A una acción urgente contra la “colosal crisis humanitaria” de los refugiados conminaron hoy a la comunidad internacional el Papa Francisco junto a los líderes ortodoxos Hieronymos y Bartolomé I, en una declaración conjunta firmada aquí.
Durante una visita al campo de refugiados de Moria en esta ciudad, capital de la isla griega de Lesbos, los tres exponentes religiosos firmaron el documento en el cual expresaron “profunda preocupación” por la “situación trágica” de los migrantes que buscan llegar a Europa huyendo de situaciones de conflicto.
“La opinión mundial no puede ignorar la crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales”, indicó el documento.
El texto fue suscrito en griego y en inglés, por el líder católico, el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Hieronymos, y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.
La firma tuvo lugar después que los tres pastores saludaran de mano, consolaran y bendijeran a decenas de refugiados que permanecen en el campo, dedicado a la identificación, solicitud de asilo o repatriación.
El documento sostuvo que la tragedia de la migración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos.
“Desde Lesbos, nosotros hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que responda con valentía, afrontando esta crisis humanitaria masiva y sus causas subyacentes, a través de iniciativas diplomáticas, políticas y de beneficencia, como también a través de esfuerzos coordinados entre Oriente Medio y Europa”, añadió.
Como líderes religiosos se comprometieron a promover la resolución de conflictos a través del diálogo y la reconciliación, además de reconocer los esfuerzos realizados para ayudar a los refugiados, los migrantes y los solicitantes de asilo.
Instaron a alcanzar urgentemente un consenso internación amplio y un programa de asistencia para sostener el estado de derecho, para defender los derechos humanos fundamentales en esta situación que “se ha vuelto insostenible”.
Llamaron a proteger las minorías, combatir la trata y el contrabando de personas, eliminar las rutas inseguras, como las que van a través del Mar Egeo y de todo el Mediterráneo, y para impulsar procesos seguros de reasentamiento.
Pidieron garantizar ayuda a las naciones involucradas en el socorro a los migrantes y manifestaron su solidaridad con el pueblo griego que, pese a sus propias dificultades económicas, respondió con generosidad a la crisis.
“Juntos imploramos firmemente por el fin de la guerra y la violencia en Medio Oriente, una paz justa y duradera, así como el regreso digno de quienes fueron forzados a abandonar sus hogares”, continuaron.
Solicitaron a las comunidades religiosas incrementar sus esfuerzos para recibir, asistir y proteger a los refugiados de todas las confesiones, y que los servicios de asistencia trabajen para coordinar sus esfuerzos.
“Hasta que dure la situación de necesidad, pedimos a todos los países que extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son idóneos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final rápido de los conflictos actuales”, precisaron.
Tras la firma del texto, los tres exponentes religiosos se trasladaron a un conteiner contiguo a la carpa donde tuvo lugar la ceremonia y allí almorzaron con un grupo de ocho refugiados de diversas nacionalidades y credos.
Durante una visita al campo de refugiados de Moria en esta ciudad, capital de la isla griega de Lesbos, los tres exponentes religiosos firmaron el documento en el cual expresaron “profunda preocupación” por la “situación trágica” de los migrantes que buscan llegar a Europa huyendo de situaciones de conflicto.
“La opinión mundial no puede ignorar la crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales”, indicó el documento.
El texto fue suscrito en griego y en inglés, por el líder católico, el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Hieronymos, y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.
La firma tuvo lugar después que los tres pastores saludaran de mano, consolaran y bendijeran a decenas de refugiados que permanecen en el campo, dedicado a la identificación, solicitud de asilo o repatriación.
El documento sostuvo que la tragedia de la migración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos.
“Desde Lesbos, nosotros hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que responda con valentía, afrontando esta crisis humanitaria masiva y sus causas subyacentes, a través de iniciativas diplomáticas, políticas y de beneficencia, como también a través de esfuerzos coordinados entre Oriente Medio y Europa”, añadió.
Como líderes religiosos se comprometieron a promover la resolución de conflictos a través del diálogo y la reconciliación, además de reconocer los esfuerzos realizados para ayudar a los refugiados, los migrantes y los solicitantes de asilo.
Instaron a alcanzar urgentemente un consenso internación amplio y un programa de asistencia para sostener el estado de derecho, para defender los derechos humanos fundamentales en esta situación que “se ha vuelto insostenible”.
Llamaron a proteger las minorías, combatir la trata y el contrabando de personas, eliminar las rutas inseguras, como las que van a través del Mar Egeo y de todo el Mediterráneo, y para impulsar procesos seguros de reasentamiento.
Pidieron garantizar ayuda a las naciones involucradas en el socorro a los migrantes y manifestaron su solidaridad con el pueblo griego que, pese a sus propias dificultades económicas, respondió con generosidad a la crisis.
“Juntos imploramos firmemente por el fin de la guerra y la violencia en Medio Oriente, una paz justa y duradera, así como el regreso digno de quienes fueron forzados a abandonar sus hogares”, continuaron.
Solicitaron a las comunidades religiosas incrementar sus esfuerzos para recibir, asistir y proteger a los refugiados de todas las confesiones, y que los servicios de asistencia trabajen para coordinar sus esfuerzos.
“Hasta que dure la situación de necesidad, pedimos a todos los países que extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son idóneos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final rápido de los conflictos actuales”, precisaron.
Tras la firma del texto, los tres exponentes religiosos se trasladaron a un conteiner contiguo a la carpa donde tuvo lugar la ceremonia y allí almorzaron con un grupo de ocho refugiados de diversas nacionalidades y credos.