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Una de las reliquias de nuestra ciudad es “La Rafaelita”, una de las primeras aplanadoras con que fueron hechas las primeras calles de nuestra ciudad.
Les narramos a continuación una historia de esta máquina tomada del libro “Valladolid en la Nostalgia” de Dn. Néstor Aguilar Pérez. En nuestra colonial ciudad de Valladolid, al Oriente del Estado, precisamente donde se inicia la carretera libre de esa urbe hacia Mérida, se exhibe una aplanadora de calles llamada “La Rafaelita”.
He aquí el relato:
“Para el mes de agosto de 1923 llegó a Valladolid una brigada de ingenieros de México para comenzar la construcción de las calles. Después del trazo y levantamiento topográfico en diciembre, en enero se comenzó a trabajar a marchas forzadas. La llegada de maquinaria por ferrocarril fue constante, y cuando ya se hizo necesaria, se trajo una aplanadora.
“Y como eran varias calles para ‘aplanar’ se trajeron otras. Estas máquinas llegaron bajo la dirección del gran maestro mecánico D. Manuel García Barrios, más conocido con el mote de “El Rábano”, un señor delgado y alto de color claro que andaba en las calles con un “alicate”, un desarmador y una llave de media en la bolsa de su pantalón. A estas aplanadoras se les conoció con el nombre de ‘Rafaelitas’.
“Se sabe que este nombre provino de Mérida durante el gobierno de D. Carlos Peón cuando se importó la primera máquina aplanadora, y como el ingeniero D. Rafael Quintero fue el primero en usarla y explicar su manejo, el pueblo dio por llamarla ‘La Rafaelita’, nombre con que hasta hoy se le conoce. El inicio de construcción de calles fue el 4 de julio de 1925, siendo un acontecimiento mayúsculo, pues ese día vinieron los 3 ferrocarriles repletos de gente de varios puntos cercanos.
“La dirección de los trabajos de las calles estuvo a cargo de los ingenieros de vía terrestre Gumersindo Noveira y José González, ambos natos de Galicia, España, y el director de terracería el topógrafo Pablo Aguilón, mexicano, teniendo como chalanes a los terraceros D. Ángel Pérez y su sobrino el ‘Bombín Pérez’, Santiago y Patricio Gómez Fernández, Juan Echeverría y José Cupul, verdaderos maestros terraceros.
“El mismo Aguilón fue quien dirigió los trabajos del campo deportivo Aureliano Centeno y la última vez que estuvo este señor aquí en Valladolid fue cuando comenzó la construcción de la carretera a Puerto Juárez en el año de 1942 y tuvo bajo su orden al maestro Dn. Moisés Sánchez.
“Cuenta una anécdota que hubo una señora que vendía tacos en las puertas de ‘La Casa Rivero’. Esta señora se llamaba Rafaela Gómez Rivero y en este ‘puesto’ comía el Sr. Manuel García Barrios operador de la Rafaelita.
“Un día Dn. Hilario Esquivel ‘Dn. Wilson’ le hizo creer que don Manuel estaba locamente enamorado de ella y como era solterona lo creyó. Como Manuel era jocoso y las voladas las tenía en la punta de la lengua, la invitó a subir a la ‘Rafaelita’ y le pusieron una escalera ya encaramada junto al operador, al moverse la máquina ella lo abrazó y como era gorda y gruesa por el miedo de caer, Doña Rafaela no soltaba a Dn. Manuel y la gente soltaba a carcajadas en las calles, así surgió el mote de ‘Dn. Manuel y sus dos Rafaelitas”.-(Tomado del Libro "Valladolid en la Nostalgia", de Don Néstor Aguilar Pérez)
“La Rafaelita”
En ocasión de cumplirse 75 años de haberse iniciado la transformación urbana de esta heroica ciudad, rendimos homenaje a quienes con fe en la grandeza de Valladolid trajeron el progreso material y cultural. Este artefacto, “La Rafaelita”, resguarda la memoria histórica que enlaza el esfuerzo y la perseverancia que ha(n) caracterizado al noble pueblo vallisoletano de ayer, de hoy y de siempre. H. Ayuntamiento 1998 – 2001. Valladolid, Yuc., Méx., Noviembre 20 de 2000.
