Noticias de Yucatán
Está ampliamente establecido que el cigarrillo es, por
mucho, la causa número uno de cáncer de pulmón y un factor de riesgo importante
para otros tumores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el
tabaquismo causa aproximadamente un 22 por ciento de las muertes por cáncer en
el mundo y un 71 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón. Aunque estos
datos son más que conocidos, muchos no logran abandonar este hábito. Aún más,
en algunas partes del mundo los fumadores están en aumento.
El oncólogo Carlos Castro, director científico de la Liga
Colombiana Contra el Cáncer, calcula que hay siete millones de personas en el
mundo mueren de enfermedades relacionadas con el tabaco y de esos, un millón
nunca han fumado. En Colombia hay unos 6 millones de fumadores y mueren más o
menos 5 mil personas por cáncer de pulmón, cada año. “Estamos ante un panorama de una enfermedad que
se puede prevenir, pero que cuando aparece incurable, pues se descubre
usualmente cuando el tumor ya está avanzado y con un pronóstico difícil: menos
del 5 por ciento están vivos a los cinco años, todos suelen morir los primeros
dos años”, dice Castro.
Al abandonar al tabaquismo se estaría “previniendo entre el 20 y el 30 por ciento de
los cánceres en general y más del 80 por ciento de los cánceres de pulmón”,
asegura el experto. “Si un fumador decidiera dejar el cigarrillo hoy, dentro de
15 años el factor de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón sería casi igual al
de alguien que no ha fumado; del 50 por ciento lo bajas al
5 por ciento”, dice Castro. Sin embargo, lograr este cambio de
hábito ha sido una labor titánica, principalmente por la adicción que genera la
nicotina que podría ser más fuerte que la que genera la cocaína, según se ha
comprobado. “Dejar de fumar provoca un efecto insoportable:
la persona se pone ansiosa, de mal humor, irritable. No es fácil dejarlo”,
agrega el médico.
Lograrlo, sin embargo, no es imposible. El primer paso,
según el experto, es convencerse de que se puede y del beneficio de dejar el
tabaco. “Vale la pena por no tener la irritación en la
garganta que genera fumar, por respirar mejor, por que la boca no te huele feo.
En general, por tener una mejoría en la sensación de bienestar”, afirma
Castro. Además, dejar el tabaco también se vería reflejado en el entorno del
fumador. La OMS explica que “el humo del tabaco contiene
más de 4000 productos químicos, de los cuales se sabe que al menos 250 son
nocivos, y más de 50 causan cáncer”. Se calcula que un sexto
de las muertes por cáncer de pulmón corresponde a personas que nunca fumaron,
pero que estuvieron expuestas al humo ajeno.
Por su parte, dejar el cigarrillo produce efectos
positivos casi inmediatos en el cuerpo. A corto plazo, la salud en general
mejora: corazón y pulmones se vuelven más fuertes; las encías y dientes son más
sanas, la piel es más lozana; se recupera el olfato y el gusto; desaparece la
tos constante del fumador e incluso la vida sexual se ve altamente beneficiada.
A mediano y largo plazo, el riesgo de padecer de enfermedades coronarias,
diabetes y cáncer disminuye considerablemente.
El segundo paso, según el experto, es buscar ayuda. “La
nicotina genera adicción y un adicto es un enfermo. Por eso hay que tratarlo
como tal”, dice. Para ello, recomienda apoyarse en estrategias como el uso de
parches de nicotina o terapias para disminuir la ansiedad que genera la
abstinencia del tabaco. El último paso, es crear conciencia del daño de este
producto. “Hace 20 años la prevalencia era 23 fumadores
por 100 mil adultos. Hoy vamos en 18. Aunque hemos descubierto que ha
disminuido la prevalencia de fumadores adultos, en adolescentes está aumentando
porque ellos son las víctimas de toda la propaganda que promueve fumar”, dice
Castro.
“Sí, todos nos vamos a morir, pero en nosotros
también está la decisión de crear las condiciones en las que vamos a envejecer
y los años que queremos vivir. El cigarrillo nos acorta de manera
dramática la posibilidad de vivir tranquilos”, concluye el experto.