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MONTERREY (apro).- La profesora de maestría de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Miriam Grunstein Dickter, denuncia que desde la Dirección de la institución, durante el tiempo que ella impartió cátedra, le alteraron calificaciones para acreditar a estudiantes que ella reprobó, con el propósito de conservar recursos federales.
Para entregar a los estudiantes las calificaciones apócrifas, la Facultad de Derecho habría argumentado que dio otro curso de Política Energética, materia que ella había impartido, aunque cree que esas clases de reposición nunca se hicieron, lo que representa un fraude, dice la doctora por la Universidad de Nueva York.
Para su sorpresa, alumnos que reprobaron recibieron el diploma de aprobación en su paso por la maestría en Derecho Energético. Entre los estudiantes beneficiados con estas presuntas trampas, se encuentra la candidata en 2015 a diputada federal en Nuevo León por el Partido Verde, Zulma Espinoza Mata.
Grunstein Dickter señala que ya presentó la respectiva denuncia a las autoridades académicas de la UANL que, al parecer, ya iniciaron un procedimiento contra el coordinador de maestría Rodrigo Alanís Lambretón, quien habría reconocido haber alterado las calificaciones para favorecer a alumnos.
Cree que las autoridades académicas de la Facultad también se vieron obligadas a falsear documentación porque el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) respalda esta maestría de especialidad en energía, y no querían perder el recurso que les entregaban.
La maestra dice que ya renunció a la Facultad en protesta por esta indebida alteración de los reportes que ella hizo cuando impartió la cátedra en tres cursos, desde abril del 2015.
La irregularidad denunciada ocurre en la Facultad de Derecho de la UANL, donde el año pasado se descubrió que alumnos operaban a favor de la candidata perdedora del PRI a la gubernatura, Ivonne Álvarez, ahora senadora.
Como resultado de lo anterior, el director Manuel Acuña renunció al puesto. Al momento del escándalo su esposa Mayela Quiroga era la suplente de Álvarez en el senado y actualmente es delegada de Semarnat en la entidad.
El departamento de Comunicación de la UANL reconoció que ya fue emprendida una investigación interna, en la que Alanís Lambretón aceptó su falta, por lo que se procederá a sancionarlo.
Alumnos “mediocres”
Grunstein Dickter es doctora en Letras por la Universidad de Nueva York. Tiene licenciatura en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y en Estudios latinoamericanos por la Universidad de Nuevo México.
Presume 27 años como profesora en instituciones de nivel superior en México y Estados Unidos. Su especialidad es la Energía, área en la que proporciona asesoría a empresas, a través de su firma de consultoría.
En abril del 2015 comenzó su trabajo como académica en la Maestría en Derecho Energético, que había abierto la Facultad de Derecho y Criminología (Facdyc) de la UANL. A lo largo de un año dio la clase de Política Energética Nacional e Internacional a tres generaciones distintas.
Radica en la Ciudad de México e impartía los cursos mediante clases de fin de semana intensivas, cuatro sesiones de cuatro horas y media cada una. Cada semana iba y venía desde la capital del país. Al finalizar esa instrucción, evaluaba a los cerca de 20 alumnos con exámenes, de los que extraía las calificaciones.
En entrevista telefónica dice que, al inicio, los resultados resultaron decepcionantes. A excepción de algunos alumnos entusiastas y comprometidos, la mayoría parecían confiados en que sus calificaciones serían arregladas si reprobaban, por lo que no se esforzaban.
“En la primera generación noté que el nivel del estudiantado era en promedio, digamos, mediocre. No terrible, no bueno, no sobresaliente. Tenían muchos problemas para preparar las clases, para las discusiones. En el aula era muy difícil, porque si no leían los materiales, el diálogo se complicaba.
“Entre los alumnos noté que muchos estaban participando en las campañas políticas por estar en curso las elecciones en Nuevo León y las intermedias en el país. Algunos faltaban a clase, por estar en esas campañas, lo que yo consideré inaceptable. O estaban en el aula o en la campaña. Era una elección que ellos debían tomar”, dice.
Eran tiempos de efervescencia política en Nuevo León. El ambiente en el aula estaba politizado. En medios de comunicación de la localidad se mencionaba que muchos alumnos hacían trabajo para el PRI. Ella dice que carece de elementos para afirmar que los estudiantes recibieron beneficios de la escuela por su labor partidista.
