Noticias de Yucatán
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Lo que en un principio fue catalogado como un accidente (derrape de una moto) lo que ocasionó el fallecimiento del joven Jacob Israel Herrera Can, hoy este hecho la misma instancia lo ha catalogado como homicidio. Sin embargo, alrededor del mismo existen toda una serie de incongruencias en datos como horas, situaciones del cuerpo y la moto entre otros, que por ello nos contactaron a la redacción para darlos a conocer.
Al indagar con los vecinos del lugar donde aparentemente ocurrió el homicidio, una avenida del fraccionamiento Juan Pablo II, uno de ellos manifestó que momentos antes de las diligencias efectuadas por las autoridades, pasó por ese sitio y pudo notar que se hallaba ahí una moto tirada sin nadie cercano a ella que la cuidara y sin daño alguno. Al comentarle a su mujer, regresa con ella y esta vez la moto ya presentaba golpes y raspaduras en su costado izquierdo.
Supuestamente unos minutos después, un policía, uno solo, encuentra el cuerpo tirado cerca de la moto y un poste sobre un camellón. Todo esto, en la madrugada del pasado viernes 27 de mayo del presente. Lo extraño es que no hubo ruidos de ambulancias y los vecinos tampoco vieron ningún movimiento inusual en un horario en el que por lo regular hay gente por esas calles.
Trasladan el cuerpo al hospital O’horán y sin embargo aquí también hay discrepancias, la FGE indicó que su ingreso fue a las 4 a.m. y los registros del hospital indican 2 a.m.
Otra irregularidad: el reporte del nosocomio anotó que el joven ingresó para su atención solamente con su pantalón el cual olía mucho a gasolina y el reporte de los agentes ministeriales señalan que estaba vestido con camisa negra, pantalón tipo mezclilla y zapatos.
Jacob fue intervenido el viernes en la noche con una operación que buscaba extraer una gran cantidad de sangre que tenía en el cerebro, sin embargo esto no sirvió de nada falleciendo a las 22:20 de ese mismo día.
El SEMEFO realiza la autopsia del cuerpo de Jacob y determina que las heridas presentadas no son las típicas que sufre un motociclista al derraparse, ya que al valorarlo notan que éste contaba con señales de golpes y estrangulamiento. Es cuando la FGE determina que todo esto es un homicidio ya que Jacob tenía huellas de actos delictivos y no de un accidente vial.
Un detalle muy interesante es una foto del casco que se adjuntó al reporte de la FGE: esta no parece haber sido tomada a este objeto tal y como se podría hallar en un accidente, sino tal parece que fue montado cuidadosamente en el lugar de los hechos para obtener su imagen. Por cierto, supuestamente nadie pudo hallarlo alrededor del accidente pero de pronto surge como prueba.
Cabe destacar que el poste en el cual se impactó Jacob no cuenta con indicios del golpe, nadie escucho el impacto y alrededor de éste se hallaron huellas de botas y algunas manchas de sangre cuya posición las hace notar algo montadas.
Jacob acababa de salir de su trabajo y se dirigía a ver a su hijo de tan solo 11 meses. Su puesto dentro de la empresa era de atención al público y no cargaba efectivo alguno que pudiera ser ambicionado por algún amante de lo ajeno. No tenía vicios, tomaba muy poco y cuando lo hacía era sólo en algunas ocasiones con sus compañeros, según relató el propio gerente del establecimiento. Era muy difícil que tuviera enemigos pues era una persona tranquila y que solo se dedicaba a visitar a su bebé al término de su jornada laboral.
Cabe destacar, que algunos familiares de Jacob solicitaron a la FGE que les enseñaran grabaciones de las cámaras de seguridad existentes en el perímetro del homicidio. Esta petición les fue negada.
Por último, en uno de los comentarios vertidos en la nota publicada con anterioridad sobre el homenaje que le rindieron sus compañeros de la Comunidad Biker de Yucatán la pasada noche del martes 31, alguien mencionó que aproximadamente a la hora en que aconteció el homicidio, escuchó golpes, gritos y a su vez carcajadas en el interior de una casa abandonada cercana al lugar de los hechos.
