El afecto que vecinos y
comerciantes le tienen a este peludo de cuatro patas que deambula en
inmediaciones del zócalo de la ciudad de Oaxaca, los llevó a bautizarlo
con el nombre de “Mazapán”.
Mazapán no es solo un perro
callejero, pues además de juguetón y amigable, también acompaña a los
protagonistas de la protesta social en sus marchas, a los maratonistas al
cruzar la meta y a los recién casados saliendo del templo de Santo Domingo de
Guzmán.
Es un estupendo bailarín
durante las festividades tradicionales que no se espanta con los fuegos
artificiales ni la quema de los “toritos”. A este can peludo le gustan los
bailes de Guelaguetza de Oaxaca, conocidos como calendas.
Los vecinos de la zona están
pidiendo que “Mazapán” sea considerado patrimonio cultural de Oaxaca, ya que
ayudaría a una reducción importante de perros callejeros que lamentablemente
sufren día a día, y así dar un ejemplo a los demás lugar y estados del país.
EuropaPress