De esa primera generación, en su clase, la mitad reprobaron. De ellos, ocho no acreditaron la materia y dos no presentaron el examen.
La debacle de su clase ocurrió con la segunda generación a la que impartió la misma materia, en octubre de 2015. El candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón ya había ganado la elección para gobernador. La dirección de la Facdyc había sido relevada y en lugar de Acuña entró Oscar Lugo, como interino.
“Ahí me sorprendieron muchas cuestiones. La primera fue que los alumnos no tuvieran el más mínimo conocimiento en Derecho Constitucional, elemental para conocer el marco jurídico del sector energético porque las bases constitucionales cambiaron con la reforma energética”, recuerda.
Cuando preguntó porqué desconocían el tema, los estudiantes le dijeron que el profesor de la respectiva materia, estaba en campaña y no acudía a clase. Ella no conocía el nombre del mentor, pero le dijeron que era un subdirector de postgrado.
Le comunicó la irregularidad a Rodrigo Alanís Lambretón, coordinador de la maestría, quien le respondió que ya le habían dado una disculpa a los alumnos y que arreglaría el problema.
Abundaban alumnos que desconocían las bases del inglés, lo que representaba otro problema considerable, pues la mayoría de la literatura en materia energética está escrita en ese idioma. Esta habilidad era requerida para ingresar a la maestría, subraya.
Aclara que sí había excelentes alumnos, pero eran minoría. Considera que muchos alumnos se inscribieron en la maestría animados por la posibilidad que les ofreció la UANL para obtener el “títulito” con facilidad.
“Entró en vigor el programa estratégico en recursos humanos en el sector Energético y Conacyt decidió apoyar esa maestría. Esta instancia no es responsable de la calidad de las clases, sólo evaluador. Esta maestría recibe fondos de Conacyt y la subsecretaría de Planeación de la secretaría de Energía (Sener)”, dice.
La maestría es cara, dice, porque muchos de los profesores que imparten materia en ella proceden del exterior del estado, pues aquí no hay suficientes especialistas en la materia.
“Hubo una intención de la universidad de jalar el mayor número de alumnos para cubrir los costos de la maestría que eran altos. Y les dijeron: ‘Te vamos a dar un titulito y vas a salir al mercado y te vas a hacer millonario, pues en eso de la Energía los abogados ganan mucho dinero’. Pues sí, se puede, pero después de muchos años de experiencia y prestigio”, señala.
El fracaso de la segunda generación, abunda, fue extraordinario. De 25 alumnos reprobó a 22.
Alanís, autor del fraude académico
En protesta por las trampas que observó durante su participación como profesora en la UANL, Miriam Grunstein presentó una queja ante la Conacyt, para que investigaran el fraude académico que se cometió en la Facultad de Derecho y Criminología, en especial, en la maestría que la dependencia federal respaldaba.
Señala la académica que recibió una confesión, vía correo electrónico, del director interino Oscar Lugo, que le señaló que Rodrigo Alanís había alterado las calificaciones para beneficiar a los alumnos. El mail fue presentado a las autoridades de Conacyt, como prueba del timo, dice.
La académica comenta que sospechó de la turbiedad en el manejo de los exámenes, cuando se comunicó con Alanís para mencionarle la necesidad de tomar medidas para elevar el nivel académico.
“Me dijo textualmente: ‘Si sigues reprobando alumnos, nos vamos a quedar sin maestría’. En ese momento entré en estado de alerta, porque eso nunca me lo había dicho nadie en ninguna institución. Y era casi un exhorto para pasarlos y mantener el financiamiento del programa”, recuerda.
Le explicó a Alanís Lambretón que había elaborado un examen complejo a propósito, para obligar a los estudiantes a estudiar. Para la prueba, les dio de plazo una semana para que, fuera del aula, elaboraran un ensayo sobre un tema en particular.
Pero abundaron los textos plagados de ocurrencias y sin fundamento, que no merecían calificación aprobatoria. Como remedio a esta situación, ofreció dar a los alumnos un examen extraordinario, de opción múltiple.
