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Si eres mamá no me dejarás mentir que cuando los hijos duermen es cuando tenemos tiempo libre para nosotras, pero casi siempre estamos tan cansadas que también preferimos dormir, y bastan unos segundos para caer como tronco en la cama después de un día agotador.
Algunas personas creen que exageramos, pues como no “trabajamos”, no habría por qué estar cansadas, pero un estudio reciente por fin nos da la razón al señalar que, efectivamente, cuidar a los hijos es más agotador que cualquier trabajo fuera de casa.
La investigación, realizada por el Centro de Investigaciones Pew, con sede en Estados Unidos, encontró que atender a los hijos de tiempo completo es una de las actividades más agotadoras; después siguen las tareas domésticas y, en tercer lugar, las relacionadas con un trabajo que sí es remunerado.
Otro estudio, realizado en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, también indicó que cuidar a los hijos cansa más que trabajar. En esta investigación participaron 2 mil padres, y 1 de cada 10 afirmó que cuidar a los hijos compromete la salud emocional y física.
Aunque las mamás no necesitamos que la ciencia demuestre que nuestro trabajo, al igual que otros, es valioso y también cansa, encontré otros motivos para explicar la razón de nuestra fatiga.
Una madre siempre hace trabajo doble, se baña, viste y se arregla ella misma y también se encarga de bañar, vestir y arreglar a su hijo o hijos; se encarga de tener su ropa limpia y también la de la familia, así como de preparar los alimentos para toda la familia, tener el hogar limpio, hacer las compras, llevar y traer a los niños de la escuela, hacer la tarea y jugar con ellos, entre otras actividades más.
Además, hay mamás que no solo estamos al pendiente de los hijos y del hogar, sino que también tenemos otro empleo. Aunque al final estemos rendidas, la satisfacción y alegría de convivir con nuestros hijos es una de las cosas más hermosas que tenemos.
Y es cierto cuando dicen que “un hijo no nos deja hacer nada”, porque ellos no nos dejan estar tristes, no nos dejan perder el tiempo, no nos dejan decir “no puedo”, no nos dejan ser cobardes, no nos dejan de enseñar, no nos dejan parar de reír y no nos dejan de hacer feliz cada día.
Como lo demuestra la ciencia, ser madre es un trabajo agotador y no es nada fácil, pero no lo cambiaríamos por nada.
Si eres mamá no me dejarás mentir que cuando los hijos duermen es cuando tenemos tiempo libre para nosotras, pero casi siempre estamos tan cansadas que también preferimos dormir, y bastan unos segundos para caer como tronco en la cama después de un día agotador.
Algunas personas creen que exageramos, pues como no “trabajamos”, no habría por qué estar cansadas, pero un estudio reciente por fin nos da la razón al señalar que, efectivamente, cuidar a los hijos es más agotador que cualquier trabajo fuera de casa.
La investigación, realizada por el Centro de Investigaciones Pew, con sede en Estados Unidos, encontró que atender a los hijos de tiempo completo es una de las actividades más agotadoras; después siguen las tareas domésticas y, en tercer lugar, las relacionadas con un trabajo que sí es remunerado.
Otro estudio, realizado en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, también indicó que cuidar a los hijos cansa más que trabajar. En esta investigación participaron 2 mil padres, y 1 de cada 10 afirmó que cuidar a los hijos compromete la salud emocional y física.
Aunque las mamás no necesitamos que la ciencia demuestre que nuestro trabajo, al igual que otros, es valioso y también cansa, encontré otros motivos para explicar la razón de nuestra fatiga.
Una madre siempre hace trabajo doble, se baña, viste y se arregla ella misma y también se encarga de bañar, vestir y arreglar a su hijo o hijos; se encarga de tener su ropa limpia y también la de la familia, así como de preparar los alimentos para toda la familia, tener el hogar limpio, hacer las compras, llevar y traer a los niños de la escuela, hacer la tarea y jugar con ellos, entre otras actividades más.
Además, hay mamás que no solo estamos al pendiente de los hijos y del hogar, sino que también tenemos otro empleo. Aunque al final estemos rendidas, la satisfacción y alegría de convivir con nuestros hijos es una de las cosas más hermosas que tenemos.
Y es cierto cuando dicen que “un hijo no nos deja hacer nada”, porque ellos no nos dejan estar tristes, no nos dejan perder el tiempo, no nos dejan decir “no puedo”, no nos dejan ser cobardes, no nos dejan de enseñar, no nos dejan parar de reír y no nos dejan de hacer feliz cada día.
Como lo demuestra la ciencia, ser madre es un trabajo agotador y no es nada fácil, pero no lo cambiaríamos por nada.