Noticias de Yucatán
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El martes pasado el alcalde, Renán Barrera Concha, observó un panorama de la ciudaddiferente al que ordinariamente ve desde el Palacio Municipal.
A media mañana, después de presidir una ceremonia del programa Micromer, el concejal se dirigió a su despacho, pero a medio camino se desvió y tomó la escalera de piedra que lleva al techo del edificio.
Una vez ahí, entró a la torre donde está el viejo reloj municipal y ascendió por las dos escalinatas del interior hasta llegar al pequeño recinto donde está ese viejo cronómetro que desde hace décadas marca el tiempo de los meridanos.
En la sorpresiva visita Renán Barrera fue seguido sólo por algunos auxiliares de su oficina, como su secretaria Sabrina Romero Lope, una joven que por su edad y complexión no tuvo dificultad para igualar el paso de su jefe.
Después de ascender la primera escalinata metálica, el edil llegó a la primera sección limitada con balaustradas. Ahí cuelgan las gruesas pesas del mecanismo de cuerda del reloj.
Después subió por otra vieja escalera metálica en forma de caracol y penetró por un pequeño agujero para alcanzar el nicho. Arriba está la cúpula que remata a esa parte del Palacio Municipal.
En esa rápida visita el edil observó las condiciones del reloj y de esa parte del edificio. También estuvo un tiempo observando el panorama de la ciudad desde la barandilla de la torre.
Desde ahí tuvo una vista diferente de la Plaza Grande, la Catedral, el barrio de San Juan, la Universidad Autónoma de Yucatán, el ya vacío edificio del hotel Mérida, la estructura moderna del hotel El Castellano y la vieja edificación de piedra del Templo Expiatorio de Monjas.
Desde ahí se divisan también las torres de la iglesia de El Jesús, parte de la fachada del edificio Siglo XIX y la cúpula del teatro José Peón Contreras. La vista era agradable. El sol brillaba, soplaba el viento y predominaba un cielo azul y con nubes. Luego el alcalde regresó a sus ocupaciones.-