Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
Es una escena habitual. De repente, un día, llegas a la pubertad y te descubres frente al espejo observando los tres pelos que te han salido en las axilas, el incipiente bigotillo que comienza a aflorar en tu labio superior o, en el caso de las chicas, el vello que ha aparecido también en las piernas y las ingles. La idea inicial es coger una cuchilla de afeitar y acabar con esa pelusilla ridícula, pero tu madre te advierte de que como lo hagas, no habrá marcha atrás: "En el momento en que empieces a afeitarte te va a salir mucho más pelo, y encima más fuerte, hijo. Así que tú verás".
En realidad, vincular el uso de la cuchilla de afeitar con una proliferación del vello corporal no tiene ningún sentido y carece de toda evidencia científica. De hecho, sería una magnífica solución para combatir la calvicie. Sin embargo, este mito lleva años pululando por el imaginario colectivo mientras que algunas personas se someten a métodos de depilación mucho más duros bajo el argumento de que usar la maquinilla puede ser contraproducente si lo que de verdad quieres es eliminar el pelo de tu cuerpo.
"Existen un montón de falsas creencias alrededor del pelo. La que dice que al cortarlo con maquinilla crece más fuerte es una de ellas", confirma Sergio Vañó, dermatólogo y director de la Unidad de Tricología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "De hecho, las abuelas siempre han recomendado rapar el pelo a los bebés para que el pelo crezca más fuerte. Pero esto a nivel científico no tiene ningún sentido", añade.
La revista médica británica The BMJ publicó en 2007 un artículo firmado por Rachel C. Vreeman y Aaron E.Carrol, pediatras y profesores de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), en el que desmentían ocho mitos que llevan años instalados en nuestra memoria: desde que los humanos sólo utilizamos el 10% del cerebro hasta que el cabello y las uñas siguen creciendo después de la muerte. Los autores se mostraban tajantes con respecto al mito del afeitado: "La fuerte evidencia científica refuta estas afirmaciones".
Para justificar sus argumentos, los médicos utilizan un puñado de estudios científicos que han abordado la cuestión en la literatura médica a lo largo del tiempo. El primero de ellos fue publicado en 1928, y ya por entonces advertía sobre este sinsentido. Según cuenta la revista Scientific American, cuatro hombres adultos aceptaron convertirse en conejillos de indias y afeitarse una parte de sus caras utilizando una cuchilla, la misma marca de jabón y la misma temperatura del agua durante un determinado periodo de tiempo. Tras cada rasurado, los científicos recogían cada uno de los cabello y los analizaban. Así llegaron a la conclusión de que, efectivamente, no había ninguna razón para pensar que el afeitado aceleraba el crecimiento de la barba.
Fue sólo el primer trabajo de una larga lista. "Estudios más recientes confirman que el afeitado no afecta el grosor o la tasa de crecimiento del cabello. Además, el afeitado elimina la parte muerta, no la sección viva debajo de la superficie de la piel, por lo que es poco probable que afecte a la tasa o al tipo de crecimiento", escriben los facultativos en el artículo publicado en The BMJ.
Pero, ¿cuál es la razón por la que este método de depilación no afecta al crecimiento ni al grosor del vello? "El folículo piloso es una estructura que nace en la raíz folicular y que se encuentra tres milímetros por debajo del cuero cabelludo. Esta estructura ejerce como una especie de fábrica del pelo: va produciendo cabellos constantemente, de tal forma que cuando uno se cae, esa raíz vuelve a producir otro. Es algo similar a lo que ocurre con las uñas", explica Vañó. "Sin embargo, a nivel cosmético, lo que se haga del cuero cabelludo para afuera, ya sea tratarlo de una forma u otra, utilizar un champú u otro, gomina, laca o tinte, no influye ni positiva ni negativamente en el crecimiento. No es que al raparlo salga más fuerte, sino que directamente no influye", sentencia el especialista.
El crecimiento o la caída del vello se encuentra determinada por factores genéticos, hereditarios, raciales o de edad. "Existen toda una serie de factores ambientales como la alimentación, que también influyen, aunque nunca de forma negativa. Es decir, lo normal es que el pelo crezca a una velocidad adecuada, a un ritmo de un centímetro al mes, y con un grosor adecuado, excepto si existe un déficit muy intenso de hierro o de vitaminas", comenta Vañó, que también advierte de que no tiene ningún sentido tomar suplementos vitamínicos si no existe un déficit real.
Así, la idea de que el vello se vuelve más oscuro y más grueso es una ilusión creada por el hecho de que la forma natural del pelo tiende a estrecharse hacia su extremo. Afeitarlo en la base da lugar a un pelo con un extremo romo, que parece más grueso y oscuro. Sin embargo, la realidad es que la base de nuestro pelo siempre ha tenido este grosor.
La única excepción plausible es la irrupción de la pubertad. Efectivamente, cuando los niños comienzan a afeitarse, el pelo parece volverse más grueso. Sin embargo, esto tampoco tiene nada que ver con el uso de cuchillas. "Durante la pubertad, las hormonas masculinas comienzan a actuar y se produce un endurecimiento del pelo de la cara. Esto tiene que ver con este periodo de desarrollo hormonal, que provoca que la barba salga más gruesa. Es algo que coincide en el tiempo, pero el pelo saldría igual de fuerte independientemente de la forma como se elimine", finaliza Vañó.
