyo Power Electric (Tepco), que aún sigue lidiando con la acumulación de agua contaminada en la planta.
Los japoneses han pagado poco más de 30 mil 584 millones de dólares en gastos relacionados con la crisis nuclear, que inició cuando el tsunami cubrió de agua el sistema de enfriamiento de los reactores provocando que éste se detuviera, desencadenando una fusión en tres unidades.
La fusión es una reacción que se produce cuando dos núcleos sometidos a elevadas temperaturas se fusionan y forman un núcleo más pesado, liberando una gran cantidad de energía nuclear.
Tepco desconocía que se había producido una fusión y lo detectó varios días después, pero lo mantuvo en secreto hasta apenas la semana pasada, cuando admitió que su personal no siguió el reglamento de emergencia que les habría permitido saber lo que ocurría.
Durante el último lustro, la compañía ha realizado trabajos de descontaminación, de gestión del agua contaminada acumulada y otros como reparaciones de fugas, instalación de filtros y construcción de domos sobre los edificios dañados, necesarios para frenar la crisis.
Los costos han sido cubiertos por el gasto fiscal directo del gobierno, de la venta de acciones de Tepco y de una cuenta especial gubernamental a la que contribuyen empresas a través de impuestos, de acuerdo con información del periódico The Japan Times.
Los gastos incluyen mantenimiento a los equipos de administración del agua que ha sido utilizada para mantener fríos los reactores, la evacuación de los residuos radiactivos y el pago de compensaciones por daños.
Sin embargo, pese a todo el trabajo realizado por Tepco en cinco años, la desconfianza persiste y difícilmente Japón logrará quitarse el estigma de haber registrado la peor crisis nuclear del mundo después del desastre en Chernóbil, Ucrania, en 1986.
De hecho, 160 mil residentes en la prefectura de Fukushima fueron evacuados debido a la crisis y de ellos 100 mil aún no han regresado a sus casas, ante las altas concentraciones de radiación que persisten en la región como consecuencia de las fusiones.
De los residentes que siguen evacuados, poco más de 57 mil están viviendo dentro de la prefectura en unidades de vivienda temporal, mientras que 43 mil se encuentran dispersos en todo el resto del archipiélago.
El gobierno japonés ha comenzado a levantar las órdenes de evacuación obligatoria para algunas comunidades de la antigua zona de exclusión que rodea a la planta de Fukushima y planea eliminar las restricciones restantes en marzo del próximo año.
Sin embargo, muchos evacuados de Fukushima son reacios a volver, pues algunos temen que la radiación siga siendo alta y a otros les preocupa perder el apoyo económico que reciben del gobierno y de Tepco si regresan a sus casas.
Pero hay señales, también, de que para algunas personas la vida está volviendo a una apariencia de normalidad, como los pescadores para quienes la crisis fue un duro golpe, pues por mucho tiempo la filtración de agua radiactiva al mar, impidió sus actividades.
En la actualidad, la industria pesquera ha ido recuperándose lentamente, aunque aún enfrenta la reacción de algunos consumidores renuentes a consumir los peces capturados en la zona.
Cinco años después del desastre, los japoneses aún lamentan la pérdida de sus seres queridos, mientras que 100 mil de los 160 mil residentes que huyeron de la radiación emanada desde la dañada planta nuclear de Fukushima, siguen sin poder regresar a casa.
Sin embargo, al acercarse el quinto aniversario de la crisis nuclear se hizo pública nueva información relacionada con la catástrofe en Fukushima, operada por la compañía Tokyo Power Electric (Tepco), que aún sigue lidiando con la acumulación de agua contaminada en la planta.
Los japoneses han pagado poco más de 30 mil 584 millones de dólares en gastos relacionados con la crisis nuclear, que inició cuando el tsunami cubrió de agua el sistema de enfriamiento de los reactores provocando que éste se detuviera, desencadenando una fusión en tres unidades.
La fusión es una reacción que se produce cuando dos núcleos sometidos a elevadas temperaturas se fusionan y forman un núcleo más pesado, liberando una gran cantidad de energía nuclear.
Tepco desconocía que se había producido una fusión y lo detectó varios días después, pero lo mantuvo en secreto hasta apenas la semana pasada, cuando admitió que su personal no siguió el reglamento de emergencia que les habría permitido saber lo que ocurría.
Durante el último lustro, la compañía ha realizado trabajos de descontaminación, de gestión del agua contaminada acumulada y otros como reparaciones de fugas, instalación de filtros y construcción de domos sobre los edificios dañados, necesarios para frenar la crisis.
Los costos han sido cubiertos por el gasto fiscal directo del gobierno, de la venta de acciones de Tepco y de una cuenta especial gubernamental a la que contribuyen empresas a través de impuestos, de acuerdo con información del periódico The Japan Times.
Los gastos incluyen mantenimiento a los equipos de administración del agua que ha sido utilizada para mantener fríos los reactores, la evacuación de los residuos radiactivos y el pago de compensaciones por daños.
Sin embargo, pese a todo el trabajo realizado por Tepco en cinco años, la desconfianza persiste y difícilmente Japón logrará quitarse el estigma de haber registrado la peor crisis nuclear del mundo después del desastre en Chernóbil, Ucrania, en 1986.
De hecho, 160 mil residentes en la prefectura de Fukushima fueron evacuados debido a la crisis y de ellos 100 mil aún no han regresado a sus casas, ante las altas concentraciones de radiación que persisten en la región como consecuencia de las fusiones.
De los residentes que siguen evacuados, poco más de 57 mil están viviendo dentro de la prefectura en unidades de vivienda temporal, mientras que 43 mil se encuentran dispersos en todo el resto del archipiélago.
El gobierno japonés ha comenzado a levantar las órdenes de evacuación obligatoria para algunas comunidades de la antigua zona de exclusión que rodea a la planta de Fukushima y planea eliminar las restricciones restantes en marzo del próximo año.
Sin embargo, muchos evacuados de Fukushima son reacios a volver, pues algunos temen que la radiación siga siendo alta y a otros les preocupa perder el apoyo económico que reciben del gobierno y de Tepco si regresan a sus casas.
Pero hay señales, también, de que para algunas personas la vida está volviendo a una apariencia de normalidad, como los pescadores para quienes la crisis fue un duro golpe, pues por mucho tiempo la filtración de agua radiactiva al mar, impidió sus actividades.
En la actualidad, la industria pesquera ha ido recuperándose lentamente, aunque aún enfrenta la reacción de algunos consumidores renuentes a consumir los peces capturados en la zona.