Publicada: 7 agosto 2011
Aumentan los problemas en el Centro de Readaptación Social Femenil (Ceresofe): cerca de una decena de empleadas renunció debido al maltrato que recibían.
Ese Centro, como publicamos, estrenó directora hace varias semanas y, aunque está desocupado, los problemas se incrementan por malos tratos y vejaciones, como publicamos hace varios meses.
El problema mayor de ese lugar es que se invirtieron más de $100 millones en su construcción, pero hasta la fecha no funciona. Tiene nueva directora, Karina Pérez Ramos, y una planta laboral que incluye subdirectores operativos, administrativos, psicólogos, terapistas, etcétera; todos cobran, pero no desempeñan sus labores porque no hay internas.
El casi un centenar de presas del Estado sigue ocupando una sección del Cereso meridano.
El reclusorio femenil comenzó a construirse desde la administración anterior, pero hasta la fecha no funciona como tal.
Ante los malos tratos del personal directivo muchos empleados renunciaron o fueron presionados para que firmen su dimisión. Luego denunciaron acoso sexual, hostigamiento y otros delitos contra directivos, incluyendo a su jefe de seguridad, Luis Trejo Magaña.
Hace unos días renunciaron más empleados, principalmente mujeres que tienen como jefe a Trejo Magaña, cuya permanencia en ese lugar es contradictorio: un hombre no debe ser funcionario de un centro de reclusión femenil.
Jauri Valdez, Oscar Gamboa, Ángeles Trejo y otras custodios o empleadas administrativas se desligaron de ese lugar.
Las quejas han llegado hasta altas esferas del gobierno del Estado. Sin embargo, nada ha cambiado ni con la designación de la psicóloga Karina Pérez como directora, quien es auxiliada por el equipo anterior, del que había numerosas quejas.
En una red social se han encontrado fotografías del jefe de seguridad Trejo Magaña. Al parecer tiene nexos sentimentales con una funcionaria del mismo Centro, lo que por reglamento está prohibido debido a la naturaleza del trabajo y sus implicaciones con las internas.
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