Es una escena habitual. De repente, un día, llegas a la pubertad y te descubres frente al espejo observando los tres pelos que te han salido en las axilas, el incipiente bigotillo que comienza a aflorar en tu labio superior o, en el caso de las chicas, el vello que ha aparecido también en las piernas y las ingles. La idea inicial es coger una cuchilla de afeitar y acabar con esa pelusilla ridícula, pero tu madre te advierte de que como lo hagas, no habrá marcha atrás: "En el momento en que empieces a afeitarte te va a salir mucho más pelo, y encima más fuerte, hijo. Así que tú verás".
En realidad, vincular el uso de la cuchilla de afeitar con una proliferación del vello corporal no tiene ningún sentido y carece de toda evidencia científica. De hecho, sería una magnífica solución para combatir la calvicie. Sin embargo, este mito lleva años pululando por el imaginario colectivo mientras que algunas personas se someten a métodos de depilación mucho más duros bajo el argumento de que usar la maquinilla puede ser contraproducente si lo que de verdad quieres es eliminar el pelo de tu cuerpo.
"Existen un montón de falsas creencias alrededor del pelo. La que dice que al cortarlo con maquinilla crece más fuerte es una de ellas", confirma Sergio Vañó, dermatólogo y director de la Unidad de Tricología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "De hecho, las abuelas siempre han recomendado rapar el pelo a los bebés para que el pelo crezca más fuerte. Pero esto a nivel científico no tiene ningún sentido", añade.
La revista médica británica The BMJ publicó en 2007 un artículo firmado por Rachel C. Vreeman y Aaron E.Carrol, pediatras y profesores de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), en el que desmentían ocho mitos que llevan años instalados en nuestra memoria: desde que los humanos sólo utilizamos el 10% del cerebro hasta que el cabello y las uñas siguen creciendo después de la muerte. Los autores se mostraban tajantes con respecto al mito del afeitado: "La fuerte evidencia científica refuta estas afirmaciones".
Para justificar sus argumentos, los médicos utilizan un puñado de estudios científicos que han abordado la cuestión en la literatura médica a lo largo del tiempo. El primero de ellos fue publicado en 1928, y ya por entonces advertía sobre este sinsentido. Según cuenta la revista Scientific American, cuatro hombres adultos aceptaron convertirse en conejillos de indias y afeitarse una parte de sus caras utilizando una cuchilla, la misma marca de jabón y la misma temperatura del agua durante un determinado periodo de tiempo. Tras cada rasurado, los científicos recogían cada uno de los cabello y los analizaban. Así llegaron a la conclusión de que, efectivamente, no había ninguna razón para pensar que el afeitado aceleraba el crecimiento de la barba.
Fue sólo el primer trabajo de una larga lista. "Estudios más recientes confirman que el afeitado no afecta el grosor o la tasa de crecimiento del cabello. Además, el afeitado elimina la parte muerta, no la sección viva debajo de la superficie de la piel, por lo que es poco probable que afecte a la tasa o al tipo de crecimiento", escriben los facultativos en el artículo publicado en The BMJ.
Pero, ¿cuál es la razón por la que este método de depilación no afecta al crecimiento ni al grosor del vello? "El folículo piloso es una estructura que nace en la raíz folicular y que se encuentra tres milímetros por debajo del cuero cabelludo. Esta estructura ejerce como una especie de fábrica del pelo: va produciendo cabellos constantemente, de tal forma que cuando uno se cae, esa raíz vuelve a producir otro. Es algo similar a lo que ocurre con las uñas", explica Vañó. "Sin embargo, a nivel cosmético, lo que se haga del cuero cabelludo para afuera, ya sea tratarlo de una forma u otra, utilizar un champú u otro, gomina, laca o tinte, no influye ni positiva ni negativamente en el crecimiento. No es que al raparlo salga más fuerte, sino que directamente no influye", sentencia el especialista.
El crecimiento o la caída del vello se encuentra determinada por factores genéticos, hereditarios, raciales o de edad. "Existen toda una serie de factores ambientales como la alimentación, que también influyen, aunque nunca de forma negativa. Es decir, lo normal es que el pelo crezca a una velocidad adecuada, a un ritmo de un centímetro al mes, y con un grosor adecuado, excepto si existe un déficit muy intenso de hierro o de vitaminas", comenta Vañó, que también advierte de que no tiene ningún sentido tomar suplementos vitamínicos si no existe un déficit real.
Así, la idea de que el vello se vuelve más oscuro y más grueso es una ilusión creada por el hecho de que la forma natural del pelo tiende a estrecharse hacia su extremo. Afeitarlo en la base da lugar a un pelo con un extremo romo, que parece más grueso y oscuro. Sin embargo, la realidad es que la base de nuestro pelo siempre ha tenido este grosor.
La única excepción plausible es la irrupción de la pubertad. Efectivamente, cuando los niños comienzan a afeitarse, el pelo parece volverse más grueso. Sin embargo, esto tampoco tiene nada que ver con el uso de cuchillas. "Durante la pubertad, las hormonas masculinas comienzan a actuar y se produce un endurecimiento del pelo de la cara. Esto tiene que ver con este periodo de desarrollo hormonal, que provoca que la barba salga más gruesa. Es algo que coincide en el tiempo, pero el pelo saldría igual de fuerte independientemente de la forma como se elimine", finaliza Vañó.
Fuente: El Español