Era muy joven cuando me casé, crecí en una familia acomodada, nunca carecí de nada en la vida, tenía mis vacaciones dos o tres veces al año, estudié en el extranjero y nunca tuve la necesidad de trabajar, mis padres me daban una buena vida, y cuando llegó el momento de casarme, aspiraba, como es de esperarse, a encontrar a una persona con un nivel de vida más cómodo que el mío.
Claro que lo encontré, no fué difícil porque soy muy bonita, pero mi esposo y su familia tienen mucho más dinero del que yo podría haberme imaginado, ellos son millonarios. Tienen yates y aeronaves privadas, yo había viajado a Europa, pero he tenido la fortuna de conocer muchos más países gracias a que me casé con él.
En el momento en que quiero, viajo para comprarme cosas, quizá las cosas más absurdas que ustedes se puedan imaginar, pero me hacen falta, en mi soledad me hacen bastante falta.
Pero hay un problema, nunca estuve enamorada de mi esposo, él es un hombre mucho mayor que yo y no es nada agradable, nunca lo ha sido. Cuando era más joven, me imaginaba que habría de casarme con un joven rico, sabía de todas las dificultades que se podrían presentar pero nunca me importó, yo tenía que tener un esposo rico fuera como fuera.
Cuando lo conocí a él, ya tenía casi los cincuenta, yo estaba en mis veintes. Él se interesó en mí, al principio no lo toleraba en asboluto, pero cuando supe que era un hombre de una familia bastante rica no lo dudé, él sería mi esposo. Tuvimos dos hijos, una hija y un hijo.
Él no es muy joven así que nos apresuramos a tener bebés, yo pasé mis embarazos cuidada a tiempo completo por una enfermera. Es la vida que cualquier mujer quiere, tengo personal a cargo de hacer absolutamente todo por mi, mis únicas preocupaciones son averiguar a dónde me voy a ir de vacaciones, y claro, cuidar que ninguna mujer ronde a mi esposo, aunque estamos casados, un hijo fuera del matrimonio puede arruinar mis planes de vida.
Yo pensaba que con el tiempo iba a poder superar todas las diferencias que tengo con mi esposo, vaya, que lo iba a querer tarde o temprano, pero no es así, ahora se que todo tiene un precio, y que casarse sin amor tiene uno muy alto. Les diré porque.
No soy dueña de mi cuerpo, mi esposo tiene relaciones sexuales conmigo en el momento que quiere, yo no puedo negarme, y básicamente, no puedo negarme a hacer cualquier cosa que me pida, trato de ser lo más complaciente posible con él, pero han llegado momentos en los que tenemos pleitazos muy fuertes, porque él quiere obligarme a hacer algo, y yo no quiero.
Cuando ha estado peleando conmigo, sabe donde darme, limita mis tarjetas de crédito para que no pueda comprar nada, nunca llevo efectivo conmigo, así que sin las tarjetas, no tengo asbolutamente nada.
Una vez en mi cumpleaños, me llevó un regalo y lo dejó a un lado de mi cama, cuando desperté miré un estuche color negro grisáceo de piel con las letras de TIFFANY & CO inscritas en color plateado, creí que era un reloj que le había estado pidiendo, y en vez de eso, era una rosa marchita, con el tallo corto. Burlas como ésta he tenido que aguantar porque no estoy dispuesta a dejar la posición que ahora tengo.
Me ha costado bastante acostumbrarme a su familia, que nunca estuvo de acuerdo en que se casara conmigo, ya que yo no tengo tanto dinero como ellos. Todo tiene un precio, el matrimonio por dinero lo tiene, y uno muy alto, no se hasta qué punto voy a soportar a mi esposo porque es un hecho que sabe que no lo amo, y puede dejarme a mi y a mis hijos sin nada en cuanto aparezca una mujer más bella, rica, joven e inteligente que yo.