(2)Un caso que llegó ayer a la Subdirección de Mercados del Ayuntamiento de Mérida saca de nuevo a la luz el desorden que prevalece en los principales centros de abasto de esta capital.
La situación ameritó la intervención de inspectores de la oficina municipal, pero a fin de cuentas nada se resolvió.
El caso trascendió porque María Herminia Lizama Lizama acusó ante las autoridades municipales a su hermana Rosalía de Castillo de apoderarse por la fuerza de un puesto que, según asegura, ella ocupa desde 2004.
La acusada ofreció otra versión a reporteros de Grupo Megamedia: dijo que ella es en realidad la propietaria del local, por el cual pagó $30,000, y que sólo le había cedido la parte del frente a su hermana para que trabajara, pero ésta se introdujo después y cambió los candados.
El asunto podría parecer un pleito familiar, pero cobra relevancia porque se mezclan varios aspectos fuera de la ley, como la posesión de varios puestos a la vez por una sola persona y la compra de locales que, por ley, sólo deben ser otorgados por el Ayuntamiento en concesión.
En fechas recientes hemos publicado amplios reportajes sobre los problemas que afectan a los mercados Lucas de Gálvez y San Benito. La corrupción y los malos manejos, como la ocupación irregular de los locales, son los más comunes, alentados por líderes sindicales.
En el nuevo caso, María Herminia Lizama se reunió ayer en la mañana con funcionarios de la Subdirección de Mercados y acusó a su hermana Rosalía de despojarla del local 6 del bloque A-18, en el primer nivel del San Benito.
A raíz de ese reporte, Jéssica Quintal Martínez, coordinadora de inspectores del Centro Histórico, se hizo cargo de la situación y, acompañada de otros supervisores, se trasladó al local junto con la locataria que denunció el despojo.
En el lugar estaba Rosalía Lizama. Los inspectores platicaron con ella y, como no se llegó a nada, la mujer bajó las cortinas, colocó candados y se retiró.
Dos inspectores se quedaron junto al lugar. A corta distancia permaneció María Herminia Lizama, quien declaró a los reporteros que es posesionaria del local desde la inauguración del San Benito y que "todos los saben" en ese centro de abastos.
Su versión es la siguiente:
-Hace un tiempo contrajo una deuda de $15,000 con su hermana y le otorgó en garantía un documento de cesión del local.
-Al paso del tiempo pagó la deuda, pero Rosalía no le devolvió el documento y, por el contrario, lo usó como argumento para ocupar el local y ponerle nuevos candados el viernes pasado.
La versión de la acusada es diferente: asegura que compró el local a su hermana en 30 mil pesos, para lo cual se realizó una cesión de derechos ante un notario público el 7 de mayo de 2008.
Más adelante, indicó, María Herminia le pidió permiso para vender bisutería frente al puesto y guardar la mercancía en el interior, pero un día cambió los candados y "empezó a decir que el local era suyo".
Mario de la Cruz Castillo, esposo de Rosalía Lizama, dijo que desde la administración de Manuel Fuentes Alcocer sólo se requería la firma de un notario para hacer una cesión de derechos de los locales del San Benito, pero ahora ya no se quiere reconocer los contratos notariados.
De acuerdo con María Herminia Lizama, su hermana y su cuñado son dueños de varios locales en el San Benito y el Lucas de Gálvez. Incluso, mostró tres en el primer mercado, en el bloque A-20.- Angel Noh Estrada/Alejandro Moreno Peña
Un conflicto derivado de la posesión de un local pone en evidencia anomalías señaladas en recientes reportajes.
Parte acusadora
María Herminia Lizama Lizama acusa a su hermana Rosa Ligia de despojarla de su local, que, según dice, es su único sustento. Afirma que lo puede probar con documentos que están en el interior del puesto, pero no los puede retirar porque la acusada cambió los candados.
Parte acusada
La acusada asegura que ella es la legítima propietaria. Su esposo, Mario de la Cruz Castillo Fuentes, dice que el 22 de octubre de 2010 llevó a la Comuna una carta para solicitarle su intervención en este problema, pero le respondió que no puede intervenir porque es un lío familiar. "¿Cómo es posible que ahora nos quieran desalojar por la fuerza?", pregunta.
Abierto con normalidad
Por la tarde, el puesto ya había abierto de nuevo, ocupado por la familia Lizama-Castillo. La autoridad había ofrecido a la acusadora que recurriría a la fuerza pública.
