La activista Ana Baquedano Celorio opinó que las páginas que
distribuyen fotos íntimas de mujeres son síntomas de una enfermedad social
latente. Para no darles más poder a esas personas, deben dejar de darles
promoción, no hablar ni decir sus nombres, y a quienes son víctimas de
extorsión, denunciar inmediatamente.
A través de grupos de compra-venta en Facebook, usuarios
“venden” fotos íntimas de mujeres desnudas o con poca ropa. El precio varía
dependiendo la chica, pero el interesado tiene que depositar a una cuenta de
Saldazo. Por lo menos, un pack de 15 fotos cuesta 100 pesos, además de que
existe otra página web que opera de manera similar y con toda impunidad.
Al respecto, la promotora de que se castigue por ley la
pornovenganza en Yucatán, indicó que aún queda mucho por avanzar en el sistema
de participación de justicia, pero hay mucho que se puede hacer. Este tipo de
páginas y conductas “son el síntoma de una enfermedad social donde no
respetamos la intimidad de las demás personas”.
Entonces, para la activista la mejor forma de apoyar es
revisar nuestras conductas, ver cómo reaccionamos ante estas cosas, reaccionar
a favor de la personas que son expuestas y no del agresor.
Además, agregó que lo mejor es dejar de entrar a estas
páginas, no darles tráfico, no mencionar sus nombres para no darles promoción y
permitir que el proceso de justicia se lleve, pues las denuncias son
importantes.
Movimiento #MeToo
Ante los procesos lentos de impartición de justicia y de
impunidad, esta plataforma, opinó, es una excelente opción. No se trata de una
cacería de brujas o arruinar la vida a alguien, como muchas personas han
denunciado, sino de reivindicar experiencias, devolverles a las mujeres la
dignidad, demostrarles que les creemos, subrayó.
En cuanto al suicidio del rockero Vega Gil, quien fue
denunciado en esta plataforma, comentó que toda vida humana vale, pero en este
caso se trata de salud mental, pero las denuncias y visibilidad que tuvieron
pueden abrir a un diálogo que falta tener. “Nos hace falta darnos cuenta que sí
es acoso, que sí es violencia, que no se puede seguir permitiendo”, expresó.
Por lo tanto, no hay que quitarle el valor a este sistema de
denuncias. El movimiento es importante.
Incluso, la banda Botellita de Jerez afirmó que el suicidio
de Vega Gil no es culpa de #MeToo. “Hacemos un llamado a nuestros seguidores de
ambos géneros a no caer en provocaciones y polarizaciones. Consideramos que la
terminación del proyecto de Botellita de Jerez queda en un segundo plano
respecto a un tema fundamental: avanzar en los esfuerzos para deponer la
violencia contra las mujeres”, subrayaron los artistas en un sus redes
sociales.
La Jornada Maya