La científica china Shi Zhengli está dispuesta a abrir las
puertas del controvertido laboratorio de la ciudad china de Wuhan para
descartar las acusaciones de que fue allí donde se creó el coronavirus.
La declaración sorpresa de la profesora Shi Zhengli a la BBC
se produce cuando un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se
prepara para viajar a Wuhan en enero para hacer una investigación sobre los
orígenes del virus SARS-CoV-2.
El remoto distrito de Tongguan, en la provincia
suroccidental china de Yunnan, es de difícil acceso en el mejor de los casos.
Cuando un equipo de la BBC intentó visitarlo recientemente, fue imposible.
Agentes de policía vestidos de civil y otros oficiales en
autos sin distintivos nos siguieron durante kilómetrosa lo largo de
caminos estrechos y llenos de baches, deteniéndose cuando lo hacíamos y
retrocediendo con nosotros cuando nos veíamos obligados a dar la vuelta.
Encontramos obstáculos en nuestro camino, incluido un camión
"averiado", que los lugareños confirmaron que había sido colocado al
otro lado de la carretera unos minutos antes de nuestra llegada.
Y nos encontramos con puestos de control en los que hombres
no identificados nos dijeron que su trabajo era mantenernos fuera.
A primera vista, todo esto podía parecer un esfuerzo
desproporcionado dado nuestro destino previsto, una mina de cobre abandonada y
anodina en la que, en 2012, seis trabajadores sucumbieron a una misteriosa
enfermedad que finalmente se cobró la vida de tres de ellos.
Pero la pandemia de covid-19 le ha dado un nuevo significado
a su tragedia, que de otro modo casi con certeza se habría olvidado en gran
medida.
Esas tres muertes están ahora en el centro de una importante
controversia científica sobre los orígenes del virus y la cuestión de si
provino de la naturaleza o de un laboratorio.
Y los intentos de las autoridades chinas de evitar que
lleguemos al sitio son una señal de lo duro que están trabajando para controlar
la narrativa.