Noticias de Yucatán
En menos de 60 años, los oriundos de la ciudad de México que decidieron cambiar su residencia y volverse yucatecos pasaron de 526 en 1960 (según el censo de ese año), a más de 46,000 en 2014, de acuerdo con cálculos del Inegi-Conapo.
La mayor parte de ese flujo migratorio y de otros en el resto del país ha ocurrido en los últimos 25 años, explica el economista Antonio Osorio Acevedo, director de Información Sistemática de la Península (ISP).
En esos años, dice, se intensificó la desconcentración en el país y la consolidación de nuevas regiones metropolitanas. La migración interna dejó de ser sólo de los espacios rurales a los urbanos, para ser de un espacio urbano a otro.
—En este sentido —dice Osorio Acevedo—, Mérida se convirtió en un polo urbano atractivo para trabajar y vivir que atrajo, y lo sigue haciendo, flujos migratorios de otras partes del país, aunque no tan cuantiosos como los que llegan a Toluca, Querétaro, Cancún o Reynosa.
En 1970, de acuerdo con los censos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, se contabilizaron 1,717 personas nacidas en el Distrito Federal, pero avecindadas en Yucatán. En 1990, la cifra subió a 17,742; en 2000, a 25,434, y en 2010, a 33,137.
De 2010 a 2014, el número de capitalinos con residencia en el Estado creció en 13,306 personas para llegar a 46,443. De esta cantidad, un 70% —32,451— vive en Mérida.
Según Osorio Acevedo, la mayor parte de los inmigrantes de la ciudad de México no viene a Yucatán por falta de oportunidades labores.
Por el contrario, muchos tienen preparación académica y experiencia laboral, lo que les ha permitido insertarse en la vida económica de la ciudad y aprovechar sus ventajas.
—Una buena parte de ellos llega a ocupar puestos de trabajo como administradores en el sector terciario a nivel directivo, compitiendo ventajosamente con la mano de obra local, lo que propicia el ascenso de los inmigrantes en la estructura laboral.
Las zonas metropolitanas del interior de la República, incluyendo la de Mérida, agrega, se han beneficiado con la llegada de este tipo de población, en promedio, mejor calificada.
La ISP levantó en 2014 una encuesta entre miembros de la comunidad de capitalinos residentes en Mérida y detectó, por ejemplo, que la mayor parte de ellos trabaja en el sector servicios, particularmente en el comercio, las comunicaciones, el sector gubernamental y en los servicios profesionales independientes.
En un principio, revela la encuesta de ISP, muchos de ellos se establecieron en colonias como el fraccionamiento Yucalpetén, Residencial Pensiones etapas IV, V y VI; Los Pinos, La Florida, Brisas, Brisas del Norte, Buenavista, Campestre, Jardines de Mérida, San Esteban y Francisco de Montejo.
Luego, conforme aumentó el flujo migratorio, los capitalinos comenzaron a ocupar casas en San Ramón, Altabrisa, Benito Juárez Norte, Monterreal, Montebello, Las Américas y Ciudad Caucel.
En menos de 60 años, los oriundos de la ciudad de México que decidieron cambiar su residencia y volverse yucatecos pasaron de 526 en 1960 (según el censo de ese año), a más de 46,000 en 2014, de acuerdo con cálculos del Inegi-Conapo.
La mayor parte de ese flujo migratorio y de otros en el resto del país ha ocurrido en los últimos 25 años, explica el economista Antonio Osorio Acevedo, director de Información Sistemática de la Península (ISP).
En esos años, dice, se intensificó la desconcentración en el país y la consolidación de nuevas regiones metropolitanas. La migración interna dejó de ser sólo de los espacios rurales a los urbanos, para ser de un espacio urbano a otro.
—En este sentido —dice Osorio Acevedo—, Mérida se convirtió en un polo urbano atractivo para trabajar y vivir que atrajo, y lo sigue haciendo, flujos migratorios de otras partes del país, aunque no tan cuantiosos como los que llegan a Toluca, Querétaro, Cancún o Reynosa.
En 1970, de acuerdo con los censos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, se contabilizaron 1,717 personas nacidas en el Distrito Federal, pero avecindadas en Yucatán. En 1990, la cifra subió a 17,742; en 2000, a 25,434, y en 2010, a 33,137.
De 2010 a 2014, el número de capitalinos con residencia en el Estado creció en 13,306 personas para llegar a 46,443. De esta cantidad, un 70% —32,451— vive en Mérida.
Según Osorio Acevedo, la mayor parte de los inmigrantes de la ciudad de México no viene a Yucatán por falta de oportunidades labores.
Por el contrario, muchos tienen preparación académica y experiencia laboral, lo que les ha permitido insertarse en la vida económica de la ciudad y aprovechar sus ventajas.
—Una buena parte de ellos llega a ocupar puestos de trabajo como administradores en el sector terciario a nivel directivo, compitiendo ventajosamente con la mano de obra local, lo que propicia el ascenso de los inmigrantes en la estructura laboral.
Las zonas metropolitanas del interior de la República, incluyendo la de Mérida, agrega, se han beneficiado con la llegada de este tipo de población, en promedio, mejor calificada.
La ISP levantó en 2014 una encuesta entre miembros de la comunidad de capitalinos residentes en Mérida y detectó, por ejemplo, que la mayor parte de ellos trabaja en el sector servicios, particularmente en el comercio, las comunicaciones, el sector gubernamental y en los servicios profesionales independientes.
En un principio, revela la encuesta de ISP, muchos de ellos se establecieron en colonias como el fraccionamiento Yucalpetén, Residencial Pensiones etapas IV, V y VI; Los Pinos, La Florida, Brisas, Brisas del Norte, Buenavista, Campestre, Jardines de Mérida, San Esteban y Francisco de Montejo.
Luego, conforme aumentó el flujo migratorio, los capitalinos comenzaron a ocupar casas en San Ramón, Altabrisa, Benito Juárez Norte, Monterreal, Montebello, Las Américas y Ciudad Caucel.