Los trabajos que el Colegio de Ingenieros Civiles realizará
en el Paso Deprimido no han podido iniciar a causa de la propia inundación y,
aunque el Ayuntamiento de Mérida previó que el dictamen se entregase a
principios de 2021, al parecer, esto continuará con la demora de su reapertura.
Por su parte, la regidora Ana Gabriela Aguilar lamentó que
en el presupuesto de egresos de la Comuna no se haya etiquetado “ni un peso”
para la atención de manera específica del paso a desnivel. Para la priista,
esta obra es manejada como “una abandera política en perjuicio ciudadano,
ocasionando problemas en el presente y futuro inmediato… espero que haya
presupuesto para poder solucionar o llevar a cabo, de acuerdo a lo que los
ingenieros y el Colegio vayan a señalar”, espetó.
Recordó que, en materia de obras públicas, el presupuesto
contempla una partida mayor a 191.4 millones de pesos, pero ninguna cifra
específica para el paso a desnivel, lo que le hace pensar que podría estar
contemplado en el rubro de modernización de vialidades, el cual tiene un tope
presupuestal poco mayor a los 107 millones de pesos.
Debido a la falta de atención y a tres días de que concluya
el año, el Paso deprimido continúa, como desde el 6 de octubre, cerrado a la
vialidad. Se observan manchas cafés y verdes en parte de los carriles donde el
agua ha empezado a ceder. Continúa la generación de algas verde azuladas en el
fondo del agua estancada, en la superficie, la basura y las hojas de los
árboles se acumulan.
Hasta hoy no existe certeza sobre el futuro de esa vialidad,
mientras la autoridad municipal sigue esperando a que el agua se evapore;
incluso es un tema que no se ha planteado al interior del cabildo.
Desde su inauguración, esta arteria ha significado un gasto
constante para la comuna mayor a 76.6 millones de pesos. En ocho años se ha
reparado siete ocasiones, ya sea por cuestiones de mantenimiento o
inundaciones, cuando una obra de este tipo debería tener una vida útil de al
menos 20 años sin intervención alguna.
Fuente: Por Esto