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Ante la asistencia nutrida de fieles en esta Semana Mayor
Marzo 22, 2016
Dada la nutrida asistencia de fieles que acuden a confesarse en estos días con motivo de la Semana Mayor y previo a los días más importantes a la conmemoración de la Pasión de Cristo, la arquidiócesis sugiere que aquélla sea de manera “exprés” para que la atención sea pronta y expedita.
En retiros espirituales se habla de la importancia de la confesión, pero también se indica que las personas no deben tardar más de tres minutos y deben decir al padre los pecados que han cometido en forma de lista, es decir, si pecaron de soberbia, lujuria, gula, envidia u otros pecados sin abundar tanto en el tema. Esto se aplica para que todos puedan realizar su confesión
Desde el lunes, cientos de fieles se han congregado en iglesias y parroquias de la ciudad para confesarse, siendo este uno de los actos más simbólicos del catolicismo, especialmente en esta Semana Santa para recibir en gracia y vivir la muerte y resurrección de Jesucristo.
“Estamos en una semana de preparación, y confesarnos es importante para poder reconciliarnos con Dios y recibir el cuerpo de Cristo”, explico doña Clara Mendoza, mujer de 70 años y que desde las 7 horas se encontraba esperando para que las puertas del confesionario de la S.I Catedral pudieran abrirse y dar paso a su confesión.
El señor, Jorge Alpuche Ramírez de 65 años, expresó que en la Semana Santa, el momento más importante para el catolicismo es la resurrección, “porque Jesús no muere, resucita y está vivo en nuestros corazones”, agregó.
La señora, Patricia Domínguez Pech, de 57 años, relató que en una confesión las personas deberían ser prudentes y respetar los tiempos de las demás personas, “lo importante es decir únicamente los pecados que se han cometido sin explayarse para que todos puedan realizar este acto de fe”, dijo.
Con base a la información proporcionada por los presentes, para realizar una buena confesión es necesario que la persona, previamente, realice un examen de conciencia, se arrepienta de los pecados cometidos, proponerse no volver a pecar, expresar los pecados al sacerdote quien, es un representante de Dios, y cumplir la penitencia.
