Una noche de 1969,
la doctora Sonnet Ehlers estaba atendiendo a una mujer que acababa de
sobrevivir a un ataque de violación cuando unas de sus palabras provocó que
ideara uno de los aparatos más polémicos que se hayan creado: un
dispositivo antiviolación.
"Le prometí
que algún día haría algo para ayudar a otros en su situación. Ahora, varias
décadas después, tengo la intención de cumplir esta promesa transformando su
idea en un dispositivo diseñado para brindar a las mujeres una mayor
oportunidad de escapar de la agresión sexual y llevar a sus atacantes ante la
justicia", explica.
El dispositivo se
trata de un preservativo femenino, el cual funciona cuando la vaina de látex se
inserta en la vagina femenina de la misma manera que un tampón y en caso de
penetración, el pene queda atrapado gracias a dos ranuras interiores dentadas
que causan dolor y quedan agarradas al miembro del agresor.
El dolor que sufre
el agresor da margen a la víctima para poder escapar o denunciar a las
autoridades, de hecho, el violador tendría que acudir al médico, pues mientras
tenga el preservativo aferrado a su pene no podrá orinar y andará con muchas
dificultades, sólo podrá desprenderse de la trampa con una pequeña cirugía.
Las pruebas en
Sudáfrica
De acuerdo con el
sitio del dispositivo, el primer prototipo de Rape-aXe se lanzó en 2005 en
Ciudad del Cabo y se distribuyeron miles de muestras en las principales
ciudades del país.
Según datos del
sitio, 1 de cada 4 mujeres ha sido violada en su vida. Las estadísticas
sobre delitos publicadas por el Servicio de Policía de Sudáfrica en 2013
sugieren que la violación es muy poco denunciada.
Además, la compañía
de estos dispositivos indicó que se está tratando de hacer asequible el precio
para todas las mujeres, aunque el precio en algunos países desarrollados puede
ser más que en los países subdesarrollados.