Hace 19 años, Alejandrina Castillo Gutiérrez participó del brazo de su madre en una manifestación contra el aborto cuando apenas tenía cuatro meses de edad. Hoy, es una de las estudiantes de Arquitectura que acudieron a la glorieta de Montejo a protestar por la construcción del paso deprimido, que derivó en la brutal represión del 4 de julio.
"Hace 19 años ella me estaba cargando y ahora estaba de mi mano, junto a mí, igual que toda mi familia, defendiendo una causa en la que creemos", afirma la joven universitaria, quien "por una micra de segundo" se salvó de ser golpeada en la glorieta, pues su padre la bajó a tiempo de la maquinaria de la discordia.
"No importa tu causa, no importa si defiendes tu petróleo, tu bandera o tu glorieta, no hay razón para que te caigan a golpes de esa manera tan salvaje", subraya Alejandrina, al relatar la experiencia que vivió.
El caso de la joven ha llamado la atención porque circula en las redes sociales un recorte del Diario donde aparece en la manifestación del 18 de junio de 1992, siendo una bebé, del brazo de su madre Rina Gutiérrez Cervera, y una foto en la que se le ve con un cubreboca en la manifestación del Monumento a la Patria, para protestar por la golpiza.
"Mi mamá está feliz que por iniciativa propia haya decidido unirme a la manifestación pacífica de la glorieta. Lo hice porque como estudiante de Arquitectura (de la Uady) sé que el paso deprimido no es la mejor solución y, además es mucho dinero que bien se puede invertir en cosas más provechosas para la gente", afirma la joven.
"Por eso me uní a mis compañeros que no estaban de acuerdo con el proyecto. Además, mis abuelitas son vecinas de esa zona que no quieren que se haga el túnel y desaparezca la glorieta, así que tenía un motivo más", relata Alejandrina, en una entrevista en su domicilio.
"Cuando vi que empezaron los golpes, me subí al tractor pensando que allí estaría segura, pero nunca me imaginé lo que sucedería poco después.
"Estaba allí cuando vino una señora, que ahora ya sé quién es, y al tiempo que me empujaba me dijo: 'tengo órdenes de bajarles de acá a como dé lugar'. En ese momento llegó mi papá (José Luis Castillo Alcocer) y me dijo: 'Alejandrina bájate'. Por el empujón caí sobre él y luego me sacó de allí, gracias a Dios no nos golpearon, a mi papá sólo le robaron la cartera...
"Ahora sí que mi papá me salvó la vida, pues por una micra de segundo que me hubiera tardado en bajar, hubiera terminado en el hospital. Vi cómo le pegaron al cónsul y a los demás que estaban allí, fue brutal...
"Fuera de que digan manifestantes, panistas, priistas, grupos de choque, lo que sea, son seres humanos y no creo que un ser humano con moral pueda golpear a otro con tanta saña.
"Hubo un momento en el que exploté, al ver tanto salvajismo, al sentir tanta impotencia, no sabía qué hacer, si entraba me golpeaban y si me quedaba detrás de la valla no podía hacer nada... le pedí a un policía que llamara a las unidades para que frenaran la agresión, pero sólo simuló llamar por su radio...
"Ya luego me llevaron a casa de mi abuelita que vive cerca, todos estábamos asustados, mi prima tenía la camisa llena de sangre porque ayudó a un chavito que le rompieron la cabeza, tuvo fractura de cráneo. Y en eso oigo en el radio que la alcaldesa (Angélica Araujo Lara) ¡negaba que hubo agresión, que no había heridos!, ¡no era posible!...
"Todo esto que pasó me abrió los ojos, me hizo ver una realidad que no me gustó, me creó más conciencia. La brutal represión en la glorieta ¡fue la gota que derramó el vaso!.. yo creo que ya hay más conciencia ciudadana.
"Las autoridades habían pintado a Mérida como la ciudad de la paz, la glorieta de la paz, era la paz porque a todos nos tenían abajo de algo, en el momento que quisimos decir: bueno, ¿qué está pasando?, no responden: ¡no te asomes!. Bueno, entonces, no es la ciudad de la paz, ¡es la ciudad de la represión!..
"Para mí Angélica Araujo no es la alcaldesa del PRI, es la representante de Mérida y como tal, fuera cual fuera su partido, debía defender a los ciudadanos de Mérida. No tiene por qué salir a defender a unos y acusar a otros, debe dar la cara por todos y ver que se haga justicia.
"No sé si Shakira es o no un distractor, pero el concierto no nos hará olvidar la golpiza en la glorieta. Shakira se va, pero la ciudad queda, tenemos que interesarnos más en lo que está pasando en Mérida...
"Hay gente que dice que esto se olvida en dos meses, eso me duele, me da tristeza, pero, como dicen las mantas: 'Los golpes pasan, ¡pero la indignación, no!".- Félix Ucán Salazar