Papa admite errores al valorar abusos en Chile

11 abril 2018
Noticias de Yucatán 
El papa Francisco admitió que cometió “errores graves” al evaluar el escándalo de los abusos sexuales perpetrados por un clérigo católico en Chile y convocó a los 32 obispos del país sudamericano a Roma.

Francisco envió una inesperada carta a los purpurados chilenos reunidos en su asamblea anual en este balneario -ubicado a 120 kilómetros al noroeste de Santiago-, en la que resumió aspectos de su visita a Chile en enero y su nueva mirada sobre las agresiones sexuales a menores tras conocer el informe de su enviado especial a Chile, monseñor Charles Scicluna. 

“He incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada”, dijo en un párrafo de la misiva que los obispos recibieron el martes. 

Agregó que “desde ya pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo también personalmente, en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas”. 

Francisco aludía a los 69 testimonios que Scicluna y el reverendo Jordi Bertomeu reunieron en Nueva York y Santiago sobre el obispo de Osorno, Juan Barros, acusado por las víctimas de encubrir al cura Fernando Karadima, expulsado del sacerdocio por abuso sexual de menores y sentenciado en 2011 a una vida de penitencia y oración. Karadima había sido un favorito de la jerarquía católica y sus víctimas acusaron a varios jerarcas de encubrirlo para proteger la reputación de la Iglesia. 

Durante la visita a Chile el pontífice trató a las víctimas públicas de Karadima de calumniadores y aseveró que nunca se habían acercado a él para aportarle pruebas o testimonios contra Barros. 

Sin embargo, muchos obispos chilenos y la propia junta asesora del papa sobre abusos sexuales habían puesto en duda la aptitud de Barros para encabezar una diócesis dadas las acusaciones de las víctimas de que estuvo presente y no hizo nada para impedir los abusos de Karadima. 

En tanto, una investigación de The Associated Press demostró que una larga y detallada carta sobre las agresiones sexuales sufridas a manos de Karadima por el periodista Juan Carlos Cruz había sido entregada a Francisco en 2015. 
A pesar de ello ese año el papa designó a Barros obispo de la diócesis de Osorno, en el sur del país, tras sostener que la Iglesia había investigado las denuncias y las consideraba infundadas. Francisco las calificó de “calumnias” y en dos ocasiones rechazó la renuncia de Barros. 

Pero tras su viaje a Chile en enero e insinuaciones de que no conocía toda la información, envió a Scicluna a investigar el escándalo.Scicluna, un héroe para las víctimas de abusos sexuales y una espina en el flanco de los jerarcas que se oponen a su intransigencia frente a los pedófilos, informó a Francisco sobre sus entrevistas el mes pasado. 

La visita de Scicluna, prolongada por la necesidad de someterse a una operación de emergencia de la vesícula biliar, despertó grandes expectativas en Chile. El tiempo adicional permitió a Scicluna y Bertomeu recibir testimonios de víctimas de otros depredadores sexuales y dejó implícito que el problema que ha echado por tierra la credibilidad de la Iglesia en Chile no se limitaba a Barros o Karadima. 

Las víctimas sostienen que el escándalo de Barros es apenas emblemático de una cultura en la Iglesia chilena que encubre a los abusadores, les aplica sanciones mínimas o los traslada en lugar de aplicar la política estadounidense de expulsar al abusador después de la primera falta. 

Hay cinco diócesis a la espera de obispos nuevos en Chile, incluida la de Santiago, donde el arzobispo, cardenal Riccardo Ezzati, debe retirarse al cumplir los 76 años. 

Esto allana el camino para un cambio de rumbo en el país si Francisco opta por ello.
AP
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