El estallido de violencia de Tabasco, cuyos orígenes de momento no terminan de ser claros, irrumpe en plena negociación entre Adán Augusto López Hernández y el candidato de Morena a la gubernatura, Javier May.
Según pudo conocer LPO, por estos días May y el ex mandamás de Segob - y fracasado aspirante presidencial -, intentan acordar un reparto de posiciones que les permita a ambos grupos enfrentados llevar el proceso electoral en calma, en una entidad que ya se da por ganada.
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Adán Augusto está muy insistente con que May le conceda dos posiciones que son estratégicas y que tienen vinculación directa con la madrugada de violencia en los penales: la presidencia del Poder Judicial y la Fiscalía General de Tabasco. A esto se sumarían diputaciones y algunas alcaldías.
Cerca de May esto no agrada por cuestiones del pasado y, fundamentalmente, del futuro: recuerdan que cuando Adán Augusto se llevó la nominación a gobernador del 2018 los espacios para el grupo del actual candidato fueron casi inexistentes. En paralelo, les preocupa que los despachos pedidos por Adán Augusto tengan alguna ramificación con ciertos actores que apostaron muy fuerte por su candidatura presidencial.
Ese proyecto dejo múltiples heridos y de ahí la predicción del vocero Jesús Ramírez de que Adán Augusto debería tramitar alguna embajada de buen nivel.
Adán Augusto perdió casi todas las posiciones que buscó en la arena nacional con el mínimo consuelo, de esta semana, de que Andrea Chávez, jefa de su efímero War Room, será candidata al Senado por Chihuahua.
Dos preguntas ineludibles de la madrugada en Tabasco: ¿Hasta qué punto lo ocurrido le sirve a Adán Augusto para ofrecerce como solucionador ante May?, ¿Qué pudo tener que ver el gobernador Manuel Merino? Este último es del grupo primario de Adán.