Publicada: 4 agosto 2011
El 4 de julio por la mañana el operador de un remolque cargado con un enorme tractor permanecía detenido con su maquinaria sin poder continuar su camino sobre Paseo de Montejo. Le impedían el paso varias señoras sentadas en sillas.
Exasperado, pero educado, el conductor bajó del remolque y se dirigió a ellas: "¿Se pueden mover, señoras?, deseo pasar".
Éstas le respondieron: "No venimos aquí a tomar el fresco, sino a evitar que pases".
Esa anécdota la cuenta María Inés Alcalá López, vecina desde hace más de 40 años de la zona donde se construye el "paso deprimido", el cual rechaza.
"Cinco señoras teníamos ocupadas las sillas para cerrar el paso", indica.
"El chofer mantenía detenida su máquina de 16 ruedas, pero aceleraba el motor para infundirnos miedo; yo oraba para que fuera prudente".
La señora Alcalá López subraya que la manifestación de ese día fue pacífica y vecinal, se congregaron matrimonios, muchachas, jóvenes y algunos niños. Su objetivo era ser escuchados por la Comuna.
"Yo estaba orgullosa de mi vecindario, pues muchos del rumbo sólo nos conocemos de vista y nos saludamos desde lejos. Pero ese día estuvimos más cercanos, unidos en un proyecto común.
"La presidenta municipal se hubiera ganado nuestra simpatía si nos hubiera dicho: esta obra es en beneficio de todos ustedes, pero si no la quieren entonces no la hago.
"Pero en lugar de esa actitud, imperó la soberbia: haré la obra porque se me da la gana".
Entrevistada en su domicilio, María Inés se duele por los universitarios que estuvieron ahí esa fecha y que, motivados por el ímpetu juvenil y sus conocimientos académicos, pretendieron razonar con las autoridades, y como respuesta "recibieron trancazos".
También indica que ella llegó a la glorieta a las siete de la mañana, acompañada de una de sus hijas. Estuvo ocho horas bajo el sol con los manifestantes.
"A las tres de la tarde me retiré para comer y, ya estando en la casa, recibí un telefonema de mi hija que me alertó: mamá, ya no regreses. Acaba de llegar una camioneta con muchos hombres armados con tubos, les están pegando a todos".- Hansel Vargas Aguilar
Tema: El paso deprimido
María Inés Alcalá López
"No venimos aquí a tomar el fresco, sino a evitar que pases".
"El chofer mantenía detenida su máquina de 16 ruedas, pero aceleraba el motor para infundirnos miedo; yo oraba para que fuera prudente".
"La presidenta municipal se hubiera ganado nuestra simpatía si nos hubiera dicho: esta obra es en beneficio de todos ustedes, pero si no la quieren entonces no la hago. Pero en lugar de esa actitud, imperó la soberbia: haré la obra porque se me da la gana".