Afirma un dicho popular que, si algo funciona, mejor no tocarlo. Este ha sido el planteamiento de Samsung con su Galaxy S7 edge, el nuevo
smartphone tope de gama de la coreana y un firme candidato a convertirse en el mejor terminal del año. ¿Su secreto? Mantiene todo lo positivo del Galaxy S6 y mejora aquellas características en las que no estaba a la altura.
A imagen y semejanza
Esta declaración de intenciones queda patente nada más posar los ojos en él: en su diseño es difícil apreciar las diferencias con la versión anterior. Así, recurre a la misma estética con los mismos materiales: su carcasa es de aluminio y tanto la parte frontal como la trasera están cubiertas con una capa de cristal Gorilla Glass 4 3D que reduce de manera significativa los arañazos propios del día a día, aunque hace que las huellas queden firmemente marcadas.
Las diferencias en el exterior son tan sutiles como la mejora del acabado, que se ha trabajado para que la integración entre cristal y borde metálico sea más limpia. Ahora, la curva en la pantalla característica de los modelos
edge se ha acentuado, curvando asimismo la carcasa trasera y redondeando el borde metálico. Como beneficio adicional, se consigue mayor ergonomía y un agarre más cómodo. Por otro lado, presenta una pequeña mejora en el diseño de la cámara principal, que sobresale menos de la superficie del terminal (solo 0,46 milímetros). Junto a ella, se conserva el flash LED dual y un sensor de ritmo cardiaco que, con la popularidad de los
smartwatches o pulseras de monitorización que ya incorporan esta prestación, resultará prescindible para más de uno.
Los deseos, órdenes
Sin duda, una de las cualidades más admirables de este nuevo dispositivo es que Samsung ha tenido en cuenta las peticiones de los usuarios y ha devuelto al S7 un par de características que, si bien estuvieron presentes en anteriores generaciones, habían desaparecido el año pasado con el S6. La primera es la posibilidad de utilizar tarjetas microSD que, en esta ocasión, se insertan en la misma bandeja que la tarjeta nano SIM. Gracias a ello, es posible ampliar el almacenamiento hasta 200 Gb. No está nada mal, ya que los 32 Gb de memoria interna (de los que apenas se pueden usar 25) pueden quedarse cortos muy rápido si se almacena numeroso contenido multimedia.
Del mismo modo, se ha recuperado la resistencia al agua y al polvo gracias a la aplicación de Gore Tex para impermeabilizar el micrófono y el altavoz y a las juntas de goma en el puerto USB y la bandeja de la SIM. Así, el S7 resiste inmersiones a metro y medio de profundidad durante media hora. Por último, y siendo conscientes de los problemas que presentan las baterías de algunos modelos para superar la jornada de uso, se ha apostado por una unidad de mayor capacidad (3.600 mAh). Si bien hace que el grosor y el peso sean un poco superiores, consigue que el
smartphone llegue al final del día de forma holgada. Y eso con un uso intensivo, pero si se reduce es posible utilizarlo durante dos días. Una vez agotada, recargarla no tiene por qué resultar un proceso largo ya que el terminal es compatible con el sistema de carga rápida de Samsung, así como con la carga inalámbrica.
Para mirar
La pantalla del Galaxy S7 edge es, simplemente, espectacular. Posee un tamaño de 5,5 pulgadas, un panel Super AMOLED y una resolución de 2.560 x 1.440 píxeles. Esta combinación ofrece contenidos con gran brillo y contraste, un colorido intenso y una nitidez óptima. El único
pero está relacionado con su curva, que en exteriores puede provocar más reflejos de lo habitual. Precisamente se ha mejorado el uso que se puede dar a esta zona: sigue siendo un elemento más estético que funcional, pero ahora permite crear accesos directos a más funciones (correo electrónico, modos de la cámara, apps..) y a contactos y páginas web, por ejemplo.
La novedad más destacada es la función Always On Display, que durante los próximos meses se convertirá en una prestación común de muchos modelos del mercado (LG, por ejemplo, ofrece una solución similar en sus últimos lanzamientos). Su objetivo es sencillo: pese a que la pantalla esté apagada, sigue ofreciendo información básica como la fecha, la hora, la batería restante o el número de llamadas perdidas. Todo ello, sin que su uso tenga un impacto significativo en la autonomía del teléfono. Resulta muy curiosa, aunque todavía faltaría algún detalle para conseguir que sea perfecta: el principal, que además de las notificaciones de llamadas o SMS también muestre
whatsapps o mensajes de correo electrónico.
¿Cámara o móvil?
La cámara supone una pequeña revolución. Samsung ha apostado por una reducción de la resolución (de 16 megapíxeles del Galaxy S6 a 12 megapíxeles), lo que se traduce en una disminución del nivel de detalle cuando se hace zoom en una fotografía. Estas capturas tienen un formato 4:3, lo que no quiere decir que no puedan tomarse fotografías panorámicas: eso sí, con menos resolución. A cambio, toma imágenes más luminosas incluso en entornos oscuros. Lo consigue mediante la combinación de un objetivo con una apertura f/1.7, el aumento del tamaño de los píxeles del sensor y la tecnología Dual Pixel, que ayuda a que el enfoque sea más rápido. Por todo ello, el salto de calidad en las fotografías es importante, sobre todo en escenas nocturnas, y permite posicionar al terminal entre los smartphones con mejor cámara del mercado. La cámara delantera, por su parte, tiene 5 megapíxeles y f/1.7, además de funciones como la que permite crear un
selfie panorámico o iluminarlo con el encendido completo de la pantalla.
La aplicación de la cámara es realmente completa. Ofrece las capacidades esenciales desde el modo automático, donde también se pueden aplicar efectos, activar las capturas HDR o el temporizador, entre otros. Luego, incluye otros modos de disparo: desde las capturas panorámicas (que ahora cobran vida y permiten ver el movimiento de personas y objetos) hasta transmisiones en directo, collage de vídeo o cámara lenta. El modo Pro, por otra parte, es el que permite gestionar todos los controles manuales: velocidad de obturación, balance de blancos, ISO, enfoque, exposición...
Máxima potencia
Al echar un vistazo a las especificaciones técnicas, es imposible no fijarse en la incorporación de un procesador Exynos 8890 (desarrollado por Samsung) de ocho núcleos: de ellos, cuatro trabajan a un máximo de 2,3 GHz, y los restantes a 1,6 GHz. Se acompaña de 4 Gb de memoria RAM y una GPU un 64% más rápida que en la versión anterior. La combinación de estas características garantiza un uso fluido del terminal durante todas las tareas y permite editar vídeo, mover aplicaciones y disfrutar de videojuegos exigentes sin que se aprecie ningún retardo. Y para disipar el calor y mejorar el rendimiento, dispone de un sistema de refrigeración líquida que mantiene la temperatura a raya.
En cuanto a software, el protagonista es TouchWiz, la capa de personalización que utiliza habitualmente Samsung en sus móviles y que, en esta ocasión, funciona sobre Android Marshmallow. Aunque cada vez es más ligera, incluye varias apps preinstaladas (y la mayoría no se pueden desinstalar) y ciertas funcionalidades propias, entre las que destacan el asistente de voz S-Voice o la división de pantalla para mostrar dos apps de forma simultánea.
El esfuerzo por convertir el S7 en una plataforma ideal para juegos queda patente con la incorporación del Game Launcher, algo así como un centro de juegos en el que se recogen todos los títulos instalados en el móvil y que también permite activar sistemas de ahorro de energía, gestionar las notificaciones y bloquear botones físicos para reducir al máximo las interrupciones durante la partida.
También, plano
Además de la versión
edge, Samsung ha lanzado el Galaxy S7 en la versión tradicional, totalmente plana. Los materiales y características son comunes, pero cambian aspectos como el tamaño de su pantalla, que en el caso de esta versión es de 5,1 pulgadas (y misma resolución) o la capacidad de la batería, que se queda en 3.000 mAh. Su precio es algo inferior: 819 euros de la versión
edge por los 719 de la plana.
¿Qué más se le puede pedir a un
smartphone tan completo como este? Todavía hay algunas características mejorables: mantiene un altavoz de 1,5 vatios situado en el borde inferior del dispositivo que proporciona un sonido correcto pero bastante plano que se queda corto al tomar como referencia las cualidades de su pantalla; y el sensor de huellas, que funciona con el dispositivo bloqueado, pero continúa dando algún que otro problema con la identificación.
Por lo demás, quedan pocas prestaciones disponibles en la actualidad que no están presentes en el nuevo S7. Por lo que hay que mirar al futuro. Por eso, hubiera sido interesante la presencia de un conector USB Type C en lugar del microUSB y que permitiría, entre otras cosas, velocidades de transferencia o de carga más rápidas. Habrá que esperar hasta la próxima versión.