Los diputados federales de Movimiento Ciudadano (MC) solicitaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares para que el gobierno de México suspenda de manera inmediata la construcción del tramo 5 del Tren Maya, y exigir la reparación del daño ocasionado al medio ambiente y a las comunidades indígenas que habitan en su ruta.
La bancada naranja señaló que el gobierno desobedeció las distintas órdenes de jueces federales para suspender la obra, y continúan con la construcción, a la cual calificaron como “ecocida e ilegal”.
“De no frenar esta obra inmediatamente y resarcir su daño, el ecocidio será irreparable, pues se continuará atentando contra las 21 áreas naturales protegidas en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, las especies en peligro de extinción, los ríos subterráneos y hasta los vestigios históricos de la de la región”, destacó el grupo parlamentario.
Los diputados federales acusaron el incumplimiento de los amparos promovidos por las comunidades que habitan en su ruta y de las asociaciones ambientalistas que buscan impedir que continúe la destrucción de áreas naturales.
”No solamente incumplen la garantía del derecho a un medio ambiente sano y de acceso a la justicia, sino también la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales”, señaló MC este viernes 3 de febrero.
Selva de Calakmul y el impacto del Tren Maya
Las máquinas retroexcavadoras se abren paso en la selva para construir las vías del Tren Maya, el proyecto de 20 mil millones de dólares impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, busca abrir el paso al turismo en el sureste mexicano.
Los troncos de los árboles recién derribados para abrir la brecha de 40 metros de ancho se apilan a ambos lados de la estrecha carretera que lleva a las ruinas de la mítica ciudad Maya.
Los rugidos de los monos aulladores resuenan en lo alto de esas pirámides casi desiertas, desde las que sólo se ve un mar verde. El proyecto insignia del gobierno de México busca abrir este recóndito lugar hasta tres millones de turistas al año y espera que eso se traduzca en desarrollo económico para algunas de las zonas más empobrecidas del país.
“El tren va a traer más turistas, va a haber más empleo para nosotros los guías”, dice Miguel Ángel, un guía de turistas, bajo la sombra de un árbol repleto de lianas. “Pero va a ser un fuerte golpe para la naturaleza”.
Fonatur, encargada de la obra, asegura que el tren resolverá la falta de infraestructura de transporte en el sureste de México, lo cual ha provocado “que no todos los destinos turísticos de la zona se hayan desarrollado plenamente”.
Además, el plan contempla construir complejos hoteleros y comercios alrededor de las estaciones del tren, que también servirá para transportar mercancías, desde combustibles hasta productos de la creciente agroindustria de la región.
Pero los 1 mil 500 kilómetros que recorrerá por la península de Yucatán pasarán por ecosistemas únicos, como los cenotes y ríos subterráneos de la Riviera Maya, lo que levantó el año pasado una oleada de críticas y demandas que incluso detuvo temporalmente las obras.
Ahora el foco está puesto en el arranque de los trabajos en el tramo que cruza la reserva de Calakmul, que forma parte de la selva maya, la mayor extensión de bosque tropical de América después del Amazonas.
En Xpujil, la principal localidad de la zona de Calakmul, los militares trabajan en las obras del tren a pesar de que un juez ordenó que se detuvieran. El magistrado aceptó en 2020 el amparo presentado por el Consejo Regional Indígena de Xpujil, que denunció que el proyecto no se consultó debidamente con la población.