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Para la investigadora Ligia Vera Gamboa, la combinación de la actividad sexual más temprana de los jóvenes y la falta de información suficiente representa una bomba de tiempo en torno a las infecciones de transmisión sexual (ITS).
La insuficiente información, de acuerdo con la especialista del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Uady, tiene como aliados a antiguos tabúes sobre la sexualidad y la doble moral —“no quisiera volver a decirlo, pero desgraciadamente es una realidad”— que prevalecen en un estado tan conservador como Yucatán.
La doctora Vera subraya que, al no haber orientación suficiente, los jóvenes se inician en la actividad sexual sin protección —“llámese condón, hay que decirlo por su nombre”— y esto lleva a diversas situaciones, como son embarazos en adolescentes o infecciones de tranmisión sexual.
“A esto tenemos que unirle la globalización, que impacta en nuestro núcleo familiar”, prosigue. “Por necesidades económicas, papá y mamá tienen que trabajar y los chicos se quedan solos en casa; hay mayor permisividad para los adolescentes, que están en cualquier lugar a toda hora, sin que papá y mamá, por obvia razón de sus ocupaciones, estén pendientes de ellos”.
Otro factor en contra, explica, es que en la etapa de la adolescencia se piensa en la invulnerabilidad y los jovencitos creen que a cualquiera le puede pasar todo, pero no a ellos, y esto hace que no se protejan e incursionen en prácticas sexuales de mucho riesgo que los pueden conducir a infecciones.
Al abundar sobre la insuficiente información ensexualidad señala:
“Lo he dicho en otras ocasiones: no sólo en Yucatán, sino en todo México y yo diría que hasta en toda Latinoamérica, creemos que si escondemos la cabeza para no ver las cosas, éstas no van a ocurrir. Es el síndrome del avestruz. Esto no funciona. Aunque yo esconda la cabeza las cosas seguirán pasando.
“Efectivamente, hay muchos mitos y tabúes que hacen que las nuevas generaciones, en especial, no estén recibiendo la información adecuada”.
La investigadora universitaria dice que la educación en la sexualidad es algo que compete a todos: a padres, padres, maestros, medios de comunicación y, por supuesto, al sector salud.
“Hago un llamado a papás y mamás a que estén pendientes de sus hijos”, señala. “Sé que a veces no tenemos el tiempo suficiente, pero el poquito que podamos es bueno que se los dediquemos y establezcamos una comunicación efectiva, no sólo de regaños y de señalarles lo mal que se están portando o haciendo algo. Esto último es la manera más fácil de hacer que no se abran y no se sientan en confianza…”
“Hay que establecer esta comunicación efectiva, sobre todo dándoles el amor suficiente para sentir la confianza de que papá y mamá van a estar allá cuando lo requiera la situación”.
La doctora Vera recalca que el sector público y las organizaciones de la sociedad civil vinculadas al tema están haciendo la parte que les corresponde, pero es necesario el apoyo de los padres y las madres de familia para obtener mejores resultados en el combate a las infecciones.
La sífilis sigue como fuerte amenaza: Yucatán, con la mayor prevalencia
Como fantasmas, las infecciones de transmisión sexual rondan sobre los yucatecos y tienen a la sífilis como punta de lanza que sigue causando grandes estragos, principalmente entre los jóvenes.
Las estadísticas más recientes confirman a Yucatán como el estado con mayor prevalencia en sífilis, luego de cerrar 2014 con una tasa de 12.49 casos por cada 100,000 habitantes.
Ligia Vera Gamboa, investigadora del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), cita entre las causas de esa tendencia la actividad sexual cada vez más temprana de los jóvenes, sin información suficiente que les permita prevenir enfermedades.
También menciona como otros factores el hecho de que se sigue considerando la sexualidad como algo privado y se ven estas infecciones como fruto de “pecado”, lo cual refuerza antiguos tabúes.
