(apro).– El asesinato de una niña de 9 años ocurrido el 31 de diciembre en Valle de Chalco, Estado de México, desató una inusitada cacería contra el o los presuntos responsables en la que participan por igual pobladores, policías municipales y soldados del Ejército Mexicano.
Sin estrategia ni orden, los vecinos de la víctima emprendieron la búsqueda del presunto sospechoso, un vigilante que vive en la colonia Poder Popular y cuyo rostro ya fue difundido en las redes sociales.
Fueron los civiles quienes tomaron la iniciativa. Ante la mirada incrédula de las fuerzas del orden, comenzaron a recorrer las inmediaciones del sitio donde se perpetró el crimen, treparon azoteas e ingresaron a escuelas, negocios y fraccionamientos en busca del sospechoso, sin éxito.
Camila era una niña de 9 años que cursaba el cuarto año de primaria; la tarde del 31 de diciembre salió de su casa, previa autorización de su padre, para tronar cohetes en la calle, pero ya no regresó.
Alrededor de las ocho de la noche, sus padres decidieron salir a buscarla. Primero se dirigieron a casa de la abuela de la menor que vive en la misma colonia, pero no estaba. Preocupados, pidieron ayuda a familiares y vecinos para extender la búsqueda; incluso encendieron una fogata cerca de su casa con la esperanza de que Camila regresara.
Conforme pasaron las horas y la niña no aparecía, los padres comenzaron a hacer conjeturas y brotó un primer dato: la ausencia del vigilante de la colonia, quien había sido visto rondando la casa de la menor y a quien habían corrido del lugar una semana antes “por chulear a las niñas”.
Entonces decidieron entrar a la casa del sospechoso y fue ahí donde encontraron el cadáver de la menor, con golpes y signos de abuso sexual.
“La vi en un colchón tirada, golpeada y semidesnuda, y la verdad la abracé y yo sentí que estaba dormida, estaba desmayada, pero cuando ya la toqué estaba fría, estaba totalmente fría”, declaró José Manuel Espinosa, padre de la víctima.
La familia dio parte a la policía, que constató el deceso. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México inició las investigaciones para dar con el o los responsables del que sería el primer feminicidio del 2019, luego de que en 2018 el estado de México registrara un repunte en los homicidios contra mujeres.
Familiares y vecinos de Camila recuerdan que la pequeña era muy “inocente, sin maldad ni malicia”, y a quien le gustaba hacer amigos.
En medio de la ira de los chalquenses, Camilia fue sepultada este miércoles en el panteón de la localidad.
Los vecinos de Valle de Chalco exigen justicia y afirman que no descansarán hasta encontrar al o los culpables del crimen.
“Queremos que nos apoyen porque queremos tirar todo eso, ahora fue ella después no sabemos quién pueda ser”, dijo Elizabeth Rodríguez, una vecina.