Lo que en un principio fue catalogado como un accidente (derrape de una moto) lo que ocasionó el fallecimiento del joven Jacob Israel Herrera Can, hoy este hecho la misma instancia lo ha catalogado como homicidio. Sin embargo, alrededor del mismo existen toda una serie de incongruencias en datos como horas, situaciones del cuerpo y la moto entre otros, que por ello nos contactaron a la redacción para darlos a conocer.
Al indagar con los vecinos del lugar donde aparentemente ocurrió el homicidio, una avenida del fraccionamiento Juan Pablo II, uno de ellos manifestó que momentos antes de las diligencias efectuadas por las autoridades, pasó por ese sitio y pudo notar que se hallaba ahí una moto tirada sin nadie cercano a ella que la cuidara y sin daño alguno. Al comentarle a su mujer, regresa con ella y esta vez la moto ya presentaba golpes y raspaduras en su costado izquierdo.
Supuestamente unos minutos después, un policía, uno solo, encuentra el cuerpo tirado cerca de la moto y un poste sobre un camellón. Todo esto, en la madrugada del pasado viernes 27 de mayo del presente. Lo extraño es que no hubo ruidos de ambulancias y los vecinos tampoco vieron ningún movimiento inusual en un horario en el que por lo regular hay gente por esas calles.
Trasladan el cuerpo al hospital O’horán y sin embargo aquí también hay discrepancias, la FGE indicó que su ingreso fue a las 4 a.m. y los registros del hospital indican 2 a.m.
Otra irregularidad: el reporte del nosocomio anotó que el joven ingresó para su atención solamente con su pantalón el cual olía mucho a gasolina y el reporte de los agentes ministeriales señalan que estaba vestido con camisa negra, pantalón tipo mezclilla y zapatos.
Jacob fue intervenido el viernes en la noche con una operación que buscaba extraer una gran cantidad de sangre que tenía en el cerebro, sin embargo esto no sirvió de nada falleciendo a las 22:20 de ese mismo día.
El SEMEFO realiza la autopsia del cuerpo de Jacob y determina que las heridas presentadas no son las típicas que sufre un motociclista al derraparse, ya que al valorarlo notan que éste contaba con señales de golpes y estrangulamiento. Es cuando la FGE determina que todo esto es un homicidio ya que Jacob tenía huellas de actos delictivos y no de un accidente vial.
Un detalle muy interesante es una foto del casco que se adjuntó al reporte de la FGE: esta no parece haber sido tomada a este objeto tal y como se podría hallar en un accidente, sino tal parece que fue montado cuidadosamente en el lugar de los hechos para obtener su imagen. Por cierto, supuestamente nadie pudo hallarlo alrededor del accidente pero de pronto surge como prueba.
Cabe destacar que el poste en el cual se impactó Jacob no cuenta con indicios del golpe, nadie escucho el impacto y alrededor de éste se hallaron huellas de botas y algunas manchas de sangre cuya posición las hace notar algo montadas.
Jacob acababa de salir de su trabajo y se dirigía a ver a su hijo de tan solo 11 meses. Su puesto dentro de la empresa era de atención al público y no cargaba efectivo alguno que pudiera ser ambicionado por algún amante de lo ajeno. No tenía vicios, tomaba muy poco y cuando lo hacía era sólo en algunas ocasiones con sus compañeros, según relató el propio gerente del establecimiento. Era muy difícil que tuviera enemigos pues era una persona tranquila y que solo se dedicaba a visitar a su bebé al término de su jornada laboral.
Cabe destacar, que algunos familiares de Jacob solicitaron a la FGE que les enseñaran grabaciones de las cámaras de seguridad existentes en el perímetro del homicidio. Esta petición les fue negada.
Por último, en uno de los comentarios vertidos en la nota publicada con anterioridad sobre el homenaje que le rindieron sus compañeros de la Comunidad Biker de Yucatán la pasada noche del martes 31, alguien mencionó que aproximadamente a la hora en que aconteció el homicidio, escuchó golpes, gritos y a su vez carcajadas en el interior de una casa abandonada cercana al lugar de los hechos.
