Noticias de Yucatán
Un pueblo italiano reabre el caso de una bruja, decapitada y quemada en el 1716, acusada de infanticidio, apostasía, herejía, idolatría, sacrilegio, blasfema, sodomía y adulterio
Murió decapitada hace 300 años y su cuerpo fue quemado en el parque de Brentonico, pueblo de 4.000 habitantes de la provincia de Trento. Ahora el alcalde pretende rehabilitarla con un nuevo proceso. María Bertoletti, conocida como la Toldina, fue una de las últimas brujas en la región Trentino-Alto Adige, en el norte de Italia. Casada en segundo matrimonio con el sacristán Andrea Toldini, fue acusada en el 1715, cuando tenía 63 años, de haber establecido un pacto con el diablo para realizar atroces delitos. Ante un tribunal laico y no religioso, porque Brentonico no estaba sometido a la jurisdicción de la Inquisición romana, el elenco de las acusaciones contra la Toldina fue muy extenso: apostasía, herejía, idolatría, sacrilegio, blasfema, sodomía, adulterio, infanticidio y lesiones personales.
En el proceso se estableció que la bruja Toldini a sus 13 años tuvo el primer encuentro con el demonio, al que en señal de veneración «lo habría besado varias veces, entre saltos y bailes realizados en modo extremadamente obsceno», narra la sentencia de muerte.
Entre los delitos descritos por el juez figuraba el haber arrojado a un niño de cinco años a una gran olla con queso derretido hirviendo y haber envenenado a varios niños. Toldina fue considerada también culpable de haber dañado las producciones de vino y hacer improductivos terrenos agrícolas. En realidad, fue acusada de todos los males posibles. El tribunal precisó que lograba realizar sus fechorías por su pacto con el demonio y mediante prácticas con ungüentos, polvos, líquidos y artes diabólicas. Sometida a torturas físicas y psicológicas para que reconociera falsas acusaciones, la Toldina fue inducida a confesar delitos inexistentes. La sentencia de condena por brujería le llegó en marzo 1716, siendo decapitada y quemada en una hoguera en el parque de Brentonico con los habitantes del pueblo como testigos.
Reconstrucción de los acontecimientos
Ahora el alcalde de centro derecha, Christian Perenzoni, arquitecto, se ha dirigido al tribunal de apelación de Trento para que se revise el proceso y la Toldina sea rehabilitada. El alcalde considera que en la época en que fue condenada la Toldina había un exceso de folklore alrededor de los procesos y la muerte de las llamadas brujas. Por eso ahora desea rendir justicia y verdad histórica a la condenada. «La idea surgió hace dos años a raíz de un espectáculo sobre Toldina utilizado no para hacer conocer la realidad histórica de esta pobre mujer, sino con objetivos turísticos. Nos pareció que no se tenía en cuenta el dramatismo de una serie de circunstancias que llevaron a la muerte a la Toldina. De ahí nos vino la idea de reabrir el proceso, dando el encargo al historiador Carlo Andrea Postinger de reconstruir los acontecimientos», ha eclarado el alcalde Perenzoni.
En esta historia, que no es leyenda sino historia real, permanece un interrogante fundamental: ¿Cuál fue la verdadera culpa para que una mujer de edad avanzada en esa época fuera condenada a muerte? ¿Quizás por ser una mujer contracorriente, con una vida sentimental intensa, casada dos veces sin tener hijos? ¿Los acusadores se movieron inducidos por cuestiones hereditarias? Será el Tribunal de apelación de Trento el que establezca realmente lo que llevó a Toldina ante el verdugo, al que pagaron 75 florines alemanes.
También hoy brujas decapitadas
Desde la más remota antigüedad, en numerosas culturas ha existido la creencia en la brujería. Desgraciadamente, la decapitación y quema de brujas no es cosa del pasado, sino triste actualidad, constituyendo un grave problema en algunos países. En la isla de Nueva Guinea una multitud enfurecida torturó y quemó a cuatro mujeres acusadas de brujería, una creencia muy fuerte en el país. Ese mismo horror se vivió también recientemente en un pueblo de Assam, un estado al nordeste de la India, cuando Poni Orang, una mujer de 63 años fue decapitada tras ser acusada de haber procurado enfermedades y sufrimientos a la población. Los homicidios, con la acusación de brujería, superan el centenar desde el año 2010 en el citado estado de Assam. Detrás de las supersticiones y creencias en la brujería hay una despiadada lucha por las tierras: Se acusa de brujas a mujeres, en la mayoría de los casos viudas y ancianas, pero en realidad se esconde una batalla por sus tierras y sus propiedades.
