Los condones son uno de los productos con mayor relevancia
en el mercado, por su impacto en la salud de los consumidores.
Sin embargo, hay una serie de estudios que tratan de
correlacionar las prácticas sexuales de los consumidores millennials con
una menor venta de condones. Lo que debe llamar la atención es la respuesta de
las marcas ante estos fenómenos.
De acuerdo con el portal Merca2.com, dos estudios revelan la
correlación entre una menor venta de condones y los consumidores millennials.
El primero fue conducido por la General Social Survey y el
segundo estuvo a cargo de Nielsen.
Los resultados de la General Social Survey encontraron que
durante 2018, las personas con edades de entre 18 y 25 años aseguraron que
no habían tenido una pareja sexual en 12 meses
El segundo estudio fue conducido por Nielsen y encontró que
la venta de condones se ha contraído en tiendas de Estados Unidos de 519
millones de dólares registrados durante 2015 a 486 millones de dólares en 2018.
Un estudio conducido por YouGov y Public Health England
encontró que las personas de entre 16 y 24 años ya no usaba el condón,
porque disfrutaba más la práctica del sexo sin esta protección.
Al preguntarles por qué preferían no usar el preservativo,
su razón principal fue que “el sexo se siente mejor sin usar condón”.
Otro dato que se encontró es que al menos la mitad de los
encuestados que no usaron condón durante las relaciones sexuales, se
encontraban en estado de ebriedad durante el acto.
Otro de los factores fue la práctica del Stealthing, una
práctica sexual que podría considerarse ilegal.
En el stealthing, el hombre decide quitarse el preservativo
a mitad del acto sexual y sin el consentimiento de su pareja.
Hay una creencia de que los consumidores millennials están dejando de usar métodos anticonceptivos porque ya no hay una preocupación sensata por la contracción de enfermedades transmisión sexual o embarazos no deseados, pues incluso el consumo de pastillas anticonceptivas se ha reducido, tal como lo asevera El País, al reconocer que su menor consumo se debe a querer evitar los efectos secundarios, un mayor cuidado en la salud, por feminismo y porque muchas mujeres dicen que va en contra de su veganismo.