Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
ROMA (proceso.com.mx).- Veintinueve de mayo. Cinco de la tarde. El presidente italiano Sergio Mattarella lleva reunido media hora con Carlo Cottarelli, el hombre elegido por el propio jefe del Estado para intentar formar un gobierno. Se encuentran en el palacio del Quirinal, sede de la presidencia italiana.
El programa establecido por Mattarella avanza sin obstáculos. O eso parece. Está previsto que Cottarelli, economista y exfuncionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), presente la lista de ministros que deberá dar vida al sexagésimo quinto gobierno de Italia. Es la última solución elegida por el presidente para sacar al país –aunque sea provisionalmente– de la parálisis política en la que se encuentra desde marzo, cuando las elecciones acabaron sin un claro ganador.
Los periodistas se agolpan en la sala de prensa del salón Loggione del Quirinal a la espera de noticias. Minutos después los guardaespaldas que custodian a Mattarella desaparecen y se esparce el rumor de que Cottarelli salió del edificio como un incógnito. “¿Qué está pasando?” “¿Se ha ido sin hablar?”, preguntan los periodistas. Giovanni Grasso, uno de los portavoces de la Jefatura de Estado, da la cara: “Cottarelli se ha ido. Mañana se volverá a reunir con el presidente”.
“¿Cottarelli ha renunciado? ¿Iremos a elecciones ya?”, le preguntan. Guarda silencio.
Ello refleja que no hay acuerdos políticos para formar un gobierno y la incertidumbre golpea a la economía italiana, ya afectada ese mismo día por el nerviosismo de los mercados: la prima de riesgo –el diferencial entre la rentabilidad del bono italiano con el alemán– supera los 300 puntos básicos; la bolsa de Milán cerró con una caída de 2.65% debido a una venta masiva de títulos por parte de fondos estadunidenses, y la agencia de calificación de riesgo Moody’s ha alertado sobre un posible recorte de rating si el país no reduce su deuda pública y no continúa con las reformas económicas.
El inesperado desenlace hunde al país en la incertidumbre. Desde las cancillerías europeas llegan mensajes de alarma sobre la ambigüedad de las posturas de la Liga Norte, partido eurófobo y xenófobo que lidera Matteo Salvini, y del populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que dirige Luigi di Maio. Ambos partidos obtuvieron los mejores resultados en las elecciones del 4 de marzo último, pero no lograron los legisladores suficientes exigidos por las leyes italianas para nombrar al primer ministro y a su gabinete.
No obstante, intentaron formar un gobierno. Pero sus negociaciones encallaron. La razón: la lista de ministros que presentaron incluía como titular de la cartera de Economía a Paolo Savona, un euroescéptico que incluso es autor de un ensayo que aboga por salir de la zona de la moneda común de la Unión Europea (UE). Presionado por los gobiernos europeos y los mercados, el presidente Mattarela vetó esa lista de ministros debido a la inclusión de Savona… e inició la crisis política.
Salir “en secreto” del euro
Con el título de ‘Plan B. Guía práctica para salir del euro’, Savona presentó el ensayo en octubre de 2015 durante un congreso de la Universidad de Roma.
“Crear una nueva moneda” para lograr luego su devaluación. “Disponer de herramientas eficaces para negociar con las instituciones europeas, también apoyándose en poderes externos al país”. Y después “abandonar la eurozona rápidamente”, evitando crear alarmas en los otros países europeos, para lo que se “mantendrá el plan en secreto”, sin comunicarlo a ciudadanos o medios de comunicación, hasta que la fase inicial de esta iniciativa se haya completado, se lee en algunas de las partes de este ensayo, filtrado poco antes que Mattarella tomara la decisión de vetar al Ejecutivo de M5S y la Liga.
“La decisión de Mattarella ha sido un grave error. Ese ensayo pretendía ser un ejercicio científico, una provocación, no una propuesta política”, comenta el economista Giulio Sapelli.
“No creo que en Italia haya muchos economistas que quieran que el país quede fuera del euro. Eso es falso. Lo que estamos pidiendo es que se ponga fin a la austeridad y se reforme la arquitectura de la Unión Europea (UE)”, añade el también euroescéptico Sapelli. “El problema es que ha prevalecido el neoliberalismo alemán, que ha causado estragos en las poblaciones, en particular en el sur (de la UE)”, concluye.
“El pensamiento económico de Roger Bootle (economista británico que inspiró a Savona) no ha tomado en consideración los enormes costos políticos y económicos que implica salir del euro”, evalúa, por su parte, el economista griego Yanis Varoufakis. “Es cierto que el euro, tal como fue pensado, se ha convertido en una jaula de austeridad para la mayoría de los europeos que viven en la Eurozona”, pero “la solución ahora pasa por la puesta en marcha de un New Deal europeo (…) Y Savona ha puesto poca atención en reformar a la Eurozona”, dice en entrevista con la corresponsal.
