Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
Japón es uno de los destinos más fascinantes del mundo. Tiene un no sé qué carismático en cada una de sus facetas que cautiva. Desde las películas de Kitano hasta la filosofía Zen que se respira en los templos centenarios, pasando por su historia trepidante o tradiciones tan coloridas como el festival de Awa Odori, la fiesta anual de danza que se celebra en la isla de Shikoku. Nada en Japón deja indiferente, y no se puede evitar pensar que toda la cultura nipona está forjada y moldeada por la sobrecogedora naturaleza y geografía de sus islas. Probablemente el mejor secreto guardado a los turistas que casi exclusivamente visitan Japón por su cultura.
Japón es un gigantesco archipiélago que se extiende desde el sur de Rusia al este de Taiwán por casi 3.000 kilómetros, la distancia que hay entre Cádiz y Estocolmo. 6.852 islas montañosas que gozan de clima templado septentrional a subtropical. Montañas, bosques, ríos caudalosos, grandes nevadas, prístinos arrecifes de coral, olas perfectas. Los tesoros naturales que alberga el país son excepcionales, con un potencial para los deportes outdoor que pocos países pueden ofrecer. Yo tengo centenares de destinos seleccionados que espero visitar algún día… Le recomiendo seis, con algunas alternativas, para que vaya a “tiro hecho” por si usted se me adelanta.
[1] Buceo en Okinawa
Justo al sur, más cerquita de Taiwán que de Tokio, la prefectura de Okinawa la forman varios pequeños archipiélagos. Goza de unos arrecifes mimados por la corriente cálida del Japón donde más de 200 especies de coral crecen y decenas de miles de especies marinas del Pacífico habitan. En sus aguas es posible tener encuentros con tiburones de arrecife, tortugas, peces de colorida librea y grandes ballenas yubartas, aunque esto solo en invierno. La isla principal cuenta con más de 50 puntos de inmersión, pero la región de Yayema, a 400 km al sur, es fantástica. Allí en la isla de Ishigaki se encuentra una colonia de grandes mantas rayas, un encuentro submarino muy especial. Más hacia el este está la isla Yanoguni que tiene el honor de poseer un punto de inmersión conocido más en los espacios televisivos sobre hechos sobrenaturales que en el submarinismo: las ruinas submarinas. Descubiertas en 1986, todavía no se sabe si son fenómenos naturales o reliquias de una antigua civilización, esta sí que es una inmersión única. Y por si le entra la morriña mientras visita Okinawa, en la isla Shimoji, más cerca de la isla principal, se encuentra el punto de buceo Antonio Gaudí, una serie de cuevas interconectadas y con focos de luz que recuerdan a los diseños del arquitecto español.
[2] Esquí en Niseko
De los mares subtropicales vamos al norte de Japón, a la altura de Vladivostok, donde la corriente de aire frío que barre Hokkaido desde el mar de Ojotsk deposita en sus montañas una nieve en polvo de calidad premium, de las mejores del mundo. En Niseko hay una montaña que no es el monte Fuji, pero se le parece como dos gotas de agua, el monte Yotei, un volcán activo con cuatro estaciones de esquí que se extienden por sus laderas. 48 kilómetros de pistas y un mundo fuera de ellas entre valles de pinos. Las cuatro estaciones están intercomunicadas, así que los grandes esquiadores pueden disfrutar de ellas con un solo pase. La primera que esquiaría yo sería Niseko Village por las pistas que se adentran en los bosques con unas vistas y unos parajes sobrecogedores, eso sí, algunas con pendientes respetables.
Una alternativa a Niseko es Hakuba, en la isla principal de Honsu, bastante más cerca de Tokio. Albergó los Juegos Olímpicos de 1998 y cuenta con picos de más de 3.000 metros, nueve estaciones y algunas pistas de más de ocho kilómetros. Aquí tampoco se puede fallar.
[3] Senderismo por la ruta sagrada Kumano Kodo Iseji
Situado al sur de Tokio, en la prefectura Kodo, hay una ruta de 170 km de peregrinaje, sagrada para los japoneses y Patrimonio de la Humanidad: la ruta Kumano Kodo Iseji. Transcurre por la sierra de los montes Kii, entre densos bosques sumidos en la niebla, pasos de montaña, caminos empedrados centenarios, ríos, cascadas y templos. La ruta une tres grandes santuarios a través de paisajes sobrecogedores. No es extraño que la espiritualidad del sintoísmo y el budismo se pueda sentir en estos parajes, incluso si usted no procesa religión alguna. Pero no se equivoque, aun siendo una ruta de peregrinación es demandante físicamente en algunos pasos de montaña como Hajikami, Miura o Magose. Un consejo, haga un pequeño desvío hacia la “espalda del elefante” cuando pase Magose-toge, allí las vistas son espectaculares.
