Este niño, que es el ciudadano más joven ejecutado en Estados Unidos, fue acusado por matar a golpes a dos niñas blancas y condenado a muerte solo tres meses más tarde. Era tan pequeño que tuvo que sentarse sobre una guía telefónica en la silla eléctrica, tal y como informa la cadena estadounidense NBC.
Defensores de los derechos civiles y familiares han intentado durante años reabrir el caso, argumentando que confesó bajo coacción. Una de las hermanas, Amie Ruffner, declaró que George no pudo haber asesinado a las niñas porque estaba con ella en ese momento.
La familia dice que la Policía se llevó al adolescente a un interrogatorio mientras sus padres estaban fuera y recuerda que un jurado blanco no tardó ni diez minutos en declararlo culpable. El abogado defensor ni siquiera apeló la condena.
Por su parte, la hermana pequeña de Stinney, Kathrine Robinson, maestra de escuela jubilada en Nueva Jersey de 80 años de edad, ha celebrado la noticia, aunque ha añadido que aún está obsesionada por la "injusticia" que le envió a la silla eléctrica.
Robinson ha agregado que a pesar de que han pasado siete décadas, ella tiene recuerdos claros de su hermano como "un muchacho tranquilo e inteligente, que podría hacer un silbato de un pedazo de caña y le encantaba dibujar". "Tenía mucho potencial para triunfar", ha sentenciado.
Defensores de los derechos civiles y familiares han intentado durante años reabrir el caso, argumentando que confesó bajo coacción. Una de las hermanas, Amie Ruffner, declaró que George no pudo haber asesinado a las niñas porque estaba con ella en ese momento.
La familia dice que la Policía se llevó al adolescente a un interrogatorio mientras sus padres estaban fuera y recuerda que un jurado blanco no tardó ni diez minutos en declararlo culpable. El abogado defensor ni siquiera apeló la condena.
Por su parte, la hermana pequeña de Stinney, Kathrine Robinson, maestra de escuela jubilada en Nueva Jersey de 80 años de edad, ha celebrado la noticia, aunque ha añadido que aún está obsesionada por la "injusticia" que le envió a la silla eléctrica.
Robinson ha agregado que a pesar de que han pasado siete décadas, ella tiene recuerdos claros de su hermano como "un muchacho tranquilo e inteligente, que podría hacer un silbato de un pedazo de caña y le encantaba dibujar". "Tenía mucho potencial para triunfar", ha sentenciado.