Un pueblo italiano reabre el caso de una bruja, decapitada y quemada en el 1716, acusada de infanticidio, apostasía, herejía, idolatría, sacrilegio, blasfema, sodomía y adulterio
Murió decapitada hace 300 años y su cuerpo fue quemado en el parque de Brentonico, pueblo de 4.000 habitantes de la provincia de Trento. Ahora el alcalde pretende rehabilitarla con un nuevo proceso. María Bertoletti, conocida como la Toldina, fue una de las últimas brujas en la región Trentino-Alto Adige, en el norte de Italia. Casada en segundo matrimonio con el sacristán Andrea Toldini, fue acusada en el 1715, cuando tenía 63 años, de haber establecido un pacto con el diablo para realizar atroces delitos. Ante un tribunal laico y no religioso, porque Brentonico no estaba sometido a la jurisdicción de la Inquisición romana, el elenco de las acusaciones contra la Toldina fue muy extenso: apostasía, herejía, idolatría, sacrilegio, blasfema, sodomía, adulterio, infanticidio y lesiones personales.
En el proceso se estableció que la bruja Toldini a sus 13 años tuvo el primer encuentro con el demonio, al que en señal de veneración «lo habría besado varias veces, entre saltos y bailes realizados en modo extremadamente obsceno», narra la sentencia de muerte.
Entre los delitos descritos por el juez figuraba el haber arrojado a un niño de cinco años a una gran olla con queso derretido hirviendo y haber envenenado a varios niños. Toldina fue considerada también culpable de haber dañado las producciones de vino y hacer improductivos terrenos agrícolas. En realidad, fue acusada de todos los males posibles. El tribunal precisó que lograba realizar sus fechorías por su pacto con el demonio y mediante prácticas con ungüentos, polvos, líquidos y artes diabólicas. Sometida a torturas físicas y psicológicas para que reconociera falsas acusaciones, la Toldina fue inducida a confesar delitos inexistentes. La sentencia de condena por brujería le llegó en marzo 1716, siendo decapitada y quemada en una hoguera en el parque de Brentonico con los habitantes del pueblo como testigos.
Reconstrucción de los acontecimientos
Ahora el alcalde de centro derecha, Christian Perenzoni, arquitecto, se ha dirigido al tribunal de apelación de Trento para que se revise el proceso y la Toldina sea rehabilitada. El alcalde considera que en la época en que fue condenada la Toldina había un exceso de folklore alrededor de los procesos y la muerte de las llamadas brujas. Por eso ahora desea rendir justicia y verdad histórica a la condenada. «La idea surgió hace dos años a raíz de un espectáculo sobre Toldina utilizado no para hacer conocer la realidad histórica de esta pobre mujer, sino con objetivos turísticos. Nos pareció que no se tenía en cuenta el dramatismo de una serie de circunstancias que llevaron a la muerte a la Toldina. De ahí nos vino la idea de reabrir el proceso, dando el encargo al historiador Carlo Andrea Postinger de reconstruir los acontecimientos», ha eclarado el alcalde Perenzoni.
En esta historia, que no es leyenda sino historia real, permanece un interrogante fundamental: ¿Cuál fue la verdadera culpa para que una mujer de edad avanzada en esa época fuera condenada a muerte? ¿Quizás por ser una mujer contracorriente, con una vida sentimental intensa, casada dos veces sin tener hijos? ¿Los acusadores se movieron inducidos por cuestiones hereditarias? Será el Tribunal de apelación de Trento el que establezca realmente lo que llevó a Toldina ante el verdugo, al que pagaron 75 florines alemanes.
También hoy brujas decapitadas
Desde la más remota antigüedad, en numerosas culturas ha existido la creencia en la brujería. Desgraciadamente, la decapitación y quema de brujas no es cosa del pasado, sino triste actualidad, constituyendo un grave problema en algunos países. En la isla de Nueva Guinea una multitud enfurecida torturó y quemó a cuatro mujeres acusadas de brujería, una creencia muy fuerte en el país. Ese mismo horror se vivió también recientemente en un pueblo de Assam, un estado al nordeste de la India, cuando Poni Orang, una mujer de 63 años fue decapitada tras ser acusada de haber procurado enfermedades y sufrimientos a la población. Los homicidios, con la acusación de brujería, superan el centenar desde el año 2010 en el citado estado de Assam. Detrás de las supersticiones y creencias en la brujería hay una despiadada lucha por las tierras: Se acusa de brujas a mujeres, en la mayoría de los casos viudas y ancianas, pero en realidad se esconde una batalla por sus tierras y sus propiedades.