Destinos alternativos: Kamikochi en el Parque Nacional Chubu-Sangaku, en Nagano, a 1.500 metros de altitud en las estribaciones del monte Oku-Hotaka, de 3.190 metros. El monte Aso, en el Parque Nacional Aso-Kuju en Kumamoto, parece una construcción extraterrestre, pero es una cadena de unos 15 volcanes activos, rodeados por praderas, bosques y lagos. Se puede acceder al borde de los volcanes aún activos y después de la caminata darse un baño en las termas naturales del balneario de Nagayu. Pero si lo que le ha llamado la atención es la espiritualidad, la isla de Shikoku le ofrece una ruta por 88 templos, eso sí, son 1.200 km... a lo mejor tendría que alargar su estancia para completarla.
[4] Cicloturismo Shimanami kaido
60 kilómetros que conectan Honshu con Shikoku, pasando por seis pequeñas islas con infinidad de puntos que visitar y una costa con paisajes marinos impresionantes del mar interior Seto. Shimanami Kaido se inauguró en 1999, por lo que los puentes que unen las islas son muy modernos y con pendientes relativamente suaves, ya que se pensó en el ciclismo durante su diseño, algunos superan el kilómetro de distancia. Así que la ruta está a la altura de casi todas las piernas, todas si se alquila una e-bike, y es posible realizarla en un solo día para el ciclista de nivel medio. Aunque lo suyo es que perderse por cada una de las islas y visitar sus secretos, por ejemplo, el castillo pirata de los Murakami en la isla Innoshima.
Una ruta alternativa, sobre todo si se está practicando submarinismo en las islas Yaeyama, es recorrer la isla Ishigaki, montañosa con bosques subtropicales donde viven especies autóctonas y es posible disfrutar de uno de los paisajes más bellos de Japón como es la bahía Kabira.
[5] Surfing en Izu Shirohama
Como la mayoría de los surfistas son un poco frikis había que buscar algo cerca de Tokio para compaginar sus aficiones “Manga-Tecno”, en la gran urbe, con la afición de cabalgar las olas. Izu Shirohama, en la península de Izu, solo a 10 minutos de la estación de autobuses de Shimoda, es la playa más grande de la zona y uno de los spots favoritos de la estrella “naciente” del surf Hiroto Arai, el primer japonés que se clasifica en la WCT. Aquí la rompiente se parece a algunas del "lazo de oro australiano" y el entorno con el agua azul y la arena blanca es de los más bellos. Los surfistas foráneos, sea cual sea su nivel, son bienvenidos por los surferos locales amables y siempre dispuestos a ayudar. Apunte, las mejores olas se pillan con marea de tifón. La alternativa, y más cerca de Tokio, es la bahía de Sagami, considerada la cuna del surf nipón. Toda una gran concha donde se pueden encontrar incontables rompientes y decenas de tiendas y escuelas relacionadas con este deporte. La parte buena es que suele haber muchas olas, la mala es que puede que esté un poquito masificada.
[6] Montañismo en el Parque Nacional Daitsuzan
Tratándose de un país dominado por cadenas montañosas, el montañismo es una de las actividades casi ineludibles. Y para ello nada mejor que poner rumbo al Parque Nacional de Daitsuzan, en Hokkaido, donde se pueden contemplar los picos Asahidake, Tomuraush o las cadenas montañosas de Tokachi e Ishikari, esta última la única no volcánica. Los autóctonos Ainus lo llaman “El patio de recreo de los dioses”. La altura media es de 2.000 metros, pero debido a la latitud septentrional, la montañas rivalizan con otras más altas pero meridionales. Puntos de interés son las gargantas Sounkyo y Tenninkyo con paredes de más de 100 metros de altitud formadas por columnas poligonales, y el "Mar de Árboles" de Tokachi-Mitsumata, una caldera volcánica de 10 km de circunferencia y 30.000 años de antigüedad colonizada por un bosque mixto de árboles de hoja caduca y perenne maravilloso.
Destino alternativo es la Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad Yakushima, a muchos seguro que le suena porque sus paisajes inspiraron escenas de la película de animación La Princesa Mononoke. Se encuentra a 60 km al sur de la última gran isla de Japón, Kyushu, una isla montañosa con montes como el Miyanoura-dake de 1935 metros. Está cubierta por densas selvas de cedros, que aportan una atmósfera irreal al paisaje y donde viven 20.000 macacos autóctonos. Desde sus valles a sus cimas se puede pasar de un clima subtropical a subártico. Un punto que no se puede perder es las cataratas de 80 metros de altura Oko no Taki, una de las 100 más bellas de Japón.