Una de las reliquias de nuestra ciudad es “La Rafaelita”, una de las primeras aplanadoras con que fueron hechas las primeras calles de nuestra ciudad.
Les narramos a continuación una historia de esta máquina tomada del libro “Valladolid en la Nostalgia” de Dn. Néstor Aguilar Pérez. En nuestra colonial ciudad de Valladolid, al Oriente del Estado, precisamente donde se inicia la carretera libre de esa urbe hacia Mérida, se exhibe una aplanadora de calles llamada “La Rafaelita”.
He aquí el relato:
“Para el mes de agosto de 1923 llegó a Valladolid una brigada de ingenieros de México para comenzar la construcción de las calles. Después del trazo y levantamiento topográfico en diciembre, en enero se comenzó a trabajar a marchas forzadas. La llegada de maquinaria por ferrocarril fue constante, y cuando ya se hizo necesaria, se trajo una aplanadora.
“Y como eran varias calles para ‘aplanar’ se trajeron otras. Estas máquinas llegaron bajo la dirección del gran maestro mecánico D. Manuel García Barrios, más conocido con el mote de “El Rábano”, un señor delgado y alto de color claro que andaba en las calles con un “alicate”, un desarmador y una llave de media en la bolsa de su pantalón. A estas aplanadoras se les conoció con el nombre de ‘Rafaelitas’.
“Se sabe que este nombre provino de Mérida durante el gobierno de D. Carlos Peón cuando se importó la primera máquina aplanadora, y como el ingeniero D. Rafael Quintero fue el primero en usarla y explicar su manejo, el pueblo dio por llamarla ‘La Rafaelita’, nombre con que hasta hoy se le conoce. El inicio de construcción de calles fue el 4 de julio de 1925, siendo un acontecimiento mayúsculo, pues ese día vinieron los 3 ferrocarriles repletos de gente de varios puntos cercanos.
“La dirección de los trabajos de las calles estuvo a cargo de los ingenieros de vía terrestre Gumersindo Noveira y José González, ambos natos de Galicia, España, y el director de terracería el topógrafo Pablo Aguilón, mexicano, teniendo como chalanes a los terraceros D. Ángel Pérez y su sobrino el ‘Bombín Pérez’, Santiago y Patricio Gómez Fernández, Juan Echeverría y José Cupul, verdaderos maestros terraceros.
“El mismo Aguilón fue quien dirigió los trabajos del campo deportivo Aureliano Centeno y la última vez que estuvo este señor aquí en Valladolid fue cuando comenzó la construcción de la carretera a Puerto Juárez en el año de 1942 y tuvo bajo su orden al maestro Dn. Moisés Sánchez.
“Cuenta una anécdota que hubo una señora que vendía tacos en las puertas de ‘La Casa Rivero’. Esta señora se llamaba Rafaela Gómez Rivero y en este ‘puesto’ comía el Sr. Manuel García Barrios operador de la Rafaelita.
“Un día Dn. Hilario Esquivel ‘Dn. Wilson’ le hizo creer que don Manuel estaba locamente enamorado de ella y como era solterona lo creyó. Como Manuel era jocoso y las voladas las tenía en la punta de la lengua, la invitó a subir a la ‘Rafaelita’ y le pusieron una escalera ya encaramada junto al operador, al moverse la máquina ella lo abrazó y como era gorda y gruesa por el miedo de caer, Doña Rafaela no soltaba a Dn. Manuel y la gente soltaba a carcajadas en las calles, así surgió el mote de ‘Dn. Manuel y sus dos Rafaelitas”.-(Tomado del Libro "Valladolid en la Nostalgia", de Don Néstor Aguilar Pérez)
“La Rafaelita”
En ocasión de cumplirse 75 años de haberse iniciado la transformación urbana de esta heroica ciudad, rendimos homenaje a quienes con fe en la grandeza de Valladolid trajeron el progreso material y cultural. Este artefacto, “La Rafaelita”, resguarda la memoria histórica que enlaza el esfuerzo y la perseverancia que ha(n) caracterizado al noble pueblo vallisoletano de ayer, de hoy y de siempre. H. Ayuntamiento 1998 – 2001. Valladolid, Yuc., Méx., Noviembre 20 de 2000.