Fiscalías de Edomex y Veracruz torturan y meten a prisión a inocentes, exhibe evidencia

23 noviembre 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy 
Salvador Becerril Ortíz y su hermano Armando están presos por el asesinato de un conocido suyo, ocurrido el sábado 20 de abril de 2013 a las 09:15 de la noche en Ecatepec, Estado de México. Sin embargo, a esa misma hora, Salvador, acusado de disparar el arma, se encontraba en el Estadio Azteca en un partido entre el América y los Pumas. Así intenta su familia demostrarlo ante la justicia mexicana, con base en diversas imágenes que obtuvo y que ha integrado a la defensa de Salvador.

“El partido fue a las ocho de la noche, de ocho a diez, y a la persona que matan fue a las 09:15”, explica José Ortíz, el tío de Salvador.
Las imágenes en video presentadas a Noticias Telemundo Investiga muestran a Salvador ubicado detrás de la portería norte del estadio a las 09:22 de esa misma noche, sólo siete minutos después del asesinato.
Salvador Becerril Ortíz y su hermano Armando están presos por el asesinato de un conocido suyo, ocurrido el sábado 20 de abril de 2013. Foto: Telemundo Investiga

Mauricio Rebollo, un amigo de Salvador, corrobora que ambos estuvieron en el estadio durante todo el partido, identificando la ubicación de Salvador y de su novia en el video.

El juez del caso de primera instancia y la Fiscalía del Estado de México que lo acusa no niegan que Salvador sea quien aparece en el video. Sin embargo, consideraron que Salvador pudo haber ido al estadio, luego salir, viajar a Ecatepec, cometer el asesinato y regresar a la porra, todo, en tan sólo siete minutos.

“En qué cabeza cabe, yo creo que ni James Bond puede hacer eso”, dice Juan Vilchis, abogado de Salvador, en referencia al argumento de la fiscalía. Al intentar recrear el trayecto desde el lugar del crimen hasta el Estadio Azteca, Noticias Telemundo Investiga tardó más de hora y media, sin tomar en cuenta lo que tardaría ingresar al estadio y ubicar un lugar. La fiscalía asegura que Salvador hizo este trayecto en siete minutos.

La autenticidad de las imágenes y la presencia de Salvador en el estadio las corroboró un escaneo y un software de identificación facial solicitados por su familia al perito particular Guillermo Ponce, quien aseguró que “no hay duda” de que la persona en el video es Salvador. Su tío, además, aporta una fotografía de una empresa de publicidad del Estadio Azteca en la que sale Salvador que fue tomada 15 minutos antes de que se cometiera el crimen.

No obstante, la acusación contra Salvador se basa en un testigo nunca localizado, de quien la Fiscalía sólo presentó, dos años después, una copia ilegible de su credencial de elector. Buscamos a la fiscalía del Estado de México para conocer el sustento de su acusación pero se negó a darlo.

En México el caso de Salvador podría sumarse a muchos más: de las 211 mil personas encarceladas, más de 90 mil son legalmente inocentes. Es decir, no se les ha comprobado el delito por el que se les acusa. Según un informe de Amnistía Internacional de 2017 titulado ‘Falsas Sospechas. Detenciones arbitrarias por la policía en México’, las detenciones arbitrarias en ese país son frecuentes, y peor aún, suelen ser “punto de partida de graves y persistentes violaciones de los derechos humanos en el país, tales como la tortura y otros malos tratos”.

Según esta organización, las razones para estas detenciones arbitrarias van desde “la extorsión a quienes detienen, los pagos de terceras personas para detener a alguien y la realización de detenciones políticamente motivadas” hasta “la detención de personas por un delito menor, para investigarlas por algún otro delito, o para sembrar evidencia y así no tener que investigar auténticamente los delitos que sí se llevan a cabo”.

Este último fue el caso de Marisol Vázquez. El 26 de octubre de 2012 comenzó como un día cualquiera para esta funcionaria de gobierno, pero pronto se convertiría en una pesadilla cuando elementos de la extinta Policía de Investigación de Veracruz la acusaron de ser líder de una peligrosa banda de secuestradores. Tras detenerla y torturarla durante 14 horas, la obligaron a inculparse.

Marisol cuenta que la primera amenaza que recibió fue que seis policías la violarían simultáneamente. “Me empezaron a quitar la ropa”, dice, agregando, “ya otro me pegaba, otro me jalaba el pelo y me sentaba, me volvían a parar, otro me daba toques”. Horas más tarde, la obligaron a firmar una declaración falsa, por la cual fue sentenciada a 24 años de prisión.

Tras 5 años presa, un tribunal consideró que las pruebas para acusarla de secuestro habían sido fabricadas y la declaró inocente el 21 de agosto de 2017. Buscamos a la Fiscalía de Veracruz para que explicara las razones de su acusación falsa pero se negó a responder. Telemundo
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