Fuente: El País
Japón es uno de los destinos más fascinantes del mundo. Tiene un no sé qué carismático en cada una de sus facetas que cautiva. Desde las películas de Kitano hasta la filosofía Zen que se respira en los templos centenarios, pasando por su historia trepidante o tradiciones tan coloridas como el festival de Awa Odori, la fiesta anual de danza que se celebra en la isla de Shikoku. Nada en Japón deja indiferente, y no se puede evitar pensar que toda la cultura nipona está forjada y moldeada por la sobrecogedora naturaleza y geografía de sus islas. Probablemente el mejor secreto guardado a los turistas que casi exclusivamente visitan Japón por su cultura.
Japón es un gigantesco archipiélago que se extiende desde el sur de Rusia al este de Taiwán por casi 3.000 kilómetros, la distancia que hay entre Cádiz y Estocolmo. 6.852 islas montañosas que gozan de clima templado septentrional a subtropical. Montañas, bosques, ríos caudalosos, grandes nevadas, prístinos arrecifes de coral, olas perfectas. Los tesoros naturales que alberga el país son excepcionales, con un potencial para los deportes outdoor que pocos países pueden ofrecer. Yo tengo centenares de destinos seleccionados que espero visitar algún día… Le recomiendo seis, con algunas alternativas, para que vaya a “tiro hecho” por si usted se me adelanta.
[1] Buceo en Okinawa
Justo al sur, más cerquita de Taiwán que de Tokio, la prefectura de Okinawa la forman varios pequeños archipiélagos. Goza de unos arrecifes mimados por la corriente cálida del Japón donde más de 200 especies de coral crecen y decenas de miles de especies marinas del Pacífico habitan. En sus aguas es posible tener encuentros con tiburones de arrecife, tortugas, peces de colorida librea y grandes ballenas yubartas, aunque esto solo en invierno. La isla principal cuenta con más de 50 puntos de inmersión, pero la región de Yayema, a 400 km al sur, es fantástica. Allí en la isla de Ishigaki se encuentra una colonia de grandes mantas rayas, un encuentro submarino muy especial. Más hacia el este está la isla Yanoguni que tiene el honor de poseer un punto de inmersión conocido más en los espacios televisivos sobre hechos sobrenaturales que en el submarinismo: las ruinas submarinas. Descubiertas en 1986, todavía no se sabe si son fenómenos naturales o reliquias de una antigua civilización, esta sí que es una inmersión única. Y por si le entra la morriña mientras visita Okinawa, en la isla Shimoji, más cerca de la isla principal, se encuentra el punto de buceo Antonio Gaudí, una serie de cuevas interconectadas y con focos de luz que recuerdan a los diseños del arquitecto español.
[2] Esquí en Niseko
De los mares subtropicales vamos al norte de Japón, a la altura de Vladivostok, donde la corriente de aire frío que barre Hokkaido desde el mar de Ojotsk deposita en sus montañas una nieve en polvo de calidad premium, de las mejores del mundo. En Niseko hay una montaña que no es el monte Fuji, pero se le parece como dos gotas de agua, el monte Yotei, un volcán activo con cuatro estaciones de esquí que se extienden por sus laderas. 48 kilómetros de pistas y un mundo fuera de ellas entre valles de pinos. Las cuatro estaciones están intercomunicadas, así que los grandes esquiadores pueden disfrutar de ellas con un solo pase. La primera que esquiaría yo sería Niseko Village por las pistas que se adentran en los bosques con unas vistas y unos parajes sobrecogedores, eso sí, algunas con pendientes respetables.
Una alternativa a Niseko es Hakuba, en la isla principal de Honsu, bastante más cerca de Tokio. Albergó los Juegos Olímpicos de 1998 y cuenta con picos de más de 3.000 metros, nueve estaciones y algunas pistas de más de ocho kilómetros. Aquí tampoco se puede fallar.
[3] Senderismo por la ruta sagrada Kumano Kodo Iseji
Situado al sur de Tokio, en la prefectura Kodo, hay una ruta de 170 km de peregrinaje, sagrada para los japoneses y Patrimonio de la Humanidad: la ruta Kumano Kodo Iseji. Transcurre por la sierra de los montes Kii, entre densos bosques sumidos en la niebla, pasos de montaña, caminos empedrados centenarios, ríos, cascadas y templos. La ruta une tres grandes santuarios a través de paisajes sobrecogedores. No es extraño que la espiritualidad del sintoísmo y el budismo se pueda sentir en estos parajes, incluso si usted no procesa religión alguna. Pero no se equivoque, aun siendo una ruta de peregrinación es demandante físicamente en algunos pasos de montaña como Hajikami, Miura o Magose. Un consejo, haga un pequeño desvío hacia la “espalda del elefante” cuando pase Magose-toge, allí las vistas son espectaculares.
Destinos alternativos: Kamikochi en el Parque Nacional Chubu-Sangaku, en Nagano, a 1.500 metros de altitud en las estribaciones del monte Oku-Hotaka, de 3.190 metros. El monte Aso, en el Parque Nacional Aso-Kuju en Kumamoto, parece una construcción extraterrestre, pero es una cadena de unos 15 volcanes activos, rodeados por praderas, bosques y lagos. Se puede acceder al borde de los volcanes aún activos y después de la caminata darse un baño en las termas naturales del balneario de Nagayu. Pero si lo que le ha llamado la atención es la espiritualidad, la isla de Shikoku le ofrece una ruta por 88 templos, eso sí, son 1.200 km... a lo mejor tendría que alargar su estancia para completarla.
[4] Cicloturismo Shimanami kaido
60 kilómetros que conectan Honshu con Shikoku, pasando por seis pequeñas islas con infinidad de puntos que visitar y una costa con paisajes marinos impresionantes del mar interior Seto. Shimanami Kaido se inauguró en 1999, por lo que los puentes que unen las islas son muy modernos y con pendientes relativamente suaves, ya que se pensó en el ciclismo durante su diseño, algunos superan el kilómetro de distancia. Así que la ruta está a la altura de casi todas las piernas, todas si se alquila una e-bike, y es posible realizarla en un solo día para el ciclista de nivel medio. Aunque lo suyo es que perderse por cada una de las islas y visitar sus secretos, por ejemplo, el castillo pirata de los Murakami en la isla Innoshima.
Una ruta alternativa, sobre todo si se está practicando submarinismo en las islas Yaeyama, es recorrer la isla Ishigaki, montañosa con bosques subtropicales donde viven especies autóctonas y es posible disfrutar de uno de los paisajes más bellos de Japón como es la bahía Kabira.
[5] Surfing en Izu Shirohama
Como la mayoría de los surfistas son un poco frikis había que buscar algo cerca de Tokio para compaginar sus aficiones “Manga-Tecno”, en la gran urbe, con la afición de cabalgar las olas. Izu Shirohama, en la península de Izu, solo a 10 minutos de la estación de autobuses de Shimoda, es la playa más grande de la zona y uno de los spots favoritos de la estrella “naciente” del surf Hiroto Arai, el primer japonés que se clasifica en la WCT. Aquí la rompiente se parece a algunas del "lazo de oro australiano" y el entorno con el agua azul y la arena blanca es de los más bellos. Los surfistas foráneos, sea cual sea su nivel, son bienvenidos por los surferos locales amables y siempre dispuestos a ayudar. Apunte, las mejores olas se pillan con marea de tifón. La alternativa, y más cerca de Tokio, es la bahía de Sagami, considerada la cuna del surf nipón. Toda una gran concha donde se pueden encontrar incontables rompientes y decenas de tiendas y escuelas relacionadas con este deporte. La parte buena es que suele haber muchas olas, la mala es que puede que esté un poquito masificada.
[6] Montañismo en el Parque Nacional Daitsuzan
Tratándose de un país dominado por cadenas montañosas, el montañismo es una de las actividades casi ineludibles. Y para ello nada mejor que poner rumbo al Parque Nacional de Daitsuzan, en Hokkaido, donde se pueden contemplar los picos Asahidake, Tomuraush o las cadenas montañosas de Tokachi e Ishikari, esta última la única no volcánica. Los autóctonos Ainus lo llaman “El patio de recreo de los dioses”. La altura media es de 2.000 metros, pero debido a la latitud septentrional, la montañas rivalizan con otras más altas pero meridionales. Puntos de interés son las gargantas Sounkyo y Tenninkyo con paredes de más de 100 metros de altitud formadas por columnas poligonales, y el "Mar de Árboles" de Tokachi-Mitsumata, una caldera volcánica de 10 km de circunferencia y 30.000 años de antigüedad colonizada por un bosque mixto de árboles de hoja caduca y perenne maravilloso.
Destino alternativo es la Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad Yakushima, a muchos seguro que le suena porque sus paisajes inspiraron escenas de la película de animación La Princesa Mononoke. Se encuentra a 60 km al sur de la última gran isla de Japón, Kyushu, una isla montañosa con montes como el Miyanoura-dake de 1935 metros. Está cubierta por densas selvas de cedros, que aportan una atmósfera irreal al paisaje y donde viven 20.000 macacos autóctonos. Desde sus valles a sus cimas se puede pasar de un clima subtropical a subártico. Un punto que no se puede perder es las cataratas de 80 metros de altura Oko no Taki, una de las 100 más bellas de Japón.
Fuente: El País