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Megamedia
Dicen que los primeros cien días de un gobierno sirven para evaluar sus intenciones. En el caso de Mauricio Vila Dosal, incluso es posible hacer un balance, en el que destacan su compromiso con la austeridad y la transparencia y su preocupación por el futuro de la capital yucateca.
Miércoles, 9 de diciembre de 2015 - Edición impresa
¿De qué le han servido estos primeros 100 días?
Me he dado cuenta de la magnitud del compromiso que tengo enfrente. Han sido 100 días sin pausa en los que he comenzado a aterrizar en la realidad las ideas que recogí en los días de campaña.
¿Ha sido como lo imaginaba?
Mucho más intenso, de jornadas interminables, pero lo cierto es que trabajar en la solución de los problemas de la gente es gratificante.
¿Qué es lo primero que ha hecho al frente del gobierno municipal?
Emprender una profunda reorganización administrativa. Nos enfocamos a reducir el gasto corriente y aumentar la eficiencia. Y para esto tuvimos que eliminar direcciones, fusionar otras. Por ejemplo, lo que eran antes tres institutos —de la Juventud, del Deporte y de la Salud— se convertieron en uno solo: la Dirección de Desarrollo Humano, con la consecuente reducción de burocracia. También se fusionaron las direcciones de Turismo y de Desarrollo Económico, desapareció la Oficialía Mayor, con sus seis subdirecciones y 22 jefaturas de departamento. No ha sido fácil, porque medidas de este calado provocan mucha resistencia, como en cualquier otra organización, pero sabemos qué estamos buscando: un gobierno más eficiente y que le cueste menos a los meridanos.
Ha sido complicado y doloroso, imagino…
Así es. Adelgazar la burocracia, reducir gastos, desafortunadamente implica despedir gente. Y el buen juez por su casa empieza: me reduje el sueldo 20%, la camioneta Suburban destinada a mi servicio la entregué para que se use como vehículo de traslado en comisarías (me transporto en mi vehículo particular), no acepté el seguro de gastos médicos al que tengo derecho y pago mis consultas y medicinas como cualquier meridano. Incluso mi teléfono celular es el de siempre y yo lo pago. Estoy convencido de que los ciudadanos están cansados de los privilegios de los políticos, que no corresponden con la realidad.
¿Qué ha logrado en estos primeros 100 días?
Poner los cimientos de “Mérida, la Ciudad Blanca”, un proyecto fundamental para el futuro de la ciudad que tiene como ejes esenciales la conservación de las tradiciones, la sustentabilidad, la accesibilidad universal y la movilidad urbana. Como reafirmación de nuestro compromiso con la transparencia, nos convertimos en el primer municipio del país —nadie lo había hecho antes— que sube a internet la declaración patrimonial, de intereses y de pago de impuestos de todos los funcionarios. Además, no sólo mantuvimos el Consejo Ciudadano de Seguimiento del Presupuesto, sino aumentamos sus facultades para que además participe en la elaboración del proyecto de nuestros gastos.
Dígame, ¿por qué la subida de impuestos? ¿Es tan necesaria en estos momentos?
Mérida no para de crecer: pronto llegará al millón de habitantes y su extensión cada día llega más lejos. Surgen fraccionamientos más allá del Periférico y evidentemente todos quieren calles pavimentadas, alumbrado público, recolección de basura. Esto implica que Mérida necesita más recursos para poder conservar la calidad de vida a la que estamos acostumbrados. Si hoy no tomamos decisiones pensando en el futuro, esa calidad de vida se puede empezar a perder.
¿Cómo ha estado la cooperación con el gobierno estatal?
Bien, ha sido una relación cordial. Ambos tenemos muy claro que nuestro objetivo es dar resultados a los ciudadanos y que los complejos problemas de Mérida sólo se pueden resolver si trabajamos juntos. Estoy seguro de que a los ciudadanos no les importa de qué partido somos, sino cuán eficientes y responsables.
Hábleme de tres momentos especiales —buenos o malos— de estos 100 días.
Comienzo con la toma de posesión, porque ese día puse a consideración de los ciudadanos mi plan de gobierno para los próximos tres años, y, por supuesto, la conformación de un gabinete integrado por profesionales bien preparados que comparten nuestra visión de ciudad y están dispuestos a colaborar para alcazar los objetivos. También destaco la solución del conflictivo tema de la basura, conseguida con diálogo y negociación, con el apoyo de diferentes sectores. Y un momento muy especial fue cuando se aprobó el Tribunal de lo Contencioso Administrativo Municipal, que después de 26 intentos y nueve años se pudo concretar por consenso en la primera ocasión que lo propusimos al Cabildo.