Le pidió específicamente a Alanís Lambretón que conservara el examen hasta que lo aplicara. Pero sospecha que fue filtrado porque las respuestas de muchos de los reprobados coincidían en los mismos errores. La tasa de reprobados aumentó, en relación al primer grupo.
Un mes después, cuando comenzó el curso con la tercera generación, los alumnos tuvieron un leve repunte.
Candidata del PVEM, de los beneficiados
A este grupo acudían, como alumnos, una candidata a diputada por el Partido Verde, Zulma Espinoza, y también su guardaespaldas, cuyo nombre no recuerda.
“Esta candidata jamás apareció en mi clase porque estaba en campaña y acaba de recibir su reconocimiento del secretario de Energía en la ceremonia de graduación y solo ahora me vengo a enterar que entre los aprobados está esta mujer junto a otros alumnos que cursaron mi clase, sin que el director de la Facultad me haya dicho nada”, dice.
Afirma que Espinoza apareció en una sola sesión en su curso, pero ya no regresó. Y obtuvo el reconocimiento como acreditada de la clase junto con otros que tampoco aprobaron la materia.
La doctora señala que se percató de la falsificación de las notas cuando se enteró que los alumnos del primer curso estaban recibiendo sus diplomas que avalaban su aprobación, en específico, la materia que ella impartió.
“Le pregunté al director Lugo Serrato qué había pasado con estos que yo había reprobado y no me dio explicación alguna. No me contestó hasta que le envié un correo filoso en el que le comentaba que no entendía cómo es que varios reprobados recibieron su reconocimiento el día de la graduación. Y envié el mail con copia al director de becas de Conacyt (Pablo Rojo)”, señala.
Presionado, el director de la Facdyc le explicó a la maestra Grunstein que esos alumnos habían recursado la materia con otro profesor, una determinación de la que ella no fue enterada pese a que, según señala, tenían un acuerdo verbal con Lugo de que todos los no acreditados volverían a tomar el curso con ella.
Considera que fue engañada por el director, quien le dio esta explicación hasta un año después de que fueron reprobados. Cree que el directivo optó por una salida fácil para retirar del programa académico a la “profesora incómoda”, como cree que a ella la consideraban.
“Esto me da a entender que hubo ahí un curso fantasma, porque la materia de Política Energética no es una materia fácil de dar. Yo misma he tenido qué estudiar muchísimo. Como es nacional e internacional, debes tener conocimiento de la política energética mexicana, algo muy complejo, y debes tener nociones de lo mismo pero a nivel internacional.
“Que espontáneamente hayan salido con un profesor que impartía la materia y que estos alumnos pasaran, me parece inverosímil. No es imposible, pero sería interesante que el profesor que impartió la materia diera la cara, mostrara el temario y sus métodos de evaluación”, argumenta.
Los tres cursos terminaron y ella sospecha que, por truculencias de directivos de la Facdy, no hubo alumnos reprobados. Desde hace cinco meses ha demandado las calificaciones finales registradas en el sistema, que ella sostiene fueron manipuladas para beneficiar a los alumnos, y aún no tiene respuesta del director Oscar Lugo.
Grunstein señala que finalmente el 20 de mayo Oscar Lugo le comunicó telefónicamente que por la denuncia que ella presentó, Alanís Lambretón fue puesto a disposición de la Comisión de Honor y Justicia de la UANL, para ser juzgado “por falta grave”.
Le reveló en ese diálogo que los alumnos beneficiados estuvieron en complicidad con Alanís para recibir resultados alterados. No sabe en qué etapa se encuentra el proceso de sanción a Alanís.
Por su parte, la UANL informó que ya es objeto de investigación el directivo cuestionado por Grunstein.
En un comunicado, explicó que el director interino investigó la denuncia y encontró que Alanís aceptó haber modificado las calificaciones sin consentimiento de la maestra titular.
Los beneficiados fueron 23 alumnos de la materia Políticas Energéticas y su Regulación de la segunda generación y cuatro alumnos de Política Energética Internacional, de la tercera.
Los alumnos indebidamente beneficiados serán notificados de su situación académica y se les indicará la manera en que pueden regularizar su situación.
La institución aclara que ningún estudiante de la primera generación, que recibieron constancia de terminación de estudios, está involucrado en la irregularidad.