La Iglesia católica reprobó el creciente culto al Santo Niño Huachicolero, al que se encomiendan los huachicoleros.
Por ser una “práctica supersticiosa” y contraria al mandamiento de “no robarás”, la Iglesia católica en México reprobó el culto al Santo Niño Huachicolero, el cual surgió en Puebla y ya empieza a extenderse entre los huachicoleros de otros estados del país, quienes a través de este santo buscan “protección divina” para sus actividades de robo de gasolina.
El sacerdote Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis de México, señaló tajante que “la Iglesia católica censura totalmente el culto al Santo Niño Huachicolero, ya que es una práctica supersticiosa producto de la ignorancia y da la mala formación cristiana de las personas que lo veneran”.
Según información de Proceso, Valdemar advirtió que con este culto empieza a crearse “una especie de patronazgo de la delincuencia, porque su trasfondo es creer que hay protección divina para hacer el mal, en este caso concreto para robar gasolina”.
El sacerdote añadió que “para empezar, este culto atenta contra el mandamiento cristiano del ´no robarás´, un precepto básico en la Iglesia católica. Es también contrario a todas las leyes civiles, que prohíben el robo… En fin, atenta contra el más elemental sentido ético”.
Valdemar consideró que el culto al Santo Niño Huachicolero es todavía “más grave”que el culto a la Santa Muerte o al delincuente sinaloense Jesús Malverde, pues en estos dos –con arraigo también entre la delincuencia—no son imágenes sagradas las que se veneran.
Pero aquí ya estamos hablando de la veneración a una imagen sagrada: la de Jesús niño. Esto es gravísimo”, dijo.
En efecto, el Santo Niño Huachicolero es un Niño Dios que sostiene en una mano una manguera para extraer gasolina, la cual está conectada a un bidón de plástico. Su imagen es muy similar a la del Santo Niño de Atocha que se venera en Zacatecas, sólo que éste sostiene un báculo y un ramo de flores.
La veneración al Santo Niño Huachicolero empezó a hacerse más patente en 2016, en el estado de Puebla, concretamente en el llamado Triángulo Rojo de esa entidad, que abarca los municipios de Tepeaca, Tecamachalco, Quecholac y Palmar de Bravo.
Las bandas de huachicoleros poblanos empezaron a encomendarse a esta imagen en busca de protección divina. Luego, el culto empezó a propagarse a otras entidades, al grado de que en algunos tianguis y mercados se comenzó a dar la demanda de este novedoso Niño Dios con su atuendo huachicolero, sobre todo para la festividad del Día de la Candelaria, del 2 de febrero.
Desde hace algunos años comenzó a darse este culto en el estado de Puebla. Sobre todo en las zonas de la arquidiócesis de Puebla y de la diócesis de Tehuacán. Más que de la blasfemia, este culto es producto de la ignorancia. Ya es hora de ponerle un alto”, concluyó Valdemar.