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“La ruta está bien pero pensé que los camiones tendrían aire acondicionado”, fue la respuesta de la joven Ileana Manríquez García al preguntarle sobre los camiones y la nueva ruta del Sistema Integral de Transporte Urbano (Situr) que parte del Centro de la ciudad y llega hasta Santa Gertrudis Copó, perteneciente a la empresa Línea 52 Norte, S.A de C.V.
“Hay muchísimo calor en la mañana y el aire acondicionado es una necesidad, debieron pensar en eso”, agregó la joven, quien trabaja como encargada de un negocio en la Plaza Comercial City Center, y a quien esta nueva ruta le facilita llegar a su destino diario.
Entrevistado al mediodía del pasado jueves, César Antonio Acereto Chan, operador de uno de los nuevos autobuses marca Ayco (Autopartes y componentes, S.A.), comentó que desde las cinco de la mañana y hasta esa hora había transportado en esa ruta a 100 personas.
El despachador del paradero inicial, en la calle 65 entre 50 y 52 del centro de Mérida, aseveró que en total todos los camiones de la ruta desde las 5 a.m. a la 1 p.m. habían transportado unos 600 pasajeros.
La falta de conocimiento de este nuevo circuito se evidencia en el bajo número de clientes, pues en un recorrido por la ruta para esta reseña el camión partió del Centro sólo con cuatro pasajeros, quienes bajaron en la avenida Líbano con calle 29 de la colonia México y de ahí continuó vacío.
De regreso, el número se duplicó, fueron ocho en total los que se fueron integrando durante el recorrido hasta llegar de nuevo al Centro.
De ida, el camión hizo 40 minutos hasta Santa Gertrudis Copó, pasando por el parque de La Mejorada, La Plancha, las avenidas Pérez Ponce y Alemán, el parque de Itzimná, las colonias México y Emiliano Zapata Norte, la zona de Casinos, el Pocito y la escuela Ateneo.
También pasó por la plaza comercial City Center, los desarrollos habitacionales Sentinello y Estelas de cocoyoles, Cocoyoles, Manantiales de Cocoyoles, Allegra, el Secreto de Cocoyoles, Punta Lago y Cabo Norte.
El autobús retornó por la misma ruta en un tiempo similar, no se detenía en paraderos vacíos y si alguien hacía la mano y no estaba en alguno de ellos, el camionero le indicaba que no le podía dar parada, o le señalaba el paradero en caso de estar cerca y ahí lo esperaba.
Las nuevas unidades Ayco constan de 37 asientos, puertas de ascenso y descenso (aunque se permite utilizar la primera indistintamente), cuatro ventanales con ventanas corredizas superiores e inferiores, que manipulan los propios pasajeros, botes de basura en los accesos, timbre para avisar del descenso y calcas para señalar los puntos del recorrido.
Detrás del conductor hay dos asientos pintados de amarillo destinados a personas discapacitadas, mujeres embarazadas o adultos mayores, y un cubreasientos con textos e imágenes que indican que hay que ceder los cuatro primeros lugares a estas personas. No se observó ninguna rampa de ascenso para personas en sillas de ruedas.
El pago es en efectivo o con las tarjetas correspondientes, las cuales se pasan a través de un lector óptico ubicado en la parte superior izquierda del asiento del conductor; cuenta con agarraderas en ambos lados, iluminación interior, los asientos son de plástico gris con carteles en los respaldos pidiendo cuidar los vehículos y respetar las normas.
“Cuando menos no tienen equipo de sonido que ponen a todo volumen y ni te escuchan cuando pides parada”, dijo Martín Camargo Toledo, quien tomó el camión en la colonia México de regreso para el Centro de la ciudad.
El viaje se realizó con relativa calma, pero la desesperación llegó al transitar rumbo al paradero sobre la calle 65 pasada la una y media de la tarde, pues los numerosos camiones y colectivos que tienen ahí sus paraderos, aunados a los vehículos que transitan a esa hora por las calles, los que se estacionan a las puertas de los comercios, e l intenso sol y las puertas no se abren hasta a la parada, alteró la tranquilidad del viaje.
“Mientras no se quiten los paraderos del Centro, todo seguirá exactamente igual, una locura vial”, sentenció uno de los pasajeros cuando pudo bajarse del camión.
La situación fue diferente en el recorrido por la existente ruta del Circuito Metropolitano que transita en un extenso y tardado recorrido de unas cuatro horas por el Conalep Mérida II, la UTM Santa Rosa, el IMSS de la 42 Sur, la Unidad Deportiva Kukulcán, la Universidad Pedagógica, Cruz Roja de Oriente, el Centro Escolar CTM y el IMSS Pacabtún.
También pasa por Procon, la Macro Plaza, Plaza Fiesta, el Monumento a las Haciendas, la glorieta del Pocito, el Ateneo, la Gran Plaza, el Tecnológico, la Glorieta de la Mestiza y la UNID en Francisco de Montejo, el Issste Lindavista, las plazas Dorada y Las Américas, la Central de Abastos y la avenida Madero 128.
Los camiones son similares y de la misma marca que la ruta anterior, pero la gran diferencia es que estos sí tienen aire acondicionado, al menos en el que se realizó este recorrido.
Las “viejas prácticas” permanecen, carreras para alcanzar más pasaje en puntos clave, velocidad alta sin importar baches o calles angostas y en doble sentido, arrancar apenas el pasaje pone los pies en las aceras, sin esperar un momento a que se aleje de la unidad, permitir el ascenso y descenso por la puerta delantera.
A eso se le suma que llevan pasaje de pie, frenan de manera brusca al llegar a los paraderos y se detienen a platicar cuando en el camino se topan con otra unidad en sentido inverso, sin importar el tránsito vehicular que viene detrás de ellos.
Las opiniones sobre el inicio de la primera fase del Situr son encontradas; las positivas refieren a que ya hacían falta camiones nuevos; las negativas, que la actitud de los choferes es la misma… sólo que con camiones nuevos.