Así es “El Infierno”, la cárcel de Veytia en Nayarit

23 febrero 2018
Noticias de Yucatán

Se abren las puertas de El Infierno y se entra al territorio oscuro de Tepic, donde todavía se siente la presencia de El Diablo Veytia.En la época del Fiscal de Hierro era imposible ingresar al Centro de Readaptación Social Venustiano Carranza, el peor calificado en todo el país (4.37) por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Veytia lo utilizaba como zona de castigo y para ocultar a sus sicarios, quienes salían y entraban sin ningún problema. Incluso, algunos aseguran que al interior del Cereso se hallaba un laboratorio para la elaboración de drogas, detalla un reporte que se entregó a la nueva administración en el cambio de gobierno.
Si alguien se negaba a firmar documentos para ceder derechos de tierras o inmuebles, declaraciones para inculpar a otros o simplemente eran del grupo contrario, la orden era directa: ablandarlo.
La instrucción venía desde arriba, del fiscal Édgar Veytia, y se tenía que cumplir. Los custodios sabían que cuando lo ordenaba, el castigo para los internos era mandarlos a la parte norte de la prisión, en el dormitorio 7-1. Algunos lo llamaban el calabozo, porque está en el sótano. Ahí los mantenían por días conviviendo con la población que padece problemas mentales.
Detrás del viejo portón corredizo se esconde un mundo. Aquí se aplica la vieja frase: “Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas”, todos saben lo que sucedía, pero nadie quiere dar detalles. Es una ley de supervivencia.
Caminan con libertad desde que amanece hasta la puesta del sol, cuando ingresan a sus celdas. Visten como quieren.
De las nueve de la mañana a las cinco de la tarde es un pueblo, conviven hombres y mujeres en el patio central. Hay restaurantes operados por internos que, cuando hubo autogobierno, pagaron por la concesión
No faltan los puestos ambulantes, la peluquería y la biblioteca. Parece un tianguis sobre ruedas.
Una tradición arraigada
No hay espacio para uno más, su capacidad máxima es de 960, pero actualmente la población es de 2 mil 100 internos; de ellos, 12 son extranjeros y están por tráfico de drogas.
Viven hacinados. En las 214 celdas que fueron hechas para ocho presos cada una, ahora entran 16. Duermen como pueden. Había quien antes se amarraba a los barrotes para poder descansar, la técnica la cambiaron y mejor buscan un lugar en el piso dónde tender las cobijas entre los pasillos de los dormitorios.
Al interior hay un pacto entre los líderes para evitar riñas y que no sean trasladados a un penal federal. Hay de todo, del Cártel Jalisco Nueva Generación, Los H, pero el grueso de la población es del Cártel de Sinaloa.
En el dormitorio 8-1 está otro grupo que no fue invitado al compromiso de no agresión. No los quieren, no los pueden ni ver. Son 54 ex agentes de la Fiscalía General de Nayarit, que conformaron su propia célula criminal al servicio de Veytia. Ellos no salen de sus celdas porque los otros internos podrían cobrarse las vejaciones a las que fueron expuestos.
Hay gobernabilidad, asegura el director de Prevención y Reinserción Social de Nayarit, Jorge Benito Rodríguez Martínez, mientras cruza la entrada, donde hay pocos elementos de seguridad.
Lo primero que se observa son las canchas de futbol y basquetbol solitarias. Son las 21:00 horas y todos están en sus celdas.
El primer dormitorio que se ve es el 7-1. Hay que bajar algunos escalones para ingresar. Ya no es utilizado como zona de castigo, ahí sólo están los internos con algún tipo de trastorno mental. A un lado está la iglesia La Luz del Mundo, donde colocan algunos tendederos para secar la ropa.
Algunos internos descansan donde pueden, otros ven televisión o juegan a las cartas. En uno de los dormitorios para hombres se asoma una mujer y luego desaparece.
Hay cabinas telefónicas para comunicarse con sus familias. Hay señal y red en los celulares, no hay inhibidores.
Una de las medidas de Rodríguez Martínez para retomar el control fue sacar a las cabezas de las organizaciones. Se realizaron 80 traslados de internos de alta peligrosidad a penales federales.
El director comenta que ninguno de los reclusos tiene armas de fuego; puntas hechizas, no lo duda, por la herramienta que se utiliza para los talleres. De cualquier tubo hacen una punta larga y bien afilada, dice.
Recuerda que el 19 de septiembre comenzaron a limpiar el penal. Encontraron puntas entre los lavaderos. Se les pidió que las entregaran de manera voluntaria, a los pocos minutos comenzaron a aventarlas a la cancha. En total se juntaron cuatro carretillas repletas de puntas hechizas. Los sicarios que eran ajenos a la prisión huyeron, pero se les olvidó un cargador abastecido con balas matapolicías.
Benito Rodríguez lo acepta. Hay venta de droga, “aunque ya no es como antes”.
Hay privilegios que no puede quitar de la noche a la mañana, pagaron por ello en administraciones anteriores. La mayoría tiene televisión y bocinas.
No pueden quitar un privilegio por el que pagaron a los que mantenían el control del Cereso, habría inconformidad, pero quien falta al reglamento se le recogen sus aparatos. Es la forma de mantener la tranquilidad.
Los que apenas ingresan se tienen que ganar el derecho de una televisión.
De día es un pueblo
Si un convicto recupera su libertad, la tienda la expropia la institución, sólo así puede quitar el monopolio a cargo de los presidiarios.
Pueden caminar libremente, 80% son sentenciados y 20% procesados. Todavía quedan 100 internos del fuero federal. Algunos toman clases, otros van a talleres de mecánica, hojalatería y pintura. Hay una sección femenil, ahí se encuentran 78 internas.
Antes, con el Fiscal de Hierro en el poder, la comida era col hervida, frijoles por la tarde y un café por la noche. Cada interno tenía que pagar a 20 pesos para recibir alimento. El director del Cereso estableció una dieta que incluye carne, pero no todos los días, porque no alcanza el presupuesto.
Se invierten 28.90 pesos diarios para la comida de cada recluso. De los 25 millones de gasto corriente del centro, 18 millones se destinan para alimentos.
Hay dos centros regionales que están por ser recuperados. El gobierno anterior indebidamente concesionó uno al Ayuntamiento de Bahía de Banderas, que se utiliza como cárcel municipal. Otro lo tiene ocupado la Marina como dormitorio.
Se gestiona que los devuelvan para trasladar a reos y desahogar el Venustiano Carranza. En marzo se estima que recuperen el de Bahía de Banderas y en el segundo semestre comenzarían los trabajos para recuperar el que utilizan las Fuerzas Armadas mexicanas.
Desde su oficina observa que todo esté en calma. Enfatiza que hay buen entendimiento y se retomó el control del penal.
Cuenta con un sistema de circuito cerrado, hay ojos por todos lados, pero el dormitorio 8-1, donde está la gente de El Diablo Veytia, puede ser una bomba de tiempo. (El Universal).

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