Tras vetar al Ejecutivo de la Liga y el M5S, Mattarela convocó a Cottarelli para que éste formara un gobierno. No obstante, a última hora del martes 29 de mayo algo se trabó, en tanto que el comisario europeo de presupuestos, el alemán Günther Oettinger, incendió aún más el debate al declarar que “los mercados le enseñarán a los italianos a votar bien”, refiriéndose al fuerte aumento de la prima de riesgo.
Ante la tempestad, desde el Quirinal llegó la primera aclaración a las 18:16 minutos de ese mismo día. Fue un intento por calmar los ánimos. “Cottarelli sencillamente ha pedido más tiempo para profundizar algunas cuestiones relacionadas con la lista (de ministros)”, explicó un portavoz. “Nadie ha hablado de renuncia”, aclaró.
“Y entonces ¿por qué no lo han dicho inmediatamente? Esta situación de incertidumbre es peligrosa. Los mercados se han incendiado de nuevo”, le cuestionaron los reporteros.
“Hoy no hablo. Perdónenme”, respondió el portavoz.
Las horas se sucedieron largas y tensas, hasta que finalmente desde el entorno de Cottarelli se filtró que la negociación entre el M5S y la Liga se había reactivado. Estos partidos querían proponer a Mattarella una nueva lista de ministros. No obstante, ninguno de los dos partidos formalizó su posición durante todo el miércoles 30, lo que dio pie a los rumores sobre nuevas elecciones.
Luigi Di Maio, líder de M5S, rompió el silencio la noche del jueves 31. A través de un video difundido por las redes sociales, pidió formalmente a sus socios de la Liga reconsiderar el nombramiento de Savona como ministro de Economía. “Encontremos una persona del mismo calibre que Savona”, manteniéndolo en “el equipo de gobierno, pero con otro cargo de ministro”, propuso Di Maio en un intento por reactivar el gobierno de coalición ya pactado con la Liga la semana anterior.
La refundación de la derecha
El caos político en Italia giró también alrededor de dos hechos imposibles de desdeñar en el escenario italiano y europeo. El primero: la reconstrucción de la derecha italiana en torno de la xenófoba y eurófoba Liga, que desde las elecciones de marzo pasado no ha parado de crecer en los sondeos. Su líder, Matteo Salvini, alcanzó en las últimas semanas 25% de apoyo popular, ocho puntos más que los obtenidos en las recientes elecciones generales.
Con una retórica política exitosa y apoyo de líderes como Marine Le Pen y el grupo de Visegrad (Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia), la Liga ha sabido transformar el malestar social y empresarial –en particular de las pequeñas y medianas empresas– en sentimientos de desconfianza y acérrimas críticas hacia las instituciones de la UE y su país más poderoso: Alemania.
Salvini, de 45 años, fue militante de las juventudes comunistas antes de entrar en el llamado movimiento nacionalista padano, que nació en los noventa impulsado por el partido la Liga Norte. Ahora se ha consagrado como el nuevo hombre fuerte de la derecha italiana. Para ello, primero desplazó a la vieja guardia de la Liga y sus ideas regionalistas y secesionistas, y luego abandonó al socio de toda la vida de este partido: el viejo Silvio Berlusconi, con el cual Salvini acudió en coalición en los últimos comicios y al que incluso le ha robado su retórica de reducir los impuestos, uno de los caballos de batalla más populares del discurso de Berlusconi.
El segundo hecho: el avance del M5S, un partido populista que en las pasadas elecciones fue el más votado, aunque ha perdido fuerza de atracción debido a que su electorado es inestable.
La más reciente maniobra del M5S –pedir a la Liga que reconsiderara el nombramiento de Savona– puso en jaque a Salvini. Dependía de él si habría o no un gobierno del M5S y la Liga. La respuesta llegó a las 19 horas del jueves 31 a través de una nota que difundieron “los grillitos”, llamados así porque uno de los fundadores del M5S se llama Beppe Grillo. Dicha nota informó que los dos partidos alcanzaron un pacto para formar “un gobierno político”.
De acuerdo con esa nota, el nuevo primer ministro italiano será Giuseppe Conte, un desconocido jurista de 54 años que ya había aceptado la semana anterior el cargo, para después comunicar que renunciaba a él ante la falta de apoyo del presidente italiano.
Poco después, Cottarelli –a quien el presidente había encargado la formación de un gobierno técnico– anunció que renunciaba a formar un Ejecutivo, y Conte leyó su lista de ministros.
En el nuevo Ejecutivo, Di Maio, el líder del M5S, será ministro de Trabajo y Desarrollo Económico, y Salvini, el dirigente de la Liga, será el nuevo ministro del Interior. Además, ambos serán también viceprimer ministros de Conte.
La cartera de Economía quedará en manos de Giovanni Tria, crítico de Alemania y el euro, tal como lo es el polémico Paolo Savona, quien ahora quedará como responsable de Asuntos Europeos.
Entre los ministros de Conte figura Giulia Bongiorno, la abogada que defendió al exgobernador mexicano Tomás Yarrington, de Tamaulipas, en la fase final del procedimiento de extradición mediante el cual Italia lo envío a Estados Unidos.