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El nuevo reporte del Centro para la Competitividad de Yucatán (CCY), uno de los más completos que ha presentado el organismo de análisis económico del sector privado, permite localizar dónde están los principales obstáculos que impiden al Estado alcanzar sus metas y que, por tanto, se necesitan corregir rápidamente.
“Urge abordar con decisión el rediseño del rígido sistema recaudatorio para ajustarlo a una zona del país como la nuestra, con un mercado pequeño, de poca capacidad de consumo y con una tasa de informalidad muy alta”, señala como primera conclusión Nicolás Madáhuar Boehm. “Sin incentivos y con una carga tributaria manifiestamente excesiva es imposible fortalecer la inversión y la formación de capital, que han caído a niveles preocupantes en los últimos cinco años. Y sin inversión, Yucatán nunca va a crecer”.
Al primer trimestre de este año la economía yucateca se ubica entre las 10 del país con el peor desempeño, destaca el nuevo reporte del Centro para la Competitividad
Los factores de debilidad de la economía yucateca son estructurales y mientras no se corrijan será muy difícil sentar las bases de un crecimiento más sólido e inclusivo en los próximos años, pone de manifiesto el nuevo informe del Centro para la Competitividad de Yucatán (CCY).
El reporte “Indicadores económicos de las empresas del sector privado y paraestatal”, del que ofrecimos la primera parte el domingo pasado, es un compendio de datos y estadísticas que no admite muchas interpretaciones. Después de conocer su contenido es prácticamente imposible hablar del vaso medio lleno, lo mire quien lo mire.
“El dinamismo económico de Yucatán está muy lejos de lo que se requiere. Estamos entre los estados de peor desempeño”, advierte el presidente de la Coparmex Mérida, Nicolás Madáhuar Boehm, quien achaca a la falta de inversión la imposibilidad de encender los motores de crecimiento y crear puestos de trabajo en la entidad.
Para Madáhuar, el origen del problema está en la ausencia de incentivos para quienes arriesgan el capital, derivada principalmente del entorno fiscal y regulatorio, que se refleja además en el deterioro del indicador de confianza del sector privado. El bajo crecimiento, un abusivo sistema recaudatorio y la baja inversión han creado un círculo vicioso que alienta el pesimismo empresarial.
A continuación, los primeros datos —mañana continuaremos con la presentación— que retratan el difícil momento por el que pasa nuestra economía.
1. En el último vagón
Yucatán —con un incremento del 1%— se ubica en el 9o. lugar de las 10 entidades con el peor crecimiento en el primer trimestre de 2015. Los primeros 10 —entre ellos Querétaro, Guanajuato, Nayarit, Chihuahua, Baja California, Aguascalientes— se desarrollan a un ritmo del 7.1% en promedio.
“Están haciendo las cosas bien, están demostrando que aun en este entorno mundial de inestabilidad y recesión es posible crecer”, opina Gustavo Cisneros Buenfil, director del CCY.
En el segundo grupo, los que aumentaron 2.9% en promedio, hay algunas sorpresas, como Guerrero, Morelos, Tamaulipas… “La inseguridad tampoco es un pretexto para quedarse cruzado de brazos”.
“Y a todo esto habría que considerar que buena parte de lo que creció Yucatán fue gracias a Quintana Roo, que avanza a un ritmo del 4.6% y nos jala”, apunta Madáhuar Boehm.
2.Enanismo empresarial
Uno de los grandes problemas estructurales de la economía yucateca es su tamaño empresarial, que afecta precisamente la capacidad de inversión y limita la productividad.
De acuerdo con los datos del Inegi, de las 98,558 empresas que existen en el Estado, 71.6% tiene cuando mucho dos empleados y 95% (93,535) no pasa de 10. Sólo 758 empresas (0.77%) ofrecen más de 50 plazas de trabajo y 373 (0.38%), más de 100.
Según la clasificación de la Secretaría de Economía, en Yucatán solamente hay 106 empresas grandes (0.17%), que generan el 24% de los empleos. Las 652 medianas (1%) proporcionan el 21%. “Tenemos entonces que el 45% de los empleos en la entidad es producido por el 1% de los negocios”, señala el director del CCY.
3. ¿Qué dejamos de hacer?
En los últimos 15 años, continúa el documento del CCY, se crearon en la entidad 40,083 nuevas empresas, un incremento del 79.2%. Sin embargo, el comportamiento no ha sido constante ni parejo: el mayor aumento ocurrió en el segundo quinquenio —de 2004 a 2009— cuando se abrieron 22,847 negocios, 2,320 más que sumados los otros dos períodos.
“Este es un indicador muy claro de que perdimos dinamismo. Como a todos los demás nos afectó la recesión mundial de 2008, pero nosotros no hemos podido recuperar el paso”.
4. Empresas sin empleados
Es revelador el dato sobre el personal remunerado que depende directamente de las empresas, hace notar Cisneros.
El indicador del Inegi, que incluye a las empresas del sector privado y paraestatal que tienen un establecimiento fijo, considera en este apartado a propietarios, familiares y outsourcings, pero excluye a los trabajadores informales.
Según el organismo, el personal remunerado creció 3.5% de 1999 a 2004, y 2.3% de 2009 a 2014, pero casi no se movió, sólo un 0.2%, de 2004 a 2009, .. “¿Si fue el período en que se crearon más empresas nuevas, qué pasó con el empleo?”, pregunta.
Por increíble que parezca, los 22,847 nuevos establecimientos que abrieron en el último quinquenio crearon únicamente 1,858 plazas. ¡Un promedio de 0.08 por cada nuevo negocio y esto sin considerar a los ya existentes que contrataron o redujeron su personal!, dice Cisneros.
“O sea, se están creando empresas, pero sin empleados”, apunta Madáhuar.
5. Boom del outsourcing
El período de 2009 a 2014 tampoco fue bueno: surgieron 12,832 establecimientos nuevos, pero el personal remunerado se incrementó en sólo 25,786 personas, es decir, dos empleados por empresa abierta.
“Este es un fenómeno que merece más reflexión. Por ahora no contamos con los elementos suficientes para sacar conclusiones, pero debe ser destacado por la importancia que entraña para el mercado laboral yucateco, que padece desde hace años condiciones de precariedad”, señala el director del CCY.
El presidente de Coparmex cree que una explicación podría estar en el auge sin precedente del outsourcing. “Ante el difícil momento por el que pasamos todos, los empresarios necesitan que un negocio externo asuma el costo y el riesgo laboral”.
Mañana continuaremos con la presentación del documento, que muestra a detalle la caída de la inversión en activos fijos y la formación de capital, que, de acuerdo con Madáhuar Boehm y Cisneros Buenfil, es la variable crítica de la economía yucateca.