En medio del escándalo que ha generado el caso “Mi Stilo es Yucatán”, ahora sale a la luz que ese plan impulsado por el gobierno del Estado es producto del plagio de un proyecto para relanzar la guayabera yucateca de alta calidad en el mercado nacional e internacional.
Se trata de un proyecto que comenzó a gestarse hace más de dos años con la participación de pequeños fabricantes, talleres familiares, industriales y expertos en diseño, y estaba prácticamente listo para ser lanzado, pero por falta de recursos se detuvo.
De acuerdo con una investigación realizada por este periódico, el proyecto ya tenía definidas sus líneas de acción para salir al mercado con una guayabera estilizada de alta moda, innovadora, y respaldada por una marca y la denominación de origen.
Ese plan surgió como una opción para impulsar la industria de la confección que se había desplomado. De los 30,000 empleos que generaba esa actividad, ya se habían perdido 15,000.
Yucatán ya no podía competir en la industria de la maquila, que se basa en la mano de obra barata y la producción en serie. Tenía que encontrar otros nichos de mercado, haciendo uso de sus fortalezas.
De ahí se pensó en innovar la prenda que le ha dado fama y en crear un sistema de producción de alta calidad, a la que tenían que ajustarse todos los fabricantes, desde los talleres familiares desperdigados por todo el Estado, hasta los industriales.
El plan ya contaba incluso con una estrategia de publicidad y mercadotecnia, desarrollada por Gabriela López Gómez, directora de la empresa Local Consultores y asesora de la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco.
Según nuestras fuentes, el director de Ibiznes, Adolfo Peniche Larrea, fue quien propuso invitar a su novia Gabriela López para que participe en el plan.
La delegación local de la Secretaría de Economía (SE) ya había aceptado aportar dinero para apoyar el proyecto de relanzamiento de la guayabera (de lo que informamos en la portada de esta sección), pero con la condición de que el gobierno del Estado depositara su parte.
En principio, el compromiso federal y estatal era apoyar el proyecto con $5 millones cada uno.
Todo iba bien hasta allí, pero en enero de este año, cuando los promotores acudieron a entrevistarse con la secretaria de Fomento Económico, Diana Castañeda Medina, para tratar el asunto de la aportación, la funcionaria les informó que no había dinero.
Diana Castañeda, según testigos de la reunión, les dijo que la Sefoe sólo tenía $9 millones, pero todo estaba comprometido, de manera que no había recursos para cumplir el compromiso.
Ante la falta de la aportación estatal, la delegación de la Secretaría Economía se vio impedida para dar su parte.
Fue así como el proyecto del relanzamiento de la guayabera yucateca se frenó.
Poco tiempo después surgió la empresa Ibonica y con ella el proyecto “Mi Stilo es Yucatán”, basado en el mismo concepto del relanzamiento de la guayabera, sólo que teniendo como eje el vestido típico estilizado de alta moda.
Papel importante En ese proyecto, como hemos publicado, Gabriela López y Adolfo Peniche juegan un papel clave. La primera como asesora y el segundo como dueño de Ibonica, la firma preferida del proyecto, en la que un hermano de Gabriela, Alberto, es encargado de comercialización en Monterrey.
La directora de “Mi Stilo es Yucatán” es, incluso, Edaminé Novelo Bahena, quien es empleada o trabajó en Local Consultores.
Por la forma en que surgió y los actores que figuran en “Mi Stilo”, los pequeños fabricantes y otros participantes del plan original lo consideran un plagio, “un fusil”.
“Para eso sí hubo dinero”, se quejó un fabricante de guayaberas que participó en el proyecto original, al referirse a todo el apoyo que ha recibido “Mi Stilo” de parte del gobierno del Estado.
El Ejecutivo no ha informado hasta hoy cuánto dinero ya gastó en ese proyecto, del que aún hay muchas dudas por los vínculos público-privados que están inmersos.