Antes de morir, José Manuel alardeaba ser el dueño de un arma. Tras unas horas de estar tomando, en un lugar ‘clandestino’ donde venden y dejan beber alcohol en la azotea, pese a la pandemia, el hombre se disparó en el cuello.
El sábado por la tarde, José Manuel, dos amigos integrantes de la Marina y una mujer se reunieron para tomar alcohol en calles de la alcaldía Coyoacán.
Fue uno de los asistentes quien invitó a los reunidos a ir a un domicilio, en donde por la venta de cervezas, ofrecen un lugar en la azotea para ingerir las bebidas embriagantes.
Por eso, ellos acudieron a la manzana 47 lote 11, de la calle Juana Gutiérrez, en la colonia Carmen Serdán. Ahí, sentados en sillas de plástico instaladas en la azotea, los amigos de José Manuel pasaron la tarde.
Así entre alcohol y pláticas, escuchaban al hombre presumir su arma. Ellos, lo veían manipularla y lo escuchaban decir que era suya.
Ya al anochecer, en el lugar se escuchó una detonación. Al voltear, los asistentes vieron a José Manuel ensangrentado con un tiro a la cabeza y el arma en la mano. Ellos abandonaron el lugar y a su amigo.
Fue el propietario del negocio quién llamó a los paramédicos y a la policía para que acudieran al sitio y ayudaran a José Manuel.
Cuando los agentes arribaron, se encontraron con Luis Enrique, uno de los marinos que regresó al lugar para rescatar su mochila, y quien fue trasladado a la agencia del Ministerio Público para declarar.
