Mueren 4 integrantes de una familia por Covid-19 en menos de 10 días

01 octubre 2020
Noticias de Yucatán. 

En menos de 10 días, Andry Gabino Maldonado Morales enterró a su hermana, a sus padres y a su tía, que murieron tras contraer covid-19.

Su hermana Lilia, de 58 años, jubilada desde hace un año, creía que el virus pandémico era un invento, por lo que jamás siguió las indicaciones de resguardo y de mantener la sana distancia.

“Ella viajaba constantemente con sus amigos, entraba y salía de la casa de mis padres, de hecho, contagió a toda la familia por ignorancia”, afirma.

Su salud, sin embargo, comenzó a deteriorarse tan rápido que Lilia falleció el 30 de mayo en una clínica de Tlalnepantla y el 2 de junio recibieron sus cenizas.

​Lilia ya había llevado el virus a la casa de sus padres: doña Juana, de 85 años, era diabética y falleció el viernes 5 de junio, y don Jorge, de 86 años, diabético e hipertenso, murió tres días después, el lunes 8 de junio.

“Visité a mi madre el martes y me la traje conmigo. Comenzó a tener dificultades respiratorias severas desde ese 2 de junio, el médico me dijo que tenía neumonía, pero mi mamá se negó rotundamente ir a un hospital. 

“Llegó a saturar 57 por ciento de oxígeno en sangre y con el tanque de oxígeno se elevó a 78, además, en la exploración, el médico particular detectó costillas rotas por una caída previa”.

El médico fue muy claro sobre llevarla al hospital por la fuerza. “La van a intubar y sus posibilidades de sobrevivir son muy pocas” y también le advirtió sobre lo que implicaba dejarla en casa, “quedarse con la imagen de alguien que se ahoga, luchando por jalar aire”.

Andry siguió todas las indicaciones. Compró, junto con sus hermanos, un medicamento muy caro para combatir el VIH, pero su salud no mejoraba.

“Dejó comer y de hidratarse durante dos días, luego me sorprendió con la petición de que le preparara un caldo de pollo.

“Yo estaba muy optimista con esa supuesta mejoría”. Cuando regresó de hacer la despensa, “vi que el oxímetro marcaba 12, le dije mamacita y vi que sus ojos se ponían azules. Solo me quedó arrodillarme y le empecé a decir cosas bonitas, ahí en su cama, tardó en fallecer como 15 minutos”.

En el cuarto contiguo se encontraba su padre Jorge “no pude gritar de dolor, opté por salirme a la calle, hasta ahorita no sé quién le dijo a mi papá, que fue a ver su esposa ya muerta al otro cuarto”.

Andry se concentró en organizar el funeral de su madre y la enterró el sábado.

“Cuando llegamos del velorio, subieron a mi papá en su sillas de ruedas a su cuarto, lo vi triste y me dije 'se va a morir'. Él estaba como que en otra parte, con su mente pérdida y sus ojos mirando hacia un solo lugar.

Los pulmones de su padre estaban severamente dañados por el covid. “Tuve miedo. Le sobe sus pies y le prometí que sí se ponía bien lo iba a cargar y llevar a todos lados.

“Al Igual que mi madre, de pronto, tuvo una mejoría. Me pidió que lo sacara a pasear, fuimos con su tanque de oxígeno a La Basílica, todo de lejos, finalmente falleció la noche del lunes 8 de junio, también en casa, porque se negó ir al hospital”, relató.

Los servicios funerarios se lo llevaron en bolsas negras y, debido a la saturación, lo cremaron hasta el miércoles 10 de junio. “Tuve que dejar sólo a mi viejito en ese lugar”, comentó.

“En el inter, cuando estaba yo afuera, me hablaron mis primos de Estados Unidos y me dicen “¡no! Acaba de fallecer mi mamá”, hermana de mi mamá, muy allegada a mí, la quería como a mi madre”.

Anselma, de 86 años, falleció también por covid. Vivía a unas cuadras de la casa de doña Juana y don Jorge. Sus hijos estaban lejos y, por ello, Andry se hizo cargo de todos los trámites para enterrar a su tía en la tumba familiar.

Andry, desde el lunes, comenzó a presentar fiebre. El martes 9 de junio, recibió la noticia de que era positivo al covid. ”Me aísle por completo; tomé medicamento por 10 días. Contraté a una médica que me supervisó por videollamada.

“Todo ese tiempo me la pasé dormido y sudando, estaba muy débil. Llegue a saturar por mucho 90 por ciento de oxígeno en la sangre y perdí por completo la noción del tiempo. Me duele mucho haberme olvidados de mis padres, de ahogar mi dolor porque sabía que podría ser yo el siguiente, tengo hijos que mantener y cuidar”.

Con el tiempo, Andry comentó a retomar sus actividades. Una segunda prueba confirmó que ya no tenía el virus activo y, por lo tanto, ya no contagiaba.

En la familia Maldonado Morales todos se contagiaron, los hermanos y sus parejas, solo los niños dieron negativo. No hubo más decesos, algunos salieron rápido por presentar síntomas leves.

“Yo sigo teniendo secuelas, tos y fatiga, no puedo ni ver la televisión. Salgo un día porque necesito trabajar y tres días caigo en cama”.

Por ahora se olvidó del ejercicio y aún está pensando cuando regresará a tocar con su banda de rock.

Andry lamenta que el covid le quitó a a sus seres queridos y lo alejó de sus hermanos. “No acabó de digerir las muertes y llorar me debilita más; en realidad no entiendo porque la gente sigue sin atender las indicaciones de no salir a la calle y de protegerse, de cuidar a los más vulnerables”, comentó.

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