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La era de los celulares está más fuerte que nunca, cada año crean celulares con más desarrollos tecnológicos lo cual hace que sean obsoletos en un tiempo muy corto, e incluso los hacen para que no duren y tengas que comprar otro.
Este término se le llama “obsolescencia programada” y es una estrategia comercial para vender más. Las empresas que fabrican los aparatos tecnológicos programan el fin de la vida útil de un producto o servicio para que después de un periodo de tiempo ese producto sea mejorado por otro e incluso se vuelve inservible, lo cual provoca que “tengas” que comprar otro.
De acuerdo con la Unidad de Inteligencia Competitiva, cada celular tiene un periodo de uso de dos años y aunque estuviera funcionando, en ese periodo sale otro producto mejorado. Sin embargo este no es el problema, el mayor problema son las consecuencias en el tema de impacto ambiental.
En la actualidad hay 80 millones de celulares en nuestro país, y cada uno de ellos será reemplazado por otro en un lapso muy corto, esto se traduce en una demanda de recursos energéticos que se requieren para la fabricación de nuevos productos. Solo en el 2013, 1.8 mil millones de celulares fueron vendidos alrededor del mundo pero en su proceso de fabricación es cuando hay un mayor impacto en cuanto energía. Un celular por sí solo produce 122 megatoneladas de CO2 que es más de lo que produciría un país como Bélgica, después seguimos con las sustancias tóxicas que contienen los celulares como PVC, ftalatos, retardantes de flama y berilio, toxinas que están en contacto tanto con personas como el medio ambiente y por último el tema de los residuos que se generan al desechar tantos dispositivos electrónicos cada día.
Para Greenpeace la industria tecnológica tendrá que ser más verde, creando productos que no sean desechables y erradicando esta “obsolescencia programada”.