Con respecto a la capacidad de los patógenos para viajar,
los autobuses y los trenes son excelentes formas de propagación de infecciones.
Por lo tanto, el esquema actual del transporte público del estado, puede
propiciar focos de contagio de COVID-19; “No está preparado para un episodio de
contingencia”, advirtió el Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida.
En otros países se han implementado medidas para minimizar
el riesgo en el transporte público, como incluir “barreras” de cinta de
plástico para separar a los conductores de los usuarios, controles de
temperatura de las personas, aumentar las frecuencia de las unidades para que
no agrupen tantas personas en una sola unidad. Sin embargo, esto no se podría
aplicar con el sistema de transporte que opera en la ciudad, indicó Eduardo
Monsreal Toraya, integrante del Observatorio.
“Si en condiciones normales no se dan abasto, menos en un
episodio de contingencia”; subrayó.
Para prevenir los contagios de COVID-19 en Mérida, Yucatán,
el gobierno estatal informó que se realizarán labores de limpieza, sanitización
y desinfección con cloro en las unidades de transporte colectivo, no obstante
para el analista en Desarrollo Urbano y Movilidad, no son suficientes.
En algunas ciudades donde ha impactado el virus, se han
tomado varias medidas que no se podrían aplicar en nuestra ciudad por el
ineficiente sistema de transporte, por ejemplo monitorear la temperatura de los
usuarios. La mayoría de los camiones hacen paradas en cualquier esquina, y eso
hace complicado implementar estos filtros.
Asimismo, la aplicación del distanciamiento social; medidas
que aumenten la distancia entre los pasajeros para minimizar el riesgo de
infecciones, no obstante por el tamaño de los camiones, es difícil aplicar la
medida, y las unidades son pocas, apenas se dan abasto en una jornada normal,
subrayó Monsreal Toraya.
Ante este panorama, se debería implementar gel antibacterial
antes de abordar y al salir del transporte público, que la incitativa privada
escalone horarios a sus empleados, dar una flexibilidad para que no todos
entren o salgan a la misma hora y así reducir la demanda del autobús.
También, agregó, las personas pueden optar por usar la
bicicleta para cierto tipo de viajes, y ya no usar tanto el transporte público
y dar la opción de trabajo en casa.
Para el especialista, nunca se había contemplado qué hacer
en episodios de contingencia sanitaria, pero esto debe servir de aprendizaje
para que esto se aun razón más para transitar a un esquema mucho más
sostenible. “La modernización del sistema de transporte público no sólo es una
cuestión de eficiencia económica, sino que también debe verse desde una
perspectiva ambiental y de salud pública”, recalcó.
Fuente: La Jornada Maya.