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Pasadas las 07:00 horas del martes 10 de julio, dos drones fueron enviados a sobrevolar la casa del secretario de Seguridad Pública de Baja California, Gerardo Sosa Olachea, ubicada en la colonia Los Laureles, en Tecate.
Al menos uno de los drones estaba equipado con cámara y audio, además tenía amarradas dos granadas de fragmentación que no detonaron cuando las dejaron caer, quedando así frustrado el ataque, como reportó el semanario Zeta.
En comentarios a Zeta, Sosa Olachea señaló que el frustrado ataque probablemente lo realizó uno de los cárteles de la droga que operan en la zona, algunos de los cuales han sido objeto de recientes operativos que han derivado en la incautación de cargamentos de droga y el desmantelamiento de laboratorios para procesar drogas.
En el área operan el Cártel de Tijuana, el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El incidente del 11 de julio fue el primero en que un cártel mexicano usó un dron armado para llevar a cabo un ataque, señaló Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus iniciales en inglés). Sin embargo, según Small Wars Journal, la "inoperabilidad" de los artefactos explosivos indica que se trató de una forma de intimidar al funcionario, más que de un ataque real.
En diciembre de 2017, Daily Beast informó sobre el primer supuesto incidente en el que se descubrió un dron armado como parte del arsenal de un cártel mexicano para ejecutar un ataque.
Los hechos ocurrieron cuando policías federales detuvieron un SUV robado en una carretera cerca de Salamanca, Guanajuato. Sin embargo, al registrar el auto encontraron en la parte trasera, un dron listo para volar, cargado de explosivos y preparado para detonar por medio de control remoto.
Fue la primera vez que se encontró un vehículo aéreo no tripulado armado en manos de un grupo del crimen organizado.
Estos hechos reflejan que los cárteles mexicanos podrían estar utilizando drones armados para atacar a quienes obstaculizan sus operaciones criminales, un indicio de la expansión del uso de esta tecnología más allá del transporte de drogas y en labores de vigilancia.
Para el exdirector de operaciones internacionales de la DEA, las recientes evidencias indican que los drones podrían ser el "método del futuro" que utilizarían los cárteles mexicanos.
LOS DRONES DEL NARCO
Un análisis realizado por InSight Crime apunta a que los drones se están volviendo populares entre los grupos criminales y los agentes del orden de toda Latinoamérica, por su capacidad para llevar a cabo vigilancia y tráfico de drogas.
Una fuente de la DEA dijo al centro de investigación que, desde 2014, los cárteles mexicanos han contratado trabajadores locales para encomendar la construcción de drones a su medida, que son utilizados para traficar cocaína y otras drogas por la frontera México-Estados Unidos.
En contra parte, las fuerzas de seguridad en México también han recurrido a los drones para transmitir imágenes y videos en tiempo real, con el fin de identificar las ubicación de sitios claves donde los cárteles almacenan drogas y armas o realizan otras actividades criminales.
Lo mismo ocurre con autoridades estadounidenses para cooperar en la llamada "guerra contra las drogas" y en el enfrentamiento de los grupos criminales en México.
Mike Vigil dijo a InSight Crime que, a medida que el hampa de México continúa fragmentándose, el crimen organizado puede empezar a utilizar drones como un "arma ofensiva, pues no implican pérdidas humanas, quienes –en algunos casos-- están bien entrenados y entienden cabalmente las operaciones de los cárteles".
Huffington Post México.