De acuerdo con la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud federal, hasta la semana 33 —con corte al 23 de agosto— este año se reportaban en Yucatán 182 nuevos casos de sífilis adquirida y cinco de sífilis congénita. En 2014, en estas mismas fechas se conocían 178 en el primer caso y 14 en el segundo.
El mayor número de infectados en lo que va del año es de varones: 117, contra 65 mujeres.
En sífilis adquirida sólo dos estados superan a Yucatán en número de nuevos casos, pero hay que considerar que tienen mayor número de habitantes y, por tanto, la tasa de prevalencia es menor. Se trata del Distrito Federal, con 276 enfermos, y Baja California, con 199. Chihuahua reporta este año 182, igual número que Yucatán.
La sífilis es una infección curable, causada por una bacteria que ingresa al cuerpo mediante las membranas mucosas o piel “erosionada”, es decir, rota o cortada. Se va directo al torrente sanguíneo y se adhiere a las células.
Si el enfermo o la enferma no reciben tratamiento oportuno y adecuado, el mal va progresando por etapas.
“Cuando una persona tiene sífilis, aunque es en general en todas las infecciones de transmisión sexual, se triplica la posibilidad de infección por VIH”, subraya la doctora Vera Gamboa. “Por estrategia se ha establecido que al detectarse un caso de VIH tenemos que buscar sífilis y otras infecciones. Si se detecta sífilis, entonces hay que buscar VIH”.
En una entrevista, la investigadora también subraya que no hay que perder de vista la infección por virus de papiloma humano, otra de las enfermedades con alta incidencia en Yucatán que tiene relación con el cáncer cérvico uterino.
Al principio de la plática, la doctora Vera hace notar que las infecciones de transmisión sexual “son algo de todos los días”: la Organización Mundial de la Salud reporta que a diario se infecta un millón de personas con alguna de las aproximadamente 30 enfermedades de ese tipo que existen en el mundo.
Esto indica, de acuerdo con la entrevistada, que cada año se suman a las estadísticas oficiales más de 360 millones de nuevos infectados.
En el caso específico de la sífilis, que representa una de las principales amenazas, Ligia Vera explica que su desarrollo se divide en dos etapas: “La primera es de una fase aguda en lo que se conoce como chancro, que es una especie de úlcera, o de grano más bien, un absceso no abierto cuya característica particular es que no duele, y como no duele, no llama la atención y las personas no hacen algo para ver qué está pasando”.
“Con el paso del tiempo, esto desaparece y puede llegar a la segunda etapa, que es asintomática pero causa afectación en las personas”, agrega.
Sobre la apatía o la indiferencia de muchas personas ante esta enfermedad, la profesional dice que, además de la información insuficiente, hay quienes siguen considerando que la sexualidad es “algo privado”. Otros, a pesar del control oficial, pueden conseguir clandestinamente los antibióticos y se automedican, muchas veces sin el tratamiento indicado.
“Se sigue considerando a estas enfermedades como venéreas, de pecado, de cuestiones sexuales, y muchas personas no van a atenderse”, continúa. “Por otro lado, también se ha reportado fármaco-resistencia. Son elementos que hacen que la enfermedad permanezca”.
Otro factor que pesa en la incidencia de las infecciones de transmisión sexual es la falta de información, sobre todo la que se debe dirigir a la población joven.
La doctora Vera Gamboa explica esta situación en los siguientes términos:
“Hoy por hoy nuestra sociedad no cuenta con una educación formal de la sexualidad, y cuando hablamos de esto no sólo nos referimos a lo que se enseña en la escuela sino a lo que se enseña en casa.
“La educación de la sexualidad incluye valores, y esos valores generalmente se inculcan en casa y se reafirman en la escuela y en otros espacios de socialización. Cuando revisamos las estadísticas vemos que los adolescentes se están iniciando cada vez más tempranamente en la actividad sexual —estamos hablando de 14 años más o menos—, pero lo hacen sin la información suficiente”.
