Noticias de Yucatán
Los casos en que los niños suelen actuar de forma agresiva aparecen cuando sus padres son demasiado severos y autoritarios, cuando tienden a ponerles castigos injustos o cuando son demasiado sobreprotectores.
Otro factor que puede influir en la agresividad de los hijos es mostrarles poco cariño. Cuando un niño se siente rechazado o poco querido, puede llegar a desconfiar del mundo en general, llegando a tratar a los demás como él mismo está siendo tratado. Este es el caso de padres demasiado absorbidos por el trabajo, por ejemplo.
La inseguridad de los niños agresivos.
Pega, muerde, insulta… existen muchos motivos por los que
los hijos pueden comportarse de manera agresiva. En primer lugar tendríamos que
detenernos en su temperamento: ¿es nuestro hijo un niño con mucho carácter? ¿Lo
somos nosotros? Sin duda, ésta es una de las causas más frecuentes de la
agresividad infantil.
La agresividad entre los 3 y los 6 años.
La agresividad entre los 3 y los 6 años.
Entre los tres y los seis años, los niños están en una
edad en que todo lo quieren y, si no lo consiguen, su forma de expresar su
impotencia suele ser mediante la agresión, sobre todo cuando llegan a
experimentar una frustración intensa, inesperada o arbitraria.
Los casos en que los niños suelen actuar de forma agresiva aparecen cuando sus padres son demasiado severos y autoritarios, cuando tienden a ponerles castigos injustos o cuando son demasiado sobreprotectores.
Otro factor que puede influir en la agresividad de los hijos es mostrarles poco cariño. Cuando un niño se siente rechazado o poco querido, puede llegar a desconfiar del mundo en general, llegando a tratar a los demás como él mismo está siendo tratado. Este es el caso de padres demasiado absorbidos por el trabajo, por ejemplo.
La inseguridad de los niños agresivos.
El sentimiento provocado por la falta de seguridad es
otro de los principales detonantes de la agresividad. Suele manifestarse cuando
el niño se siente inseguro en el colegio o con sus padres. En ambas
situaciones, es común que termine defendiéndose a golpes o mordidas del primero
que se cruce por su camino.
Lo mismo ocurre cuando existen desacuerdos frecuentes entre los padres en lo que respecta a la educación del niño (padres que se suelen desautorizar unos a otros, por ejemplo). En estos casos, la confusión que siente el pequeño lo lleva a experimentar estados de ansiedad que, a la postre, pueden inducirlo a actuar agresivamente.
Lo mismo ocurre cuando existen desacuerdos frecuentes entre los padres en lo que respecta a la educación del niño (padres que se suelen desautorizar unos a otros, por ejemplo). En estos casos, la confusión que siente el pequeño lo lleva a experimentar estados de ansiedad que, a la postre, pueden inducirlo a actuar agresivamente.
Pero no olvidemos que, sobre todo a estas edades, los
niños tienden a imitar en todo a sus padres. Si tu pequeño te ve actuando de
manera agresiva, quizás porque tuviste un mal día en el trabajo, no sería
extraño que empezara a comportarse de esta misma forma a las primeras de
cambio. Por otra parte, es conveniente que intentes aumentar la autoestima de
tu hijo. Un niño que se siente seguro y muy querido no suele ser agresivo.
¿Niños agresivos o caprichosos?
¿Niños agresivos o caprichosos?
Puede darse el caso de que la agresividad de tu hijo esté
motivada simplemente por su incapacidad para controlar sus impulsos. Siempre
que sea así, debes comprender que es aún muy pequeño para canalizar
correctamente sus corajes, por lo que debes evitar preocuparte en exceso, más
aún si sus arrebatos se presentan de manera esporádica. Lo que debes hacer es
ayudarle a dominarse en cada momento para que sus corajes no terminen
convirtiéndose en una costumbre.
De igual forma, analiza si las rabietas de tu hijo no son fruto, simplemente, de una actitud caprichosa. No es lo mismo un niño mimado que un niño agresivo. Si ese es el problema, cada vez que tu hijo haga una rabieta por un nuevo juguete o unos caramelos, procura no claudicar ante sus exigencias. Al comprobar que no cedes ante sus pataletas dejará de utilizarlas como mecanismo para conseguir satisfacer sus exigencias. Fuente blog Ortografía y Literatura.
De igual forma, analiza si las rabietas de tu hijo no son fruto, simplemente, de una actitud caprichosa. No es lo mismo un niño mimado que un niño agresivo. Si ese es el problema, cada vez que tu hijo haga una rabieta por un nuevo juguete o unos caramelos, procura no claudicar ante sus exigencias. Al comprobar que no cedes ante sus pataletas dejará de utilizarlas como mecanismo para conseguir satisfacer sus exigencias. Fuente blog Ortografía y Literatura.