¿Cuál ha sido en este tramo la marca de la casa?
La austeridad. Somos un Ayuntamiento sobrio, ahorrativo, hemos eliminado gastos superfluos porque estamos conscientes de que el país vive una situación económica apremiante. Si a muchos meridanos no les alcanza con lo que ganan, las autoridades tenemos la obligación de practicar la austeridad y la disciplina. Otro de los rasgos distintivos de mi gobierno ha sido la cercanía con la gente: reactivamos el programa Miércoles Ciudadano y pusimos en marcha otro que a mí en lo particular me llena de satisfacción: “El alcalde en tu escuela”: todos los jueves visitamos un colegio público, a las 6:30 de la mañana instalamos en la puerta módulos de atención para recabar entre los papás las necesidades más apremiantes de la colonia. Nos enteramos de todo: si hay baches, si hay lámparas apagadas, si el parque está en malas condiciones, si el campo deportivo se está usando en forma adecuada. Eso me ha permitido conocer otras opiniones, no sólo la de los funcionarios públicos. En la medida de lo posible, los problemas reportados se resuelven en cinco días.
¿Qué proyectos destacan en su hoja de ruta?
Hay dos ejes que hemos estado tematizando. El primero tiene que ver con la Carta de los Derechos Culturales de Mérida. Solicitamos nuestro ingreso a una red de ciudades de muy alto nivel, la Agenda 21. En este grupo están las ciudades con las mejores prácticas culturales de todo el mundo: Barcelona, París, Buenos Aires… y muchas otras. Para ser aceptados debemos cubrir varios requisitos, como la firma de la Declaración de los Derechos Culturales, la cual especifica que todos los ciudadanos y todos quienes nos visitan tienen derecho a disfrutar de foros y eventos culturales. Ya hicimos nuestra solicitud formal de ingreso y esperemos en los próximos meses la buena noticia de que hemos sido aceptados, lo que redundaría en muchos beneficios para la ciudad, como poder intercambiar experiencias con ciudades como Montreal o París que tienen las más altas prácticas culturales y acceder a fondos internacionales. Otro proyecto importante es el Plan de Movilidad Urbana, el cual implica un cambio cultural que necesita la ciudad. Sabemos que no es un proyecto para concretar en un día ni en tres años, sino que requiere un proceso generacional, pero es muy importante que podamos empezar hoy.
¿A qué se refiere este plan de movilidad?
Cuando hablamos de movilidad urbana hablamos no de mover personas, sino de mover voluntades. El principal cambio debe ocurrir en nosotros. Buscamos que la ciudad sea un espacio donde podamos convivir y respetar a todos, tanto los que caminan como los que viajan en bicicleta, en automóvil, en moto o en transporte público, porque hoy lo que existe es una competencia feroz para ver quién gana la calle, que al fin y al cabo es de todos. Este Plan de Movilidad Urbana no es de Mauricio Vila ni de este Ayuntamiento, se necesitaron 14 meses de trabajo y la participación de 75 organizaciones ciudadanas para llegar a la presentación del proyecto. Entre todos definimos metas para el corto, mediano y largo plazo, que implican muchísimas cosas, desde una campaña de difusión sobre qué es la movilidad urbana hasta una modificación en las leyes, para lo cual, en su momento, esperamos contar con la colaboración del Congreso. Es un plan trascendental para el futuro.
¿Qué le preocupa al alcalde de Mérida?
Que podamos los meridanos conservar nuestra calidad de vida y que incluso la incrementos no solamente durante los próximos tres años, sino para los siguientes 30, 40 años, porque esta es la ciudad donde quiero que vivan mis hijos y sus hijos. Por eso es indispensable hacer lo que sea necesario, tomar decisiones arriesgadas que a lo mejor no son populares, pero que soy responsable de tomarlas como autoridad. Si no ponemos manos a la obra inmediatamente con visión de futuro, las generaciones de mañana pagarán las consecuencias y nos lo van a reclamar.
Mérida, la Ciudad Blanca es un proyecto fundamental para el futuro de la ciudad. Tiene como eje esencial la conservación de nuestros valores y nuestras tradiciones