Los primeros días del año, nadie hablaba de otra cosa. El miedo al desabasto llenó con largas filas las gasolineras. Había autos durante la madrugada para ser los primeros en cargar combustible. Las quejas y el temor a la paralización de varias actividades sociales y económicos entre la población de los estados centrales del país llenaban las redes sociales. Era la guerra contra el robo de combustible, el llamado huachicoleo, y tenía efectos colaterales. En sus primeros días de administración, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador decidió poner a prueba el inmenso bono político ganado en las elecciones con una estrategia para frenar en seco este ilícito.
López Obrador, que ha tomado al sector energético como uno de los pilares para sentar las bases de lo que llama la Cuarta Transformación, desplegó un plan que implicó el cierre de ductos para cerrar la llave a quienes habían robado cerca de 60,000 millones de pesos (mdp) al año , en un delito que además venía creciendo año con año desde hace más de una década.
Pero el operativo, hasta el momento, no ha tenido el impacto positivo que pudiera esperarse en las finanzas de la petrolera nacional.
El diagnóstico expuesto al iniciar el plan, en enero, decía que se extraían cerca de 56,000 barriles en promedio al día de combustible, tanto a través de los ductos de Pemex, como de las pipas. A partir de entonces, el Gobierno presume que ha reducido el delito a 6,000 barriles en promedio al día, lo que representa un ahorro diario de 24.8 millones de pesos, según un reporte al 30 de marzo.
Sin embargo, Pemex no ha visto reflejado ni en el volumen ni en los montos que recibe por la venta de combustibles el beneficio de esta caída en el huachicoleo. Las ventas de gasolinas Magna y Premium, por volumen, cayeron 7.5% anual en enero al pasar de 776,700 barriles a 706,800 barriles promedio diario, según datos de la petrolera nacional. El volumen también cayó 6% en febrero.
“Lo que debería estar sucediendo, si es que efectivamente se reduce el huachicol, es que se vendiera más”, afirma el socio de la consultora AT Kearney Raymundo Sánchez.
Una parte de la caída pudiera explicarse porque las firmas privadas han ganado terreno en la importación de gasolinas, pero el especialista apuntó que sigue sin ser relevante como para golpear las ventas de la petrolera nacional. Pemex sigue importando cerca del 95% de las gasolinas que se venden en el país, con unas pocas marcas haciendo sus primeros esfuerzos.
La baja en el consumo puede deberse a un cambio en los patrones de los automovilistas, que estuvieran comprando menos combustibles ante el alza de los precios, apunta el analista del sector energético Ramses Pech.
“No hay una estrategia clara todavía. Se cerraron los ductos para determinar dónde estaban las fugas, pero eso no implica que haya una verdadera estrategia integral para frenar este delito”, explica Pech.
Los ingresos de la compañía tampoco han mejorado derivado de este combate al robo de combustibles. El valor de las ventas de Pemex se desplomaron 21.6% anual en enero, al pasar de 41,217 mdp a 32,320 mdp; mientras que febrero disminuyeron 16.1%.
“En realidad, el combate no está siendo tan efectivo como la administración nos ha dicho”, señala Sánchez.
La administración asegura que sí ha habido ahorros, que presenta a diario en sus reportes de seguridad. Por ejemplo, el 30 de marzo reflejó un ahorro de 24.8 millones de pesos (mdp) por la gasolina Magna, o de 24.9 mdp, el 29 de marzo.
Pero estas estimaciones se hacen con un precio promedio de 19.70 pesos por litro al público de Magna, la misma referencia que usaron el primero reporte del 1 de enero, a pesar de que el precio promedio nacional de este combustible fue de 18.95 pesos por litro en enero y 19.30 pesos en febrero, ambos a nivel nacional, según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Estos precios, además, reflejan un aumento del 13.5% y 11.4% anual respecto a los mismos meses pero de 2018.
El Gobierno ha afirmado que parte de los ahorros que se darán como parte de esta estrategia para combatir este robo, ayudarán a pagar la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas Tabasco.
La masiva compra de pipas, que creó escenas de filas de choferes que querían encontrar una fuente de trabajo para conducirlas , tampoco ha ayudado en el tema de la distribución, debido a que sólo una parte se ha puesto en funcionamiento, agrega Pech. Así que, por ahora, los datos de Pemex no muestran ahorros para la petrolera nacional en este combate frontal contra el huachicol.