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A Ricardo La Volpe le molesta cuando interrumpen la grabación. Se enfada. Revisa su móvil y vuelve la mirada hacia la cámara. Cuando se trata de hablar sobre la estrategia del fútbol, el entrenador argentino pierde la noción del tiempo hasta que quede clara la diferencia entre un 4-3-3 y un 4-4-2. Atiende a EL PAÍS en un estudio de grabación en la zona metropolitana de Guadalajara.
Desde hace un par de meses, La Volpe dio un paso hacia el voraz mundo de YouTube. Protagoniza un canal dedicado a diseccionar los parados tácticos de los equipos que él considera valiosos para el mundo del fútbol. El proyecto se llama Bigovlog, una conjunción que hace referencia a su eterno bigote. Sus vídeos son una especie de tutoriales para entender las profundidades sistémicas del fútbol.
La Volpe habla pausado frente a la cámara. Aún conserva su acento rioplatense. Se enfoca en las pequeñas fichas que tiene colocadas sobre un pizarrón blanco adaptado como una cancha de juego. “El 10 de antes no marcaba. El fútbol físico ha evolucionado. Esas ventajas se daban antes, en los años 70. Cuando enfrenté a Argentina, ellos tenían a Riquelme. Un gran jugador, pero él me regalaba todas las salidas y el protagonismo”, cuenta uno de los partidos en los que dirigió al seleccionado de México.
El argentino mira las fichas en su pizarrón blanco adaptado como cancha de fútbol. HÉCTOR GUERRERO
“Estoy en un momento de transición. Consideré que podía darle un tiempo a la gente”, señala el estratega. A sus 65 años, enfatiza, no está retirado. “Salí del América y dije, bueno, quiero explicarle a la gente qué son los sistemas de juego, cómo están parados los equipos”, menciona mientras se acomoda en los labios un cigarrillo mentolado. “Es un agradecimiento al fútbol. No estoy ganando plata, estoy invirtiendo tiempo porque me gusta explicarle a la gente”, dice. En sus vídeos ha explicado el funcionamiento del Milán de Arrigo Sacchi, El Manchester City de Guardiola e incluso el de Brasil de 1970.
Su último trabajo fue en el equipo americanista en mayo pasado. Fue entonces en que se acercó con Canalla, una agencia de publicidad. “Le recomendamos abrir su cuenta de Twitter. Le dijimos que le convenía porque era, de alguna forma, su rueda de prensa, un arma muy buena”, cuenta Alex Rosicky, director del proyecto. Sus números son dignos de cualquier estrella, más de 75.000 personas le siguen. Luego vino la idea de hacer vídeos.
“Surgió la idea de explicarlo con pizarrón, algo didáctico, como se hace con los jugadores. Todo empezó porque yo quiero hacer un libro. Lo que aplica Guardiola, yo ya lo hacía. Cuando él estaba en Culiacán [en 2006], yo ya estaba en la selección de México”, cuenta un La Volpe que ejemplifica sus alineaciones con los dedos.
La Volpe llegó a México en 1979. Llegó como guardameta del Atlante, uno de los equipos más populares del país. Cinco años más tarde, se convirtió en el entrenador de sus compañeros en Oaxtepec. “Empecé a usar el pizarrón, les pasaba películas. Sé de lo que hablo. No invento cosas y eso me da seguridad ante el plantel de decirles que pasa esto y esto”, comenta el argentino. El mayor protagonismo que tuvo fue cuando dirigió a la selección de México (2002-2006). Le sacó brillo al tri que sorprendió en Copa Confederaciones y en el Mundial de Alemania. Los medios mexicanos explotaron su enemistad con el hijo pródigo, Hugo Sánchez, y con el ídolo Cuauhtémoc Blanco.
“Mis cuatro años en la selección los reconoce la gente como los mejores por el estilo en el que jugaba”.
—¿Qué conocía de YouTube?
—No sabía nada — se ríe y exhala el humo de su cigarro — no me metía en cuestiones de producción o de cómo subir un vídeo, pero veía las repeticiones de los partidos.
La Volpe tiene como principal maestro a César Luis Menotti. También se impregnó de la mística de Carlos Bilardo y el seleccionado argentino de 1986. Aunque sus primeros profesores los tuvo cuando estudiaba para ser contador. Tuvo que interrumpirlos cuando se convirtió en portero en Banfield. “Tiene sangre de artista. Nos facilita mucho el trabajo, le gusta hablar mucho”, comenta Argenis Magaña, uno de los creadores.
Ricardo La Volpe es analítico. Si no hubiera elegido ser entrenador, se dedicaría al ajedrez. “Me gustan las damas chinas, el juego pensante. No me gusta el azar, voy en contra de la suerte. El ajedrez es para pensar”, comenta. Para él, el fútbol se tiene que aprender como la historia. “Vemos el fútbol a ciegas. A veces no sabemos cómo funciona”, admite Argenis Magaña, otro de los fundadores de Bigovlog.
“Los sistemas de juego son muy lindos, me encantan, pero jamás me olvido de las condiciones del jugador. ¡Cuidado! El futbolista es el que me va a dar las variantes”, especifica La Volpe antes de levantarse de una silla de jardín, tomar un repertorio de camisas rayadas y dejar el estudio. El País