Un menor que presenta obesidad debe ser muy bien evaluado, ya que el sobrepeso puede ser signo inminente de desnutrición, indicaron especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El coordinador de Nutrición de la Delegación del IMSS en Sonora, Fredy Nava Raygoza, explicó que la alimentación de un niño con un aporte bajo de proteínas genera una descompensación en la cual hay acumulación de líquidos en sus tejidos.
Ello, abundó, les genera un edema y por lo tanto su apariencia será de sobrepeso.
“Muchos padres consideran que sus hijos están bien alimentados sólo porque los miran gorditos, pero realmente presentan algún grado de desnutrición, esto se debe principalmente a la falta de proteínas”, indicó.
Señaló que a esa situación también puede ir anexado abuso en el consumo de hidratos de carbono.
Explicó que la desnutrición no está relacionada sólo a la baja ingesta de calorías, sino que también se presenta por deficiencias en el consumo de vitaminas y minerales.
Precisó que esa condición se refleja en diferentes aspectos clínicos, como un cabello quebradizo o nivel bajo de hemoglobina en sangre.
La falta de hierro en el organismo afecta su óptima función, por lo tanto conlleva a los menores a problemas de aprendizaje y oxigenación del cuerpo por la baja conformación de glóbulos rojos, expuso.
Recomendó el consumo de frijol, lenteja, garbanzo, chícharo, acelga, espinaca y frutas cítricas.
Las proteínas que deben consumir los menores se obtienen de dos fuentes que son de origen animal como leche, huevo, quesos, vísceras, atún y sardinas, así como las vegetales como leguminosas, zanahoria y betabel para la vitamina A, abundó.
El coordinador de Nutrición de la Delegación del IMSS en Sonora, Fredy Nava Raygoza, explicó que la alimentación de un niño con un aporte bajo de proteínas genera una descompensación en la cual hay acumulación de líquidos en sus tejidos.
Ello, abundó, les genera un edema y por lo tanto su apariencia será de sobrepeso.
“Muchos padres consideran que sus hijos están bien alimentados sólo porque los miran gorditos, pero realmente presentan algún grado de desnutrición, esto se debe principalmente a la falta de proteínas”, indicó.
Señaló que a esa situación también puede ir anexado abuso en el consumo de hidratos de carbono.
Explicó que la desnutrición no está relacionada sólo a la baja ingesta de calorías, sino que también se presenta por deficiencias en el consumo de vitaminas y minerales.
Precisó que esa condición se refleja en diferentes aspectos clínicos, como un cabello quebradizo o nivel bajo de hemoglobina en sangre.
La falta de hierro en el organismo afecta su óptima función, por lo tanto conlleva a los menores a problemas de aprendizaje y oxigenación del cuerpo por la baja conformación de glóbulos rojos, expuso.
Recomendó el consumo de frijol, lenteja, garbanzo, chícharo, acelga, espinaca y frutas cítricas.
Las proteínas que deben consumir los menores se obtienen de dos fuentes que son de origen animal como leche, huevo, quesos, vísceras, atún y sardinas, así como las vegetales como leguminosas, zanahoria y betabel para la vitamina A, abundó.