“Cansados de denunciar”

10 diciembre 2014
Noticias de Yucatán ()

Quejas de vecinos por olores de una planta industrial

Vecinos de fraccionamientos cercanos a la planta de harina de maíz de Maseca en la carretera Mérida-Progreso, sobre todo de Las Américas, aguantan diariamente (a veces mañana y tarde) malos olores emitidos por esa fábrica debido a fallas en sus lagunas de oxidación, sin que alguna autoridad intervenga, pese a las quejas.
Colonos de ese fraccionamiento y directivos de Sadasi -constructora de Las Américas -, así como vecinos de La Ceiba, Temozón Norte y Dzityá han denunciado los hechos innumerables veces ante las autoridades federales, estatales y municipales por lo menos desde 2011, pero nadie actúa y ellos dicen: “Ya estamos cansados”.
Esa planta, que tiene certificaciones internacionales de control ambiental, es parte de Gimsa, perteneciente a su vez a Gruma, el consorcio de alimentos fundado por Roberto González Barrera, con presencia en más de cien países, y es considerada “empresa socialmente responsable”.
El olor que emana de la planta de Maseca es “fétido, ácido, como a animal muerto mojado o a maíz húmedo podrido”, dicen los vecinos.
Según uno de ellos, el ingeniero químico Román Arias Casellas, que no conoce las instalaciones de Maseca por dentro, ese mal olor es el característico del cocimiento del maíz y proviene probablemente de fallas en las lagunas de oxidación de la planta, donde se lleva al cabo el tratamiento de las aguas residuales generadas en ese proceso que contienen sólidos orgánicos provenientes del maíz. Esto es, en teoría, explica Arias, lo que provocaría los fuertes y desagradables olores cerca de la planta y que nadie quiere resolver.
Ex empleados del lugar, entrevistados por Central 9, la Unidad de Investigación Periodística de Grupo Megamedia, informan que la planta de Maseca cuenta con cinco o seis lagunas de oxidación con capacidad de 8,000 metros cúbicos cada una, y que en medio de esas lagunas hay una montaña de sedimentos de hasta 6,000 metros cúbicos, salvo en la primera laguna donde hay un “serpentín” que trata los sólidos flotantes. En la segunda laguna hay algo de sedimento, pero en las restantes la cantidad es grande, dicen.
Hace cinco años, aproximadamente, una empresa contratada por Gimsa, recuerda Arias Casellas, extraía esos sedimentos, pero un nuevo gerente de la planta suspendió el servicio desde 2010, aparentemente por falta de presupuesto.
Desde entonces y hasta ahora los malos olores se extienden por una zona y, según los vecinos, la pestilencia se siente en la mañana y en la tarde, dependiendo de la corriente de los vientos. “Ya nos cansamos de denunciarlo y que nadie nos haga caso”, afirma Arias Casellas.
La primera denuncia formal contra la planta de Maseca la presentó el ingeniero Jorge Euán Góngora, director de Gestión y Control de Obra de Sadasi, en enero de 2011, ante el ayuntamiento de Angélica Araujo Lara, pero no hubo respuesta.
Con la nueva administración de Renán Barrera, el mismo Euán denunció otra vez por escrito, en octubre y diciembre de 2012, y pidió la adopción de medidas correctivas. Estas demandas siguieron en 2013 y 2014.
En octubre de 2011, la Asociación de Residentes del Club de Golf La Ceiba dirigió una carta a los funcionarios de la planta, solicitándoles su intervención para resolver el problema, pero aquí tampoco hubo respuesta.
Ante “la insoportable pestilencia”, esa asociación envió más cartas con el mismo fin a la Profepa, la Secretaría de Salud, la Seduma, la Semarnat y la Comisión Nacional del Agua.
Por si fuera poco, en abril de 2012, los propios colonos de Las Américas entregaron un escrito a la entonces gobernadora Ivonne Ortega Pacheco en el que le pedían atender el problema, pero también fueron ignorados.
Esto no ocurrió inicialmente con la subdirectora de Ecología y Residuos Sólidos en el gobierno de Angélica Araujo, Nora Zimbeck Peña, quien en febrero de 2011 reconoció la existencia de los malos olores y hasta recomendó a Maseca poner una “cortina de árboles rompe vientos” alrededor de las lagunas de oxidación.
Empero, en noviembre de ese año, la misma funcionaria cambió de opinión y mediante el oficio 0306/SERSIA/11, en respuesta a la carta del ingeniero Euán, le informa que personal del Ayuntamiento recorrió casi cien sitios del fraccionamiento Las Américas, durante diez días en septiembre y octubre de ese año, y “no se percibieron malos olores”.
El tres de abril de 2013, el entonces director de Protección contra Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud, Luis Jorge Parra Arceo, respondió a Sadasi que, aunque las denuncias de malos olores no son competencia de esa dependencia, se “realizó una visita de verificación sanitaria” a las instalaciones de la planta “y al momento de la revisión no se percibieron malos olores, ni se observó fauna nociva”.
Los inspectores también visitaron Las Américas, a 700 metros de Maseca, dice el oficio, y de “igual forma” tampoco “percibieron algún olor desagradable”.
Por su parte, la Profepa respondió a los vecinos de La Ceiba que ante la denuncia de los malos olores “no se identifican infracciones a la normatividad ambiental federal” en la planta de Maseca, y turnó el caso a otras dependencias federales, estatales y municipales, que también se declararon incompetentes.
El subdirector de Ecología y Residuos Sólidos del actual ayuntamiento de Mérida, Elgar Pech Canul, en el oficio 049/SERSIA/12, del 26 de noviembre de 2012, le comunica a Sadasi que inspectores de esa dependencia sintieron los malos olores en Las Américas y en la periferia y hasta identificaron los sitios “donde se percibe con mayor intensidad”. Sin embargo, dos años han pasado desde entonces y el caso sigue abierto.- Hernán Casares Cámara.
De un vistazo
Un caso prolongado
Las denuncias de vecinos del norte de la ciudad por olores que emanan de la planta de Maseca ya tienen varios años. En enero de 2013 la Subdirección de Ecología y Residuos Sólidos del ayuntamiento de Mérida le comunicó a la empresa Sadasi, constructora del fraccionamiento Las Américas, que personal de esa oficina visitó la planta de harina y “constató que ésta cuenta con un adecuado sistema de tratamiento de aguas residuales por medio de lagunas de oxidación”.
Sintieron los olores
El oficio, sin embargo, precisa que “en la diligencia practicada se pudo percibir el olor que se genera por el proceso de cocción del maíz, característico de aguas residuales de nixtamal”, por lo que esa dependencia emitió el acuerdo P/SPMIA/2013, en el que se ordena a los directivos de la planta “aplicar medidas correctivas para mitigar en su totalidad los olores generados por el tratamiento de aguas residuales, con el objeto de evitar perjuicios a la salud de los habitantes del área circunvecina”.
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