Aprovechando una de las expediciones de nuestro amigo, el espeleólogo Sergio Grosjean (y Abimerhi) en los alrededores del poblado de Homún, tuvimos la muy buena suerte de conocer a un señor conocido como Don Seven.
Este personaje es carpintero y en esa ocasión se ocupaba, en compañía de su hijo, a elaborar unas escaleras de madera para poder tener acceso cómodo a un impresionante cenote. Nos ocupábamos de tomar foros de diversas plantas y ya Sergio nos había comentado de la abundancia del Ik´abam (Croton Humilis).
Don Seven, podemos decir, me salvó de no tener problemas severos con la vista o quizá quedar ciego, pues en cuanto me enseñó la planta quise tomar una hoja por curiosidad y saber si olía a algo.
Afortunadamente, él me advirtió de no tocarla cuando mi mano estaba ya a unos centímetros de esta planta.
El Iikaban (crotonhumilis), Ik’abam, ekbalam (maya), pepperbush (inglés) es un pequeño arbusto de hasta un metro de altura, de hojitas color verde grisáceos, con pequeñas vellosidades y que al frotarlas exhalan un aroma similar al de la salvia.
En medicina tradicional tiene diversos usos: para curar el paludismo, diaforético (provoca sudor abundante para eliminar toxinas y microbios), estimulante y expectorante.
También se le emplea para curar la sífilis, úlceras crónicas, sarna, infecciones de la piel y trastornos urinarios.
El cocimiento se debe preparar con muy pequeña cantidad de la planta ya que contiene sustancias activas muy fuertes que pueden resultar tóxicas.
La vida da vueltas y recientemente Don Seven tuvo molestias graves en los riñones (así que pudimos ahora ayudarle). Ya había acudido a dos doctores y aparte de lo que le recetaron curiosamente ambos galenos le recomendaron que si podía que utilizase el Chintok.
Amablemente, el espeleólogo se lo proporcionó y Don Seven ya expulsó siete piedras. Con este testimonio se sigue comprobando la eficacia de esta maravillosa planta.
Mi nuevo correo es: victorhugo.moringa@gmail.com
Este personaje es carpintero y en esa ocasión se ocupaba, en compañía de su hijo, a elaborar unas escaleras de madera para poder tener acceso cómodo a un impresionante cenote. Nos ocupábamos de tomar foros de diversas plantas y ya Sergio nos había comentado de la abundancia del Ik´abam (Croton Humilis).
Don Seven, podemos decir, me salvó de no tener problemas severos con la vista o quizá quedar ciego, pues en cuanto me enseñó la planta quise tomar una hoja por curiosidad y saber si olía a algo.
Afortunadamente, él me advirtió de no tocarla cuando mi mano estaba ya a unos centímetros de esta planta.
El Iikaban (crotonhumilis), Ik’abam, ekbalam (maya), pepperbush (inglés) es un pequeño arbusto de hasta un metro de altura, de hojitas color verde grisáceos, con pequeñas vellosidades y que al frotarlas exhalan un aroma similar al de la salvia.
En medicina tradicional tiene diversos usos: para curar el paludismo, diaforético (provoca sudor abundante para eliminar toxinas y microbios), estimulante y expectorante.
También se le emplea para curar la sífilis, úlceras crónicas, sarna, infecciones de la piel y trastornos urinarios.
Puede causar ceguera
Sin embargo, hay que tomar ciertas precauciones en el manejo de esta planta, ya que si cae en la piel el jugo de sus hojas o tallos produce una molesta irritación que tarda mucho rato en quitarse; también hay que evitar que el jugo tenga contacto con los ojos, pues puede causar ceguera.El cocimiento se debe preparar con muy pequeña cantidad de la planta ya que contiene sustancias activas muy fuertes que pueden resultar tóxicas.
La vida da vueltas y recientemente Don Seven tuvo molestias graves en los riñones (así que pudimos ahora ayudarle). Ya había acudido a dos doctores y aparte de lo que le recetaron curiosamente ambos galenos le recomendaron que si podía que utilizase el Chintok.
Amablemente, el espeleólogo se lo proporcionó y Don Seven ya expulsó siete piedras. Con este testimonio se sigue comprobando la eficacia de esta maravillosa planta.
Mi nuevo correo es: victorhugo.